Paz ética, sí; patética, no - 18 de Agosto de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 647210949

Paz ética, sí; patética, no

Derrotar la corrupción, un imperativo

Fernando Carrillo Flórez

La bancarrota ética es el primer obstáculo de la Colombia pos-Habana. Una ética que no es patrimonio exclusivo de los moralistas, ni monopolio de las religiones ni de los radicalismos ideológicos. Que sigue vigente y no debe ser motivo público de vanagloria. Pero que escasea, sobre todo aquella que es pública y se echa de menos en el manejo del Estado. En nuestra lucha diaria por la consolidación democrática del país, la elevación de los estándares éticos de la política es la llave maestra. Solo la ética puede ennoblecer la calidad de la política y devolverle la majestad y el pudor a su ejercicio. Porque los valores éticos son incluso el fundamento de la eficiencia de la democracia como sistema político, y los liderazgos éticos son los llamados a apoderarse de la política. Eso lo dicen las encuestas a nivel global en relación con lo que piensa la generación de los millennials. En los últimos años se ha intentado cambiar la narrativa para ponerle el sello de la responsabilidad, la probidad, la rendición de cuentas y la transparencia a lo público. Pero, como bien recordaba en estas páginas el exfiscal Gómez Méndez, el énfasis ha sido excesivo en el cambio de normas. Muy poca enseñanza de ética pública, poca prevención y una obsesión en un derecho penal soslayado por la impunidad y la cultura de la ilegalidad. El rechazo moral y social es tan importante como la aplicación de la justicia. La llamada institucionalidad informal ha corrido la frontera ética para diversos comportamientos que son, para unos, prácticas políticas comunes, o prácticas comerciales atrevidas para otros. Para estos últimos, la corrupción es un asunto ajeno al sector privado, propio de las alcantarillas de la política. Tal vez por ello la corrupción nos está robando la identidad a los colombianos, como lo afirmó un exalcalde de Palermo respecto de la mafia italiana, en pleno auge de la Cosa Nostra. La mala política se reproduce y engendra malos políticos. Porque lo grave es que esos pozos sépticos donde se ejerce la política como empresa con ánimo de lucro producen instituciones, leyes y malas políticas. Y ello explica la reacción cultural a esas...

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