Ponencia para segundo debate al proyecto de ley 285 de 2006 senado 022 de 2005 cámara - 5 de Junio de 2007 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451325178

Ponencia para segundo debate al proyecto de ley 285 de 2006 senado 022 de 2005 cámara

PONENCIA PARA SEGUNDO DEBATE AL PROYECTO DE LEY 285 DE 2006 SENADO, 022 DE 2005 CÁMARApor medio de la cual se reforma la Ley 115 de 1994 y se traslada una semana del calendario académico vacacional

Exposición de Motivos

El Calendario Escolar como Herramienta de Política Pública

Los símbolos educativos han perdido su significado o propósito original y siguen funcionando con una indiferencia total hacia su propio contenido.

J. Baudrillard

Abordar la discusión del Proyecto de ley número 022 de 2005 Cámara, 285 de 2006 Senado, que traslada una semana de las vacaciones estudiantiles para el mes de octubre, supone reflexionar acerca de la forma cómo el Calendario Escolar incide en el aprendizaje. Esta pregunta por el rol que desempeña el tiempo en la formación, permite reconocer al Calendario Escolar como una herramienta fundamental con la que es posible intervenir en la educación, en la médula misma de los procesos pedagógicos. Permite, además, que reflexionemos sobre los orígenes del Calendario Escolar, sobre las razones que motivaron esta peculiar manera de distribuir el tiempo destinado a la formación de las nuevas generaciones; así como sobre su vigencia y utilidad en las sociedades contemporáneas.

Si bien el Decreto 1373 de 2007, sobre el receso estudiantil en octubre ¿expedido por el Gobierno Nacional¿ comparte aspectos de esta iniciativa legislativa, recogiendo aspectos tanto de la exposición de motivos como de la normatividad propuesta en su articulado, consideramos que el proyecto de ley tiene consideraciones de tipo tanto sicosocial como sociocultural para enfrentar los retos de la educación de cara a la globalización en consonancia con los preceptos constitucionales, que superan los alcances del precitado decreto.

Bástenos señalar que en este proyecto, por ejemplo, esta semana tiene alcances pedagógicos trascendentales para los educandos que permiten el mejoramiento de la calidad de la enseñanza y el aprendizaje; cuenta con estudios sólidos que permiten precisar el alcance del traslado de la semana vacacional estudiantil y la semana institucional docente. En lo atinente a los antecedentes planteados por el decreto precitado sobre ¿la estimulación de la recreación en familia y el conocimiento de sitios históricos y culturales¿ el proyecto de ley va más allá, en el sentido de autorizar al Gobierno Nacional a establecer y otorgar incentivos tributarios o estímulos para promover el mejoramiento cultural, científico, la recreación y la protección del medio ambiente, de tal suerte que los alcances del Decreto 1373, que por demás se nutren del precitado proyecto de ley, se amplían frente a la iniciativa legislativa que hoy ponemos en consideración de esta honorable Corporación, con las consideraciones que desarrollamos en el decurso de esta exposición de motivos.

Heredamos nuestro Calendario Escolar del siglo XIX, si bien sólo fue hasta bien entrado el siglo XX que se le institucionalizó públicamente. Existirían al menos dos posibles interpretaciones sobre su origen[1][1]. La primera sugiere que adaptamos de Francia y Estados Unidos períodos lectivos y de descanso que respondían a las necesidades y características de sociedades agrarias. De allí que se dispusiera de períodos extensos de vacaciones, a mediados y fin del año lectivo, en los que los niños y jóvenes podían ocuparse de las tareas agrícolas junto a sus padres. Difícilmente encontraremos en nuestro sistema educativo una institución que haya resistido el cambio con mayor vehemencia que esta.

La segunda hipótesis[2][2] insiste en que fueron procesos de urbanización los que condujeron al desarrollo de esta peculiar forma de organizar el tiempo escolar. Así, fue en el marco de las migraciones masivas del campo a la ciudad en aquellos países que servían como referentes decimonónicos de la modernidad, que se optó por fraccionar el tiempo en dos períodos lectivos separados por extensos lapsos de descanso. Las vacaciones se hicieron coincidir con los meses más calurosos y más fríos, con miras a evitar problemas de salud dado el potencial hacinamiento y la precariedad de la infraestructura sanitaria de ciudades que experimentan intensos períodos de crecimiento.

Ninguna de las dos hipótesis sugiere una finalidad pedagógica explícita en la organización inicial del calendario escolar. De allí que a la luz de las profundas transformaciones que han experimentado nuestras sociedades cobre especial vigencia el preguntarnos cómo el tiempo influye en los procesos de formación.

Cómo ha de ser manipulado el tiempo de que disponen los niños, jóvenes, padres, docentes y directivos para incidir positivamente en la calidad de la educación. Cómo han de ajustarse los períodos académicos, las jornadas, las clases, los descansos, el trabajo por fuera del aula, los períodos lectivos. Estas son todas preguntas que desde hace un par de décadas han comenzado a ser resueltas por un movimiento de reflexión pedagógica que comenzara en Europa y Estados Unidos para luego ser incorporado a discusiones e iniciativas locales en distintos lugares del planeta.

Un movimiento que avanza en la revisión crítica del Calendario Escolar, con miras a adaptarlo a las características de las sociedades contemporáneas, así como a las demandas que hoy se hacen a la escuela como escenario donde se define la inserción de una Nación en los circuitos globales por donde circulan el capital y el saber. Un Calendario que se ajuste a las profundas transformaciones de la estructura familiar, la progresiva concentración del ingreso en nuestras sociedades, la revolución tecnológica, los cambios en la fuerza laboral o la mayor diversidad sociocultural.

Un ejemplo a manera de preámbulo. Este movimiento de reflexión pedagógica ha insistido en la importancia de revisar la duración de las vacaciones, usualmente organizadas en períodos extensos de entre uno y dos meses. Vacaciones tan extensas, reconocen investigadores y educadores[3][3], pueden dificultar la retención de conocimientos y habilidades, especialmente en familias que no están en capacidad de proveer a los niños y jóvenes con experiencias enriquecedoras durante este receso escolar. Al entorpecer la retención, las vacaciones demasiado largas obligan a ocupar buena parte de las primeras semanas de clase recordando y actualizando los contenidos del período anterior, para poder comenzar. Esto supone una pérdida considerable de tiempo en los procesos de aprendizaje y da cuenta una vez más de la importancia que tiene el comenzar a construir propuestas para la reorganización del tiempo escolar.

A escala planetaria son muchas las experiencias de modificación en el calendario escolar desde las que se intenta adaptarlo a necesidades y demandas contemporáneas[4][4]. Entre estas vale la pena destacar el comenzar clases más tarde, adaptando así la jornada de clase a las necesidades fisiológicas de descanso entre adolescentes; el utilizar semanas de cuatro jornadas lectivas en escuelas rurales, ampliar el tiempo de permanencia en la escuela o repartir de manera no convencional, a lo largo del año, los períodos de estudio y descanso.

Quizás la propuesta más ambiciosa de modificación al calendario escolar en el debate contemporáneo sea la propuesta de Ciclo Escolar Anual (o Year Round Schooling, en inglés), que si bien no está directamente relacionada con la modificación propuesta por el proyecto de ley en consideración, consideramos sumamente pertinente para enriquecer el debate. En el recuadro que sigue reseñamos el sentido general de esta propuesta.

La propuesta del Ciclo Escolar Anual

La propuesta del Ciclo Escolar Anual o YRS (por sus siglas en inglés), modifica los períodos de estudio y descanso a lo largo del año, reemplazando las vacaciones extensas por períodos más cortos que se alternan con períodos lectivos de similar magnitud. Así, se proponen distintos modelos alternativos de calendario escolar dentro de los que cabría destacar los siguientes: el modelo 45/15, en el que los estudiantes van al colegio por nueve semanas y luego descansan tres, en ciclos que se repiten todo el año; el modelo 60/20, se establecen tres períodos académicos de sesenta días y tres, de 20 días, descanso; o el modelo 60/15, que generalmente supone la existencia de un receso más largo a mitad del año.

La propuesta tiene en Estados Unidos una larga historia. La primera escuela moderna que implementó el ciclo escolar anual en Estados Unidos fue la Escuela de Bluffon, indiana, en 1904. Durante el siglo XX comunidades como Newark, New Jersey, Omahá, Nebraska y Nashville implementaron programas similares. Inicialmente, los distritos escolares cambiaron el calendario escolar con miras a utilizar mejor sus espacios disponibles, pero durante los 80 se comenzaron a considerar también los beneficios educativos, así como los cambiantes estilos de vida como razones para adoptar este sistema.

Para 1991, había 872 escuelas en 22 estados con este tipo de programas[5][5]. En 2002, 18 estados habían desarrollado normas relativas a la implementación de YRS, al tiempo que se reportaban tasas de crecimiento del 441% en el número de estudiantes inscritos en programas que adoptaban este tipo de calendarios escolares desde mediados de los 80.

Si bien la investigación no es aún lo suficientemente concluyente, sus promotores y algunas investigaciones independientes señalan entre los beneficios de este calendario alternativo la mayor retención de conocimientos y habilidades, mayores oportunidades de educación personalizada, más oportunidades para valorar el progreso de los estudiantes y monitorearlo, mayor comunicación y participación de los padres en el proceso educativo y mayores posibilidades de despertar entusiasmo entre los estudiantes ante cada nuevo comienzo. Adicionalmente, se estima que estos calendarios alternativos pueden mejorar los niveles de asistencia entre estudiantes y profesores.

Modificar el calendario escolar supone avanzar con prudencia, sopesando nuestras opciones de...

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