Cómo prepararse para un mundo en el que la única constante es el cambio - 7 de Octubre de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 741475541

Cómo prepararse para un mundo en el que la única constante es el cambio

La humanidad se enfrenta a revoluciones sin precedentes, todos nuestros relatos antiguos se desmoronan, y hasta el momento no ha surgido ningún relato nuevo para sustituirlos. ¿Cómo prepararnos y preparar a nuestros hijos para un mundo de transformaciones sin precedentes e incertidumbres radicales? Un recién nacido ahora tendrá 30 y tantos años en el 2050. Si todo va bien, ese bebé todavía estará vivo hacia el 2100, e incluso podría ser un ciudadano activo en el siglo XXII. ¿Qué hemos de enseñarle a ese niño o esa niña que le ayude a sobrevivir y a prosperar en el mundo del 2050 o del siglo XXII? ¿Qué tipo de habilidades necesitará para conseguir trabajo y comprender lo que ocurre a su alrededor? Por desgracia, puesto que nadie sabe cómo será el mundo en el 2050 (por no mencionar el del 2100), no tenemos respuesta a estas preguntas. Desde luego, los humanos nunca pudieron predecir el futuro con exactitud. Pero hoy es más difícil de lo que ha sido jamás, porque una vez que la tecnología nos permita modificar cuerpos, cerebros y mentes, ya no podremos estar seguros de nada. Hace mil años, en 1018, la gente no sabía muchas cosas acerca del futuro, pero estaba convencida de que las características básicas de la sociedad humana no cambiarían. Si hubiéramos vivido en China en 1018, no sabríamos que hacia 1050 el Imperio Song podría desmoronarse, que los kitanos podrían invadir desde el norte ni que la peste podría matar a millones. Sin embargo, tendríamos claro que, incluso en 1050, la mayoría de la gente seguiría trabajando como agricultores y tejedores, que los gobernantes todavía confiarían en que los humanos dotaran de personal a sus ejércitos y burocracias, que los hombres todavía dominarían a las mujeres, que la esperanza de vida seguiría siendo de unos 40 años y que el cuerpo humano sería exactamente el mismo. De modo que en 1018, los padres chinos pobres enseñaban a sus hijos a plantar arroz o a tejer seda, y los padres más ricos enseñaban a sus hijos a leer los clásicos confucianos, a escribir caligrafía o a luchar a caballo; y a sus hijas, a ser amas de casa modestas y obedientes. Era evidente que tales habilidades todavía se necesitarían en 1050. Por el contrario, hoy no tenemos ni idea de cómo será China o el resto del mundo en el 2050. No sabemos qué hará la gente para ganarse la vida, no sabemos cómo funcionarán los ejércitos ni las burocracias y no sabemos cómo serán las relaciones de género. Probablemente, algunas personas vivirán...

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