Pausa inesperada - 10 de Octubre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 876703262

Pausa inesperada

La cotidianidad de millones de personas en todo el planeta se vio fuertemente alterada el pasado lunes por la caída de las redes sociales Facebook e Instagram y del servicio de mensajería instantánea WhatsApp, los tres pertenecientes al conglomerado que lleva el nombre de la primera. Un problema con el sistema de nombres de dominio -DNS- habría sido la causa del colapso temporal de los tres servicios, que por cerca de ocho horas no estuvieron disponibles. El inconveniente no solo afectó la publicación e intercambio de mensajes, videos y fotografías. En un mundo cada vez más volcado a lo digital, sobre todo después de las restricciones que trajo consigo la pandemia de covid-19, numerosas actividades que solían realizarse de manera presencial y que por el coronavirus hicieron el tránsito a la virtualidad -desde foros y convenciones hasta transacciones bancarias y compra y venta de todo tipo de productos y servicios- también sufrieron notables traumatismos. Y el impacto fue más allá: alcanzó, por ejemplo, las clases virtuales que por WhatsApp siguen recibiendo millones de niños y niñas en Colombia y en otras latitudes. El episodio coincidió con el terremoto que generó la exempleada de Facebook Frances Haugen, quien en su comparecencia ante el Congreso de Estados Unidos formuló una serie de denuncias sobre cómo el algoritmo de la red estaría privilegiando contenidos que generan rabia en la gente y, al tiempo, ganancias para la empresa. Haugen, que pocas horas después fue tajantemente desmentida por voceros de la firma, había planteado también que estudios que demostrarían un posible efecto nocivo en la salud mental de niños y jóvenes de redes como Instagram y Facebook habían sido ignorados, de nuevo en aras de maximizar los ingresos. Lo ocurrido el lunes tuvo, reiteramos, un impacto enorme en el planeta y puede ser visto desde dos aristas. La primera es la de cómo el mundo y la economía del planeta dependen cada vez más de unos pocos conglomerados tecnológicos. Como se ve, no es solo el complejísimo asunto de la privacidad en el manejo de la información que tienen de sus usuarios lo que prende las alarmas. El simple hecho de ser la plataforma sobre la que se desarrolla cada vez mayor número de actividades de toda índole le confiere a Facebook un nuevo poder, de índole incluso diferente al que proviene de conocer a un nivel muy detallado hábitos, gustos y fobias de quienes tienen en estas redes un perfil. Algo similar a lo que ocurre con otro...

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