El país de las escasas primaveras - 20 de Julio de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 939504883

El país de las escasas primaveras

Los mayas creían que la historia era circular, sujeta a constantes ciclos de repetición, y la de Centroamérica da para creerlo. Según se repetía la posición de las estrellas, se repetía la historia. Ahora mismo, parecen encontrase de nuevo en el lugar que tenían en el cielo hace 80 años, en 1943, cuando el istmo se hallaba sometido a crueles dictaduras que, a su vez, eran símiles de otras de más atrás: el general Ubico, que creía parecerse a Napoleón, reinaba en Guatemala; el general Hernández Martínez, creyente del espiritismo, en El Salvador; el general Carías, que utilizaba una silla eléctrica de voltaje suficiente para chamuscar a los prisioneros políticos, en Honduras, y el general Somoza, que metía a sus propios prisioneros en jaulas de su jardín zoológico, en Nicaragua. Al año siguiente, en 1944, cuando soplaban vientos antifascistas en los finales de la guerra mundial, una ola de protestas callejeras en las capitales de Centroamérica se llevó al general Martínez y al general Ubico. Sobrevivieron a duras penas Carías, que murió en su cama, y Somoza, que años después se encontró con las balas de un poeta. Y sucedió lo inaudito: derrocado Ubico, el doctor Juan José Arévalo, un maestro normalista, exiliado en Argentina, fue electo presidente de la república con el 85 % de los votos. Los folletos turísticos ensalzan a Guatemala como el país de la eterna primavera. Luis Cardoza y Aragón hablaba más bien del país de la eterna balacera, y hay un cuadro de Luis Díaz que se titula Guatebala. Arévalo es recordado como iniciador de una primavera democrática, interrumpida cuando su sucesor constitucional, el coronel Jacobo Árbenz, fue derrocado en 1954 por un golpe militar patrocinado por la United Fruit y los hermanos Dulles. La caída de Árbenz es tema de la novela de Vargas Llosa Tiempos recios. Arévalo, igual que Árbenz, fue anatemizado por comunista. Proclamaba un "socialismo espiritual" basado en reformas profundas en la educación, algo que un marxista ortodoxo clasificaría como socialismo utópico; pero los retrógrados no quisieron escucharlo: "El comunismo era contrario a la psicología del hombre". Un reformador que quiso modernizar la sociedad guatemalteca, feudal en su estructura agraria, con una inmensa población...

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