Ponencia para segundo debate al proyecto de ley 244 de 2009 cámara - 29 de Marzo de 2011 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451395722

Ponencia para segundo debate al proyecto de ley 244 de 2009 cámara

PONENCIA PARA SEGUNDO DEBATE AL PROYECTO DE LEY 244 DE 2009 CÁMARA. por medio de la cual se adiciona un parágrafo nuevo al artículo 8° del Decreto 4433 de 2004 y se dictan otras disposiciones.

Doctor

CARLOS ALBERTO ZULUAGA

Presidente

Cámara de Representantes

Ciudad

En cumplimiento del encargo hecho por la Mesa Directiva de la Comisión Segunda de la Cámara de Representantes y con fundamento en los artículos 150, 153 y 156 de la Ley 5ª de 1992, nos permitimos rendir ponencia para segundo debate al Proyecto de ley número 244 de 2009, por medio de la cual se adiciona un parágrafo nuevo al artículo 8° del Decreto 4433 de 2004 y se dictan otras disposiciones.

Para una mejor comprensión del presente proyecto de ley, muy brevemente tendremos en cuenta los siguientes aspectos:

  1. Antecedentes.

  2. Problemática del secuestro de los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía.

  3. Consideraciones constitucionales y legales.

  4. Conclusión.

  5. Proposición.

  6. Antecedentes

    El proyecto de ley que hoy ponemos a consideración, es iniciativa de la honorable Representante Lucero Cortés Méndez, el cual consta de un parágrafo que se adiciona al artículo 8° del Decreto 4433 de 2004 y un artículo de vigencia. Por medio de este proyecto, se busca que los miembros de las Fuerzas Militares y de Policía se les computen tiempos dobles para su pensión o asignación de retiro, teniendo en cuenta los días, meses y años que permanezcan en cautiverio, y siempre y cuando cumplan con los requisitos exigidos para acceder a una pensión dentro del régimen especial, la cual será pagada y liquidada conforme al régimen legal vigente.

    La presente iniciativa, tuvo su aprobación en primer debate, el día 2 de junio de 2010, en la Comisión Segunda de la honorable Cámara de Representantes.

  7. Problemática del secuestro de los miembros de las Fuerzas Militares y de Polic í a

    Como es sabido por toda la opinión pública en Colombia, el secuestro a finales de los 90 tomó dimensiones incontrolables. Por un lado, porque la guerrilla ya no sólo lo usaba para financiarse, sino como arma política y de guerra, en la que tomaron como prisioneros a policías y soldados en medio de combates y convirtieron en rehenes a políticos y a personas del común a través de los secuestros masivos, como los ocurridos en el avión de Avianca, o en la iglesia La María del Valle, ambos cometidos por el ELN.

    El secuestro se llegó a convertir en una industria rentable y sofisticada que movía miles de millones de pesos y que involucraba una extensa red de cómplices. La guerrilla era la columna vertebral de este negocio porque ejercía control territorial en amplias zonas, lo cual le servía para mantener durante meses y años a las personas en cautiverio, lo que desembocó que en los tiempos más críticos del conflicto interno con los grupos armados al margen de la ley, llegara a tener 3.000 secuestros al año entre ellos, militares y policías. Esto coincidió con la zona de despeje del Caguán y también con un auge de grupos paramilitares sin control.

    Los primeros años de esta década marcaron un punto de quiebre. Con la seguridad democrática ¿cuyo objetivo principal fue y ha sido el control territorial¿ el secuestro disminuyó drásticamente. Operaciones militares como la Libertad I sobre Cundinamarca y la Marcial en el oriente de Antioquia, les quitaron a las Farc y al ELN los santuarios donde solían ¿poner a los secuestrados¿. Así mismo, la presencia de la Fuerza Pública en las carreteras les hizo más difícil los traslados a los secuestradores. El Gaula se especializó y logró liberaciones importantes. Adicionalmente, una actuación sistemática de la Fiscalía pudo desarticular bandas peligrosísimas de secuestradores. Prácticamente desaparecieron los secuestros masivos y muchas de las bandas de delincuencia común fueron desarticuladas y sus miembros se encuentran pagando condenas de 40 años, en promedio.

    Los secuestrados civiles y militares fueron durante muchos años víctimas desatendidas, apenas defendidos por valerosas ONG, que lucharon por leyes, en el caso de los civiles, que les permitieran no perder sus empleos ni acumular deudas durante el cautiverio, o como el caso de los militares que se les permitió ascender durante el tiempo de sometimiento, iniciativa legislativa que hoy es ley de la República[1][1], y que fue impulsada por la autora de la presente iniciativa legislativa. A su vez, como los familiares de los soldados y policías secuestrados, deambulaban por las embajadas, las organizaciones humanitarias y las oficinas del gobierno buscando que alguien hiciera algo por la libertad de sus hijos. Hasta el profesor Moncayo hizo una cruzada nacional, encadenándose así mismo, para buscar el intercambio humanitario en el que se empeñaron las Farc y que no encontró eco en el gobierno.

    Vino a ser la imagen del estado deplorable en que se encontraba la ex candidata Presidencial Ingrid Betancourt en la selva, y el asesinato de los Diputados del Valle, lo que conmovió al país. La marcha del 4 de febrero de 2008 fue histórica y su motor no era otro que el repudio al secuestro.

    Según el diario El Espectador y como lo detalla la ponencia de primer debate[2][2], luego de la liberación de Pablo Emilio Moncayo y el Soldado Profesional Josué Daniel Calvo, a la fecha son veintitrés los militares y policías que se encuentran secuestrados, cuyos nombres y casos son:

  8. Héctor Velásquez Carrillo, Cabo Segundo del Ejército: Fue secuestrado en el municipio San Antonio de Atenas vía Aeropuerto-Florencia el 26 de julio de 1997. A la fecha del secuestro el uniformado pertenecía al Batallón número 12 General Liborio Mejía.

  9. Libio José Martínez Estrada, Cabo Segundo del Ejército: Fue secuestrado en la toma a Patascoy (Nariño) el 21 de diciembre de 1997, día en el que murieron 10 militares y 18 más perdieron la libertad. Tiempo después, 16 de ellos fueron liberados. El ataque fue comandado por alias Joaquín Gómez con los frentes 14, 15, 32, 48 y 49 del Bloque Sur de las Farc.

  10. Luis Arturo Arcia, Cabo Primero del Ejército: Cayó en poder de las Farc el 3 de marzo de 1998 durante la toma de El Billar, Caquetá, en...

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