Ostentación y poder Indignados - 19 de Febrero de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 423308634

Ostentación y poder Indignados

Domine, non sum dignus, debió haber leído el sacerdote durante la misa de espaldas al país en el 'matrimonio' de la hija del procurador Ordóñez. Y pongo entre comillas simples la palabra matrimonio, pues -como bien lo dice Antonio Caballero en su columna- más bien se trataba de una misa de coronación de S. S. Ordóñez (la sigla vale por Su Santidad o por otras también famosas). "Señor, no soy digno...", palabras del evangelio (Lucas 7:6-7) que le van como anillo al dedo al reelecto inquisidor. E indignos de su cargo, asimismo, la mayoría de los asistentes a la desFACHAtada ceremonia.

Estaban todos los magistrados y congresistas que habían vendido su voto por prebendas o promesas. Representantes del Ejecutivo e, incluso, por parte del periodismo, esa especie de Benitín en cuerpo de Eneas que funge de 'sabio' en alguna emisora. Arrodillados todos, indignos frente al más indigno de todos. E indignados nosotros con tamaña muestra de ostentación y poder.

El diccionario define indigno como "que no tiene mérito para algo", e indignar como "irritar, enfadar vehementemente (vehemente 2) a alguien". Y día a día quienes ejercen los diferentes poderes nos dan motivos para enfadarnos vehementemente. Indigna, por ejemplo, el mal llamado impuesto de valorización. ¿Cuál valorización? Llevamos años padeciendo en la capital precisamente de lo contrario: una continua y rampante desvalorización de la calidad...

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