La paradoja del refugio: se anuncia como inclusión, se resuelve como exclusión (despolitización) - Despolitización y resistencias en la paradoja del refugio. Experiencias de colombianos en Ecuador y Canadá - Libros y Revistas - VLEX 936462417

La paradoja del refugio: se anuncia como inclusión, se resuelve como exclusión (despolitización)

AutorAdriana Marcela Medina Carrillo
Páginas95-126
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Capítulo 2
La paradoja del refugio: se anuncia como
inclusión, se resuelve como exclusión
(despolitización)
Foto 26. El refugio como inclusión-excluyente. Frontera entre
México y Estados Unidos, Douglas, Arizona
Tomada el 22 de mayo del 2015 por Adriana Medina
En este capítulo se explica la paradoja del refugio desde el enfoque de la
despolitización (Agamben, 1998). Se analizan las consideraciones políticas
sobre los refugiados que están en juego en el debate contemporáneo y que
han conducido a que, en particular, los Estados de destino y la  desde
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diversas perspectivas sobre el refugio (que tienen distintos orígenes e his-
torias), se reduzcan los espacios de agencia política y participación de los
refugiados en las comunidades de origen y destino (Darling, 2014; Nyers,
2006). Se presentan tres de estas perspectivas según las cuales el refugio es
una situación humanitaria, de ujos migratorios y de seguridad.
2.1. El refugio como categoría de inclusión excluyente:
la despolitización de las personas refugiadas
Entender el refugio como una situación en la que simultáneamente se da
una inclusión y una exclusión parece una contradicción. Sin embargo, el
refugio ha sido comprendido bajo esta connotación al ser el resultado del
tránsito de las personas refugiadas desde la vida política hacia la vida desnuda:
la despolitización en los términos de Agamben (1998). La comprensión
de este proceso parte de la armación según la cual la vida humana está
dentro del entramado denominado formas de vida. Dice: “[…] los modos,
actos y procesos singulares del vivir no son nunca simplemente hechos, sino
siempre y sobre todo posibilidad de vivir, siempre y sobre todo potencia
(p. 11). Todo acontecer cotidiano es una posibilidad para potenciar la vida
en uno u otro sentido, para darle forma, pues lo que está en juego es la fe-
licidad como situación única de las personas. Esa posibilidad de pensar y
potenciar la vida hace que sus vidas sean vidas políticas.
De aquí que a Agamben (2001) le preocupe el lugar “subalterno” que
desde nales de siglo  se le ha dado a la política respecto a otros campos.
Para él, en el refugio, y más claramente en la gura del refugiado, se ha “sub-
alternizado” lo político, lo que muestra la “perversidad” que se esconde detrás
del derecho de Occidente en su afán por regular la vida humana y reducirla
a la simple vida biológica o nuda vida desprovista de vida política1 (p. 12).
1 Las aproximaciones de Agamben en textos como Homo sacer I y II. El poder soberano y la nuda
vida (1998), Estado de excepción (2003) o Medios sin n (2001) están ampliamente inuenciadas por
los trabajos de Benjamin, Arendt y Foucault. En particular, el concepto de vida política lo desarrolla
a partir de la lectura de La voluntad del saber de Foucault, quien entiende la “biopolítica” como la
manera en que durante la edad moderna, cuando la vida pasa a ser el centro de la política, el indivi-
duo —en el proceso de pensarse a sí mismo— se vincula a un poder de control exterior que le quita
la dimensión política de su vida y se la reduce, para Agamben (1998, pp. 151-152), a la nuda vida.
Hobbes (2001) ya había anunciado esto, de manera parcial, en su análisis sobre el surgimiento
del Estado y la soberanía. En el estado de naturaleza la vida solo cobra relevancia al estar en riesgo de
muerte gracias a la lucha entre los individuos por ejercer el derecho ilimitado. Al pasar a la protección
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Siendo así, en el momento en que las personas son expulsadas de sus
territorios y nombradas como refugiados, son lo opuesto a los ciudadanos
en las sociedades de destino, y ahí es cuando se convalida su despolitización.
El refugio toma forma de paradoja al incluir y excluir simultáneamente
con las mismas razones: porque es un asunto humanitario o porque es una
situación excepcional, pero en últimas porque justica la separación entre
los derechos humanos y los derechos del ciudadano (Agamben, 1998).
Arendt logra exponer claramente la manera en que la vida política se
transforma en nuda vida, y el tránsito justica y es justicado como necesa-
rio en los totalitarismos que requieren del dominio total (Agamben, 1998).
En Los orígenes del totalitarismo, Arendt (1974) narra cómo los refugiados,
inicialmente los apátridas, en el periodo de entreguerras fueron aquellos
que, en medio de las guerras civiles, debieron dejarlo todo en sus países y
trasladarse a otros, con una humanidad desprovista de derechos. La deshu-
manización como realidad fáctica ayudó a la propaganda de los regímenes
totalitarios, siendo útil para justicar que las declaraciones de derechos
operaban en contra de las democracias y que los derechos humanos eran
un idealismo sin posibilidades de convertirse en una realidad que exigía
medidas de contención, como la desnacionalización2. Los Estados-nación
fueron excluyendo de la ciudadanía, de facto, a los migrantes forzados que
llegaban a los países vencedores de la Primera Guerra Mundial bajo la -
gura de apátridas o refugiados.
En estos contextos no importaba que los refugiados no fueran iguales
ante la ley, sino que para ellos no existía ley alguna. Cuando empezó el ex-
terminio nazi contra los judíos, lo primero que se hizo fue privarles de todo
estatus legal (estatus de ciudadanía de segunda clase) y hacinarles en gue-
tos y en campos de concentración —de tal forma que ante su desaparición
del Leviatán, la vida se convierte en una vida política cuya amenaza solo estaría en manos del soberano
(2001, p. 12). Sin embargo, para Agamben (1998) el poder estatal no es el resultado del ejercicio de
la voluntad política de hombres libres, sino de la nuda vida, solo protegida en la medida en que está
bajo el dominio del soberano o la ley (p. 13).
2 Arendt sitúa esto en el periodo de Guerras Mundiales, cuando el incremento del desplazamiento
de afectados por la guerra (especialmente judíos) fue pensado como una situación de amenaza por los
estados vencedores, por lo que se usó la desnacionalización como un arma de la política totalitaria, espe-
cialmente ante la incapacidad o no voluntad de algunos Estados-nación en Europa para garantizar los
derechos humanos a quienes habían perdido los derechos nacionales. Esto les permitió a los gobiernos
perseguidores imponer sus propias reglas y valores incluso ante sus detractores (Arendt, 1974, p. 226).
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