La paramédico que sobrevive con domicilios nocturnos y en bicicleta - 3 de Marzo de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 769998893

La paramédico que sobrevive con domicilios nocturnos y en bicicleta

Lo que hago es diferente a lo que estudié, pues soy estudiante de tercer año de medicina, con cursos de rescatista y paramédico. No es tan común ver mujeres en esto, pero se puede, no me parece difícil", Karen Peñuela, domiciliaria.321Felipe Motoa franco - EL TIEMPO @FELIPEMOTOAAntes de que el pedal de su bicicleta se desprendiera, llevó un domicilio de tacos mexicanos al barrio Chicó: arribó al edificio y le escribió a la cliente para entregar el paquete, pero esta no le contestaba. El vigilante, frunciendo el ceño, sospechó que la joven tuviera malas intenciones: "Me trató supermal, solo porque trabajo en esto", se lamenta Karen Peñuela, quien se gana la vida como ‘rappitendera’ (o repartidora de domicilios vía app). Pero al final, la destinataria respondió y la muchacha pudo cumplir con su tarea. Empuja la cicla por la ciclorruta de la carrera 19, en busca de un mecánico que suele ubicarse en la calle 122. Faltan pocos minutos para las nueve de la noche y esta colombo-venezolana avanza con una maleta cuadrada y de color naranja, más grande que su espalda, colgada de los hombros. Ahí acomoda los pedidos. Su pelo, oscuro como el cielo nocturno, le baja como cascada y le roza el ombligo. De piel morena y dientes muy blancos, comenta que nació en Bogotá y a los 9 años se la llevaron al oriente de Venezuela. Hace ocho meses regresó, huyendo de la escasez. Un mohín de frustración se le dibuja en la cara al ver que el mecánico se fue. Media vuelta hacia atrás y a empujar con dirección al sur: "Lo que hoy hago es muy diferente a lo que estudié, pues soy estudiante de tercer año de medicina, con cursos de rescatista y paramédico". Su acento es una mezcla atípica de rolo con venezolano: "No es tan común ver mujeres trabajar en esto, pero se puede. Nos ven como princesitas y creen que nos partimos una uña, pero no todas somos así. No me parece tan difícil". Apunta, eso sí, que a veces le toca escalar "lomas horribles". Recuerda, por ejemplo, que su primer pedido (una comida tailandesa con té) lo subió hasta la carrera 4.ª este con calle 17. Casi se le estalla el corazón -sufre de asma y siempre carga su inhalador-, pero se ganó los primeros 5.000 pesos. La calle A principios de enero debutó en Rappi, la aplicación que tiene repartidores trabajando en cientos de calles del Distrito. El norte, sobre todo, es la zona de mayor movimiento. Ella ha pedaleado por Chapinero y el centro, pero se acomodó mejor en un cuadrante que comprende desde la calle 65...

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