El parto de los montes - 18 de Abril de 2023 - El Tiempo - Noticias - VLEX 929060564

El parto de los montes

A los nueve meses de su posesión el gobierno de Gustavo Petro recuerda la fábula de Samaniego sobre el parto de los montes. Sin el ratón. Bien considerados parecen nueve meses perdidos en flacas alianzas, nombrando y removiendo funcionarios, haciendo gestos, emitiendo tuits. El mandato se ha limitado a plantear un montón de ilusiones emplumadas como la paz total, que una revista tildó de caos total, tan feamente además, y a presentar un informe paquete de proyectos de reformas para la transición energética, el cambio del sistema de salud, y el régimen laboral, a veces necesarias y justas, pero debilitadas por los rencores atávicos ya, tics de rancias teologías (ideologías iba a decir pero salió mejor), que incluyen la repulsión mal reprimida por el imperialismo yanqui y el neoliberalismo, que es el nuevo apelativo del capitalismo para el marxismo ingenuo de la primera línea, desdeñoso del análisis, dado a la emoción y que conduce invariablemente a la neurosis del justiciero en un tiempo inclinado al sentimentalismo y la crueldad. Este ha sido un gobierno gaseoso. Que a veces silba como los gases represados al escapar por los agujeros de los odres de un orden imperfecto. No hay que echarle toda la culpa a la incapacidad para renunciar a la rancia utopía del siglo XX sin embargo. Petro recibió un país con una carga de problemas acumulados de fácil diagnóstico y difícil remedio. Con una deuda infinita, muy semejante a las deudas de esos cuentos de Kafka donde el protagonista ni siquiera sabe qué debe ni a quién, se nombra con una letra oscura y siempre está abriendo puertas al vacío. El futuro no se construye con deseos solamente. Hay deseos engañosos. La vida se hace a partir de pequeños remiendos cada hora que pasa, así como un carácter se forma con los actos nimios del día a día. Un antiguo sabio chino dijo que los grandes caminos se hacen paso por paso. Y a veces más valen los pies de plomo que las alas. Icaro lo supo. Ojalá Petro no se conforme con los halagos, como los del generoso presidente de Chile, publicados en Time. Hay elogios holgados. Más...

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