Privatización de los servicios públicos ¿Contratos + políticos = corrupción? - 18 de Mayo de 2011 - El Tiempo - Noticias - VLEX 276551531

Privatización de los servicios públicos ¿Contratos + políticos = corrupción?

Desde hace buen tiempo se debate entre nosotros el "tamaño" del Estado, así como el papel que este debe desempeñar en la economía y particularmente en la prestación de los servicios públicos esenciales.

En la reforma constitucional de 1936, el liberalismo introdujo el concepto de Estado Social de Derecho y en cierta forma estableció el intervencionismo de Estado, entonces muy en boga.

Pero el Estado ejecutor de obras y prestador de servicios comenzó a ser cuestionado por ineficiente y corrupto. Como pronto hizo carrera la tesis de que debía entregársele al sector privado -supuestamente ajeno a nociva influencia política- la prestación de los servicios públicos para garantizar transparencia y eficiencia, el Estado se fue despojando de sus funciones esenciales: manejar el agua, la energía y el transporte; recaudar impuestos; aun administrar justicia, vía tribunales de arbitramento.

Son cosa del pasado, por ejemplo, la Empresa Colombiana de Aeródromos, el Instituto de Fomento Industrial, el Instituto de Crédito Territorial, la Caja Nacional de Previsión, el Instituto de Seguros Sociales y todas las Empresas de Servicios Públicos de las grandes ciudades: se decía, con razón, que el clientelismo y la politiquería, con su secuela de corrupción y deshonestidad, hacían necesario pasar al sector privado su administración, ejecución y control.

Los actuales escándalos de corrupción en distintos órdenes de la vida nacional, como la infraestructura vial, las concesiones y, -¡casi nada!- la salud de los colombianos, muestran que detrás de todos ellos ha estado la "protección" de influyentes políticos, de reconocidos paramilitares, o de ambos, lo cual les ha permitido a "caballeros de industria" sin experiencia, como los Nule, recibir contratos a porrillo, pero no para hacer las obras a que se obligan sino para diseñar, de mala fe, pleitos que con el tiempo les representen fraudulentas y multimillonarias "ganancias" a costa del erario. Y el cohecho siempre es bilateral.

Esos nuevos contratistas, que ahora reemplazan al Estado, financian campañas nacionales y...

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