Partidos políticos - Núm. 71, Septiembre 2015 - Faceta Juridica - Noticias - VLEX 587523062

Partidos políticos

Páginas67-68
JFACE T
A
URÍDIC 67
Partidos políticos
Ámbitodeorganizaciónyfundamentación
Los partidos son, sin duda, organizaciones
políticas, esto es dedicadas a la a ctividad política.
A lo largo de la historia se ha limitado el ámbito
-
ren a los asuntos del Estado, concebido, además,
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el populus romanorum  
Estado- se acudió a la contraposición entre los
ámbitos de lo que interesa a lo privado ( privus)
-lo que no trasciende los asuntos internos de la
domus publicus), esto es al popu-
lus -lo concerniente al culto de las divi nidades, al
imperium (poder del pueblo) y al gobierno de la
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pólis, como sujeto y con el buen
gobierno, como actividad de aquella y a la que se
limitó la noción clásica de política.
Ahora, desde lo que se conoce como la edad
moderna, se viene ampliando el camp o de la polí-
tica, de manera que en épocas actuales es dable
el entendimiento en el sentido de que comprende
el conjunto de actividades que despliega la pólis
como sujeto, a través de las diferentes ramas del

a la organización y el acceso al poder.
Bajo el Estado liberal, si bien, al amparo de
la separación de la praxis humana entre distin-
tas actividades excluyentes, como las religiosas,
económicas, políticas y del poder entre civil y
político, a la que durante siglos se ha acudido para
delimitar el ámbito del poder político, se concibió
a los partidos políticos como organiz aciones libe-
rales, esto es intangibles al pode r estatal, regidas
por la libertad de organización, al igual que la
economía, la evidencia histórica y el desar rollo
del pensamiento social, por una parte, pusieron
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principalmente en la organización del consen-
so, de las fuerza productivas y de la coacción,
de manera que no existe separación excluyente
entre los llamados poderes ideológico (intelec-
tual o moral), económico y político, a la vez que,
con el advenimiento del Estado social de derecho,
i) se extendió el ámbito de acción del poder polí-
tico a la intervención del Estado en la econom ía,
en la organización de la lucha por y el acceso al
poder y, en general, en la participación social en
las actividades relativas al ejercicio de la demo-

la actividad política a la Constitución, en tanto
expresión soberana del pueblo y a los principios

-
des, la democracia part icipativa, la moralidad, la
legalidad y la responsabilidad, entre otros.
Superado el carácter de organizaciones
eminentemente liberales, los partidos son ins-
tituciones políticas, esto es que sus actividades
pertenecen a la esfera del poder político y, por
tanto, tienen como punto de referencia el Estado,
en cuanto gozan de su misma nat uraleza de orga-
 
y participan de los atributos que emanan de la
monopolización de la fuerza, esto es de la exclu-
sividad en la organización, detent ación y uso del
poder político. Sin perjuicio del carácter jur ídico
que revisten esas instituciones, en tanto regula-
das y sujetas al ordenamiento.
En efecto, los partidos gozan del mismo carác-
ter de instituto político de actividad continuada
que se atribuye al Estado y si bien al poder políti-
co se lo caracteriz a por el monopolio del uso de la
fuerza, en cabeza del Est ado, no es menos cierto
que esa exclusividad es el resultado de un proceso
organizado socialmente, promovido y encau zado
por los partidos y movimientos políticos.
Asimismo, se sostiene que, como resultado
del monopolio de la fuerza, el poder político se
caracteriza por los atributos de i) exclusividad,
conforme con el cual los detentadores tienden a
no permitir en el ámbito de su domi nio la forma-
ción de grupos al margen de la ley, a dispersar-
los, someterlos y deben rechazar las injerencias
o agresiones de grupos políticos ext ernos; ii) uni-
versalidad, en cuanto los detentadores gozan de
la capacidad de adoptar decisiones legítimas y
vinculantes para t oda la colectividad sobre la des-
tinación y distribución de los recursos, sin limi-
tarse a los económicos e iii) inclusividad, en t anto
los mencionados pueden interveni r para encauzar
la actividad de los miembros del gr upo a los inte-
reses generales. Y, sin duda, los partidos políticos
participan de esos atr ibutos, en cuanto se trata de
grupos forma dos legítimamente para organizar y
adelantar la contienda política, disput ar el acceso
al poder, promover y participar en la adopción de
las decisiones vinculantes que afectan la vida de
los asociados, además de encauza r con su activi-
dad los intereses de sus miembros y de la comu-

En ese mismo orden, así como no resulta posi-

inmutables y que no existe uno al que pued an con-
ducirse todos ellos, sino que responden a aquellos
que en cada época un determinado grupo social
acepta como preeminentes, es dable sostener un

       

y a ese mismo propósito se orientan los par tidos
políticos, incluso cuando procuran la sustitución
del orden vigente.
Siendo así, los partidos integran el sistema
político, esto es la organización del poder polí-

del ejercicio de la fuerza legítima, las distintas
interacciones que afectan su uso. En tanto los
sistemas se caracterizan por su coherencia y
unidad, no puede menos que reconocerse que,
en cuanto los partidos integran el sistema y sus
interacciones con los demás órganos, afectan el
uso del poder político y comprenden la noción de
autorida des políticas.
En este sentido expresan M.G Almond y G.B.
Powell -se destaca-:
Coincidimos con Max Weber cuando señala
que el uso legítimo de la fuerza es el hilo que
recorre la acción del sistema político, dándole su
especial carácter e importancia y su coherencia
como sistema. Las autoridades políticas, y sólo
ellas, tienen cierto derecho, generalmente acep-
tado, a utilizar la coerción y exigir obediencia
mediante el uso de esta… Cuando hablamos de
sistema político, incluimos todas las interaccio-
nes que afectan el uso -real o posible- de coacción
física legít ima.
Está claro, conforme con lo expuesto hasta
aquí, que, lejos de ser organizaciones liberales
comprendidas en el campo de las asociaciones
privadas o part iculares, los partidos políticos son
parte integrante del poder soberano sobre el que
  -
cionales a las que se acude para instit ucionalizar,
promover y encauzar la participación del pueblo
en las decisiones sobre la organización, acceso

asuntos que le conciernen en el ejercicio del prin-
cipio democrático.
Corresponde, entonces, dilucidar si el ejerci-
cio de la actividad política se sujeta a la moral
y, consecuentemente, si resulta posible el juicio
de moralidad sobre la organización y funciona-
miento internos de los par tidos políticos. Este
tema resulta verdaderamente álgido, en cuanto,
las lecciones históricas y los puntos comunes en
las experiencias de diferentes sistemas políticos,
ponen de presente las drást icas consecuencias de
la separación de la moral y la política y de la sub-
ordinación de esta a la moral, al punto de at ribuír-
seles i) la proliferación de absolutismos políticos,
ideológicos o morales y ii) la degradación o dege-
neración de la actividad de los par tidos políticos.
Pero, sobre todo, necesario a la hora de explicar

entre la moral generaliza da en la sociedad civil y
la “moral política”.
Como se sostiene desde la teoría política -se
destaca-, “…es posible resumir toda o al menos
gran parte del pensamiento político moderno en
la búsqueda de una solución al problema moral
en la política, interpretándola como una serie

por sí escandaloso, de la contradicción e vidente
entre moral común y moral política”. Y, asimis-
mo, se pone de presente que -se destaca-, “[ l]a
vehiculación institucional de la pa rticipación de
los ciudadanos en las decisiones sobre el bien

que actualmente se articula en el valor indiscu-
tido de la legitimidad democrática”.
Desde la concepción griega, la política no se
 
disputa que enfrentó a A ntígona y Creonte, aque-
lla se remitió a las leyes morales, no escritas, en
contraposición a las del tirano; mientras que e n el
pensamiento arist otélico se concibió a la política
como el buen gobierno, esto es el ejercicio del
poder político acompasado con la ética.
En otras latitudes, se ha sostenido la separa-
ción entre la moralidad y la política. Como señaló
 
la vida de los negocios y de la política y el roma-
no en el interior de su hogar, son dos hombres
completamente diferentes. Aquél no conocía la
piedad; su egoísmo perseguía sin consideración
la senda que se había trazado. Pero en el seno de la
familia le daremos a conocer bajo un a specto que
nos reconciliará con él y que restablecerá victo-
riosamente el equilibrio moral con ot ros pueblos,
por ejemplo con los griegos”.
En esa misma línea, se at ribuye a Maquiavelo

corrosiva, la problemática de las relaciones entre
la política y la moral, al amparo de “una esci-
sión profunda, una ir remediable separación” (J.
Maritain) entre esos ámbitos de la praxis huma-

hombres” que creyó haber adquirido a través de
la evidencia histórica, especial mente del político
de la antigua Roma y del absolutismo italiano del
siglo XVI, en su obra El Príncipe, Maquiavelo, si
bien concibe la política como obra de los hom-
bres, legitima su ejercicio en la exaltación de cua-
lidades animales, a ntes que racionales y morales,
orientadas a la defensa del Estado.
Desde esa óptica, se plantean como atr ibutos

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