Parecía una historia de amor - 14 de Agosto de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 691281985

Parecía una historia de amor

Melba Escobar* Especial para EL TIEMPO Buscando a Stella Le pregunté si podíamos vernos, respondió que no tenía claro en qué ciudad estaría al día siguiente. Al final, después de varios días intentando concretar una entrevista, precisó: “Mañana, en Bucaramanga”. Eso era todo. Tenía un día, una ciudad. Nada más. Ni hora ni lugar. Comenzaba a hacerse tarde. Insistí. Tampoco hubo respuesta. Fue así como terminé por comprar un tiquete al mediodía del día siguiente con regreso a Bogotá a las ocho de la noche. Al bajarme del avión, por fin respondió a mi llamada: “Veámonos en el restaurante Cinnamon, en el centro comercial Cacique en media hora”. La esperé unos veinte minutos y la vi llegar arreglada, con paquetes en las manos. Me sorprendió su elocuencia, su normalidad. Una persona que ha pasado por un trauma como el suyo bien podría estar postrada en una cama o internada. Su teléfono no paraba de sonar. Es una mujer rápida, sabe en dónde está ese papel de la Dian y cuántas volquetas hay disponibles, menciona las primas que deben pagar antes de despedirse. “Discúlpame”, dice. “Es que yo trabajo en una constructora. Necesito mantener la máquina ocupada todo el tiempo para no volverme loca”. El príncipe camuflado Se conocieron hace casi treinta años siendo estudiantes del Externado de Bogotá. Él la sorprendió con la galantería y sofisticación de un hombre educado, con todas las credenciales para ser un príncipe azul: “Su modo de ser contrastaba para mí con el del hombre costeño (ella venía de Santa Marta), pues Ricardo Enrique era de llevarle a uno flores y ofrecer su chaqueta si uno tenía frío”. Al graduarse, Luz Stella ganaba dos millones mensuales, recién egresada. No quería casarse, quería trabajar. Decidieron esperar un año antes de ponerle fecha al matrimonio. Pero meses después él comenzó a presionar para definir el compromiso. El acuerdo era que después de casarse se irían a Puerto Salgar, la población a orillas del río Magdalena, a trabajar en la panadería de la familia de él y, con los años, montarían su propio negocio. Finalmente, hace 22 años se casaron. Hoy en día, Luz Stella piensa que el haber sido una niña de colegio de monjas, con las relaciones de pareja como tabú, precipitó su matrimonio: “Mi mamá solía decir que no vayan a decir que la hija de Lucho Forero está más besada que anillo de obispo, ni más tocada que el himno nacional. Teníamos un compromiso y al fin y al cabo había que cumplirlo”. El comienzo del fin Desde un...

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