Miembros de Junta Directiva y sus responsabilidades: no todo es lo que parece Discurso pronunciado durante el VII Foro Nacional de Mejores Prácticas de Gestión de Juntas Directivas
| Autor | Luis Guillermo Vélez Cabrera |
| Cargo | Superintendente de Sociedades |
| Páginas | 4-8 |
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Permítanme empezar esta presentación con una pequeña digresión histórica. Hace unos días me tope en una librería en La Haya con un interesante libro en inglés titulado Sir Gregor Mac Gregor y La Tierra que Nunca Fue: el relato extraordinario del fraude más audaz de la historia. Además del cautivante título lo que me atrajo especialmente la atención fue la naturaleza de la empresa promovida por este pintoresco subdito de Su Majestad.
Mac Gregor, quien había sido miembro de la Legión Británica al servicio de Bolívar acabó por casualidades del destino comandando el contingente revolucionario en la isla de San Andrés. El escocés sería un héroe nacional de no haber sido porque su característica sangre fría lo llevó al exceso.
Resulta que culminada la gesta independentista Mac Gregor resolvió auto designarse Cacique del país de Poyáis y en tal calidad viajó a Londres a promover la colonización de las nuevas tierras.
Había sin embargo un pequeño problema: Poyáis no existía sino en la fértil imaginación de Mac Gregor. Armado con un vistoso prospecto de inversión donde ilustraba las maravillas geográficas y económicas del nuevo país -el cual estaba localizado más o menos en lo que vendría a ser el territorio colombiano de la Costa de la Mosquitia- y con el respaldo de la reputada casa de banca de Sir John Perring, Shaw, Barber & Co., Mac Gregor flotó una emisión de valores por la nada insignificante suma de doscientas mil libras esterlinas que fue ávidamente arrebatada por los inversionistas de la recién creada Bolsa de Valores de Londres.
El tema hubiera quedado así, en otro más de los fraudes financieros que periódicamente y en todas las latitudes aquejan a la actividad bursátil. Sin embargo, la invitación de Mac Gregor al paradisiaco Poyáis fue aceptada por doscientos cuarenta colonos y sus familias de los cuales todos menos cincuenta perecieron víctimas del ambiente pestilente de los manglares caribeños.
En cuanto a MacGregor se sabe que culminó sus días en Caracas, inmutable frente a sus acreedores y gozando de una pensión vitalicia por sus servicios a la causa libertadora.
Cuento esto por que el abuso, la malversación de fondos, el fraude a los inversionistas y la
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simple codicia desmedida han estado presentes desde los comienzos de la República, sin que sean por supuesto un fenómeno exclusivamente colombiano.
Y lo traigo a colación por que el libro que nos presenta el profesor Jay W. Lorsch sobre el futuro de las juntas directivas inicia haciendo una reflexión muy pertinente para la realidad empresarial de los Estados Unidos.
Sin embargo estas importantes ideas deben ser adaptadas a las particulares características del contexto colombiano donde el universo empresarial se encuentra todavía en la etapa adolecente, promisoria sin duda, pero adolecente de todas formas. El profesor Lorsch recalca que las reflexiones de su último trabajo buscan superar la visión imperante del papel de la junta directiva con posterioridad al estallido de la burbuja tecnológica en 2002.
Los casos de fraude corporativo, para ponerlo en términos amplios, que culminaron en el colapso de Enron, WorldCom, Arthur Andersen y otras más, desencadenaron una ofensiva regulatoria que llego a su ápex con la expedición en ese país de la ley Sarbanes-Oxley y otras similares...
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