La peor masacre en La Modelo lleva ya 21 años en la total impunidad - 28 de Abril de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 865883218

La peor masacre en La Modelo lleva ya 21 años en la total impunidad

Jineth bedoya lima - subeditora"Yo era un preso común. No era amigo de ningún capo, de ningún cacique, de algún guardián o del director de la cárcel. Simplemente no tenía el poder ni la plata para serlo. Pero estaba en medio de los que sí podían y sí la tenían. Los paramilitares". Rubén, nombre con el que le hubiera gustado ser bautizado en honor a su abuelo, lleva 11 años en libertad. No hay un solo rastro del cabello largo y el cuerpo esquelético del 27 de abril del año 2000. Milagrosamente -dice- sobrevivió a una de las peores batallas campales que se pueda afrontar en un espacio cerrado, con un hacinamiento del 150 por ciento y con balas de pistolas y fusiles zumbando de lado a lado. Esa tarde, que marcó la historia del sistema carcelario en Colombia, se aferró a lo único que tenía al alcance: la foto de su hija de 4 años. Ella era su único motivo para sobrevivir en el infierno del patio 4, en el ala sur de La Modelo. Allí llegó trasladado de la estación cien de Policía, en el centro de Bogotá, tras haberse entregado, voluntariamente, a una patrulla que llegó alertada por los vecinos del barrio El Guavio. Su casa quedaba en la cuesta más empinada, era casi la última de la cuadra. Luego seguía el potrero que colindaba con el camino hacia el cerro de Guadalupe. Por allí intentó huir Jhon Fredy Ramírez, la noche del 7 de marzo de 1999, luego de violar a la pequeña hijita de Rubén. Él acababa de sentarse en el borde de la cama, para comer lo que su compañera le había servido. Solo escuchó los gritos de la pequeña que jugaba en la calle con tres vecinos de su misma edad, soltó el plato, corrió tan rápido como pudo y al llegar a la puerta vio a la niña tirada en el suelo llorando. Uno de los amiguitos le advirtió que era Fredy y señaló hacia el monte. Un ‘drogo’ del barrio "Ese es el momento de confusión, rabia y miedo en el que los seres humanos no pensamos. Solo actuamos instintivamente. Lo aprendí de uno de los libros que me leí en la cárcel. Por eso corrí a la cocina, me armé del cuchillo grande y salí a buscar a ese malnacido", relata Rubén pausadamente, como con el tono de quien ha hecho catarsis. El instinto de este hombre y, seguramente, el dolor y la rabia de la imagen de su hija dejaron 11 puñaladas en el cuerpo de Fredy, uno de los "pelados drogos del barrio". Era también pandillero, robaba carteras o lo que pudiera, y con eso compraba el bazuco. Tenía apenas 15 años y muchos crímenes encima. "No lo veía bien porque estaba muy...

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