Al Partido Liberal, egos revueltos - 11 de Noviembre de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 696405993

Al Partido Liberal, egos revueltos

Si alguien interesado en asuntos tan confusos escribiera la memoria política de estos días en Colombia, el acápite relativo al Partido Liberal podría titularlo Egos revueltos, como llamó el gran periodista canario Juan Cruz a sus perfiles de la vida literaria en España, si bien la naturaleza de esos egos difiere en distancia astronómica con los de nuestra colectividad, ya iniciada en forma una nueva batalla por la presidencia de la República (claro, pugnaz y hasta devastadora) con alta probabilidad perdida. Hecho que, como liberal de estirpe, desearía que no ocurriera, pero los vientos soplan en contra. Pues, sí. Desde que soy ciudadano con derechos políticos voté, convencido y entusiasta, al Partido Liberal, y en la última oportunidad por Virgilio Barco. Pero hoy, en el séptimo piso de la vida y aun cuando a nadie le importe, tengo la fundada sospecha de que las altas cifras de abstención liberal en mayo venidero contarán con la falta de mi voto, tales la desolación del panorama ideológico y la decadencia en las formas de hacer la política imperantes entre las huestes agónicas de esa colectividad. Porque si no hay derecho a la desmemoria, tampoco puede haberlo a la ilusión desmedida de que en estos años no ha pasado nada y de que ahora sí brillará esplendente realidad partidista como fundamento de una democracia que dizque nos sigue enalteciendo ante los ojos del mundo. Eso no es cierto. Aquí hace tiempos se acabaron los partidos políticos fuertes, unificados, y, por desgracia, fue el Liberal el que comandó el éxodo obligado de las bases hacia la extinción gradual, luego de una etapa tan degradante y arrasadora de la ética política como fue sin duda el llamado proceso 8.000. El tiempo transcurrido de entonces a hoy no ha hecho otra cosa que enrostrarnos a todos los colombianos: que el otrora organizado, actuante, respetable y vigoroso Partido Liberal (lo que vale decir programático, doctrinario e innovador) ha devenido en impresentable camarilla, como lo ha recordado Alfonso Gómez Méndez, uno de los poquísimos, auténticos y...

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