Plena identidad
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los adjetivos que se quiera acompañar– debe avalar la identidad de
prometedores de justicia que proclaman que para alcanzarla debemos
amordazar la libertad. Ambas posturas son inadmisibles, porque de
lo contrario sería abrirle la puerta a la miseria intelectual. La relación
de identidad entre libertad y justicia no se encuentra en una balanza
de cruz, como tampoco en una balanza electrónica. No está sujeta,
como muchos quisieran, a los instructivos del poder estatal, ideológico
o abusivamente autoritario.
Creo que, conocidos los avatares de la libertad y de la justicia, el
).
su centro, aunque no dejemos de escuchar, de parte de los pretendidos
demócratas, palabras rimbombantes –República, Libertad, Justicia,
Patria, Soberanía, Pueblo–.
Entretanto, y en nombre de la libertad y la justicia, las prácticas
y que hemos visto de verdad durante todas nuestras vidas –por su
permanencia– escrutan un sentido y un sinsentido. Si llegamos al
Cuando el hilo conductor que atraviesa el control es el represivo
democrático– habrá que escribir la conclusión. Como las víctimas
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