El pianista que llevó el trío de jazz a su máxima expresión - 15 de Octubre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 584865494

El pianista que llevó el trío de jazz a su máxima expresión

La vida de Bill Evans fue “el suicidio más largo de la historia”.

Gene Lees,

uno de sus mejores amigos

Juan Martín Fierro* Especial para EL TIEMPO Pocas figuras en el mundo del jazz se han visto rodeadas de tanta admiración y misterio como la de William John Evans, más conocido como Bill Evans, uno de los pianistas más influyentes del siglo pasado. Nacido en Plainfield, Nueva Jersey, el 16 de agosto de 1929, e hijo de un padre de origen galés que los educó tanto a él como a su hermano Harry con la rigidez de sus ancestros protestantes, Evans recibió la primera influencia musical de su madre, Mary Soroka, una inmigrante rusa formada en la iglesia ortodoxa que, ante el alcoholismo y las infidelidades de su esposo, encontraba sosiego tocando el piano. Tras varios años de infierno matrimonial, Mary dejó a su marido y se instaló con sus dos hijos en casa de su hermana Justine. Allí, en un ambiente más tranquilo, la música resurgió con mayor intensidad para los hermanos Evans, pues el cuñado de Mary era licenciado en piano. El primero en recibir lecciones fue Harry, pero su hermano Bill solía acurrucarse silencioso en una esquina del salón, atento a cada detalle. Cuando la clase terminaba, salía de su escondite y se sentaba al piano intentando repetir lo que había oído. Con apenas 6 años, era un pequeño autodidacta decidido a competir con su hermano mayor en asuntos musicales. Desde niño, Bill Evans demostró un carácter hipersensible y una tenacidad obsesiva para conseguir lo que se proponía. Además de ser un atleta admirado en el colegio, logró destreza en la flauta, el piano y el violín como miembro de la banda escolar. Por fortuna, su talento deportivo no distrajo su estricta formación musical y rápidamente adquirió la habilidad para leer a primera vista, ejecutando con solvencia el repertorio de Beethoven, Schubert y Mozart, entre otros grandes compositores. Su interpretación, siempre honda y melancólica, “lo hacía sonar como un pianista clásico aun cuando tocaba jazz”, escribió Peter Pettinger, su biógrafo más aclamado. Si bien puede decirse –de un modo superficial– que mientras la música clásica limita al intérprete en oposición al jazz, que le concede amplias libertades de improvisación, Evans estaba convencido de que las distancias entre uno y otro género no eran tan amplias como suele creerse. “Pienso que el jazz es diferente en su verdadero estado a como se presenta al público; se tiene de él una idea que no resulta certera (…) en el...

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