De la paz de Benidorm a la de La Habana - 29 de Noviembre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 588392130

De la paz de Benidorm a la de La Habana

María Isabel Rueda

Una vez los colombianos votemos el plebiscito, que muy probablemente logrará sus 4,4 millones por el ‘sí’, el presidente Santos le informará al mundo que Colombia refrendó popularmente los acuerdos de La Habana y exhalará legitimidad por todos los poros. Y no solo alegará cumplida su promesa de que nada sería acordado sin el visto bueno de la mayoría de los colombianos, sino que con ese supuesto aval cubrirá el acuerdo de paz con un manto de credibilidad política que hoy se arriesga a no tener por causa de las excepciones constitucionales y legales en que incurrirá en su proceso. Pero en el fondo, el Presidente no nos va a cumplir ni lo uno ni lo otro. Decir sí o no a la paz no es lo mismo que votar cómo ni qué. Pero, además, consciente de que el país puede querer la paz, pero no de cualquier manera y a costa de unas concesiones inmensas, el Presidente no está dispuesto a someter a la aprobación de los colombianos textos de reformas que lo expongan a una derrota. Por eso no le sirve ninguna de las formas de participación popular que hoy trae la Constitución. No le sirve el referendo, porque exige consultar los textos de las reformas que se van a aprobar. El plebiscito tampoco le sirve, porque aunque no exige contenidos, sino sencillamente que se vote sí o no, impone un umbral mínimo que, de acuerdo con el censo electoral de hoy, no bajaría de 16 millones de votantes, prácticamente imposible de obtener. Yo hasta preferiría que el Presidente no cumpliera con su promesa, a que la cumpla tan mal. Porque será más costosa la fórmula por la cual ha optado, que es la de diseñar un plebiscito de sastrería, a la medida de los temores del Gobierno, que vuelve plastilina la Constitución. A ese plebiscito le eliminarán su umbral de participación y le ajustarán un nuevo umbral de aceptación. Solo se exigirá el 13 por ciento del censo electoral, o sea un mínimo de 4,4 millones de votos por el ‘sí’. En algo debe de haber fallado el Gobierno en su liderazgo, que no logró asegurar las mayorías espontáneas de los colombianos alrededor de un tema de tanta trascendencia futura. Y lo más triste de que el Gobierno haya tenido que recurrir a la trapisonda de este plebiscito de sastrería es que indica la poca evolución de la democracia colombiana, o su gran inmadurez. Hace 58 años el país aprobó el plebiscito de 1957, que dio origen al Frente Nacional. Y adivinen con cuántos votos: 4’196.294. El acuerdo del...

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