Producción del hogar por edad y sexo: nueva evidencia para Uruguay - Núm. 78, Enero 2017 - Revista Desarrollo y Sociedad - Libros y Revistas - VLEX 830602173

Producción del hogar por edad y sexo: nueva evidencia para Uruguay

AutorCecilia Lara, Marisa Bucheli
Páginas201-232
201
DESARRO. SOC. 71, PRIMER SEMESTRE DE 2013, PP. X-XX, ISSN 0120-3584
Revista
Desarrollo y Sociedad
78
Primer semestre 2017
PP. 201-232, ISSN 0120-3584
E-ISSN 1900-7760
Producción del hogar por edad y sexo:
nueva evidencia para Uruguay
Household Production by Age and Sex:
New Evidence for Uruguay
Cecilia Lara1
Marisa Bucheli2
DOI: 10.13043/DYS.78.5
Resumen
El objetivo de este artículo es construir perfiles de tiempo destinado a la pro-
ducción del hogar y su consumo por sexo y edad para Uruguay. Para ello, se
aplica una extensión de la metodología del sistema de Cuentas Nacionales de
Transferencias, la cual implica estimar la producción del hogar en unidades
de tiempo y luego valorizarla. Las actividades consideradas corresponden a
aquellas que pueden ser transferidas a un tercero, y para su valorización se
recurre al método del costo de reemplazo. Los datos provienen de la Encuesta
de Uso del Tiempo elaborada por el Instituto Nacional de Estadística en el
año 2007. Los resultados muestran que las mujeres dedican más tiempo que
los varones a la producción del hogar en todas las edades. Además se observa
1 Profesora del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración,
y del Programa de Historia Económica y Social de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de
la República, Uruguay. Dirección de correo: Constituyente 1506 piso 4, Montevideo, Uruguay. Correo
electrónico: macecilia.lara@cienciassociales.edu.uy.
2 Profesora del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República,
Uruguay. Dirección de correo: Constituyente 1506 piso 6, Montevideo, Uruguay. Correo electrónico:
marisa.bucheli@cienciassociales.edu.uy.
Este artículo fue recibido el 23 de noviembre del 2016, revisado el 8 de septiembre del 2016 y finalmente
aceptado el 12 de diciembre del 2016.
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que a mayor nivel educativo de los individuos, parecería generarse un efecto
positivo sobre la equidad de género al interior de la familia.
Palabras clave: producción del hogar (palabra clave del autor), asignación de
tiempo (palabra clave del autor), género (palabra clave del autor), ciclo de vida
(Thesaurus), nivel educativo(Thesaurus).
Clasificación JEL: D13, J22, J16.
Abstract
The aim of this paper is to present time profiles of home production and its
consumption by sex and age for Uruguay. For this, we apply an extension of the
methodology National Transfer Accounts, which implies estimating time spent
in home production and then valuing it. The activities considered correspond
to those that can be transferred to a third party, and for their valuation we
use the replacement cost method. The data come from the Time Use Survey
prepared by the National Institute of Statistics in 2007. The results show that
women spend more time than men on unpaid household activities at all ages.
It is also observed that a higher educational level of the individuals seems to
generate a positive effect on the gender equality of the family.
Key words: Home production, time allocation, gender, life cycle, educational
level.
JEL classification: D13, J22, J16.
Introducción
La evidencia muestra el importante papel que desempeñan las mujeres en las
actividades realizadas en el hogar, entre ellas las de cuidados de personas
dependientes, al tiempo que su participación en el mercado laboral ha venido
creciendo, tomando proporciones relevantes incluso en países en que tradi-
cionalmente había sido débil. Ello motiva a valorar la producción del hogar en
unidades monetarias para, de este modo, evidenciar la contribución (mayorita-
riamente femenina) al bienestar total por parte de quienes realizan actividades
económicas en el hogar sin remuneración a cambio (Hirway, 2005).
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En 1934, Margaret Reid publica su libro Economics of Household Production,
en el cual estudia la producción del hogar, es decir, aquellas actividades no
remuneradas ejecutadas por y para los miembros del hogar, que pueden ser
reemplazadas por bienes o servicios de mercado. Posteriormente, a partir del
Informe sobre los Derechos de la Mujer en 1985, la Cumbre Mundial sobre el
Desarrollo Social de Copenhague en 1995, y la Plataforma de Beijing en 1995,
se le otorga mayor interés a la valoración de la producción del hogar y a la
elaboración de las llamadas cuentas satélites de los hogares (Aguirre y Ferrari,
2014; Eurostat, 2003; INEGI, 2012; Varjonen, 1998).
Más recientemente, se desarrolla la metodología que se aplica en este trabajo,
las Cuentas Nacionales de Transferencias de Tiempo (de aquí en adelante NTTA,
por su sigla en inglés: National Time Transfer Accounts). Estas son una exten-
sión de las Cuentas Nacionales de Transferencias (de aquí en adelante NTA, por
su sigla en inglés: National Transfer Accounts)3, las cuales proporcionan esti-
maciones de los flujos económicos registrados en las Cuentas Nacionales (pro-
ducción, consumo, ingresos, etc.) desde una perspectiva generacional, es decir,
por edades. Mientras que las NTA se restringen a la producción de mercado,
las NTTA incorporan las transferencias de tiempo vinculadas a la producción
del hogar proveniente de actividades no remuneradas. Por tanto, al integrar
las NTA y las NTTA se logra visualizar un panorama completo de la economía.
Lo novedoso del enfoque de las NTTA respecto a otras metodologías que miden
uso del tiempo consiste en la generación de estimaciones de producción del
hogar y su consumo a lo largo de todas las edades diferenciando por sexo. De
la diferencia entre producción y consumo surgen los resultados netos (déficit
o superávit de transferencias de tiempo), ya sea a nivel individual o a nivel
agregado. Además, estas transferencias de tiempo pueden ser expresadas en
unidades monetarias por medio de la aplicación de diferentes métodos de
valorización y, de este modo, es posible medir las contribuciones económicas
durante la vida por parte de varones y mujeres.
La apertura por sexo y edad es de gran importancia en este tipo de análisis.
La perspectiva de género es valorada en los trabajos de uso del tiempo, ya
que la evidencia es contundente sobre cuál es la contribución femenina a las
3 Para más información sobre las NTA y NTTA se recomienda consultar los sitios web http://www.ntac-
counts.org y http://www.cww-dpru.uct.ac.za/.
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actividades del hogar (Aguirre y Ferrari, 2014). En cuanto a la edad, su rele-
vancia proviene de la existencia de diferencias que responden a dos efectos:
el de generación (o cohorte de nacimiento) y el estrictamente atribuible a la
edad (asociado al ciclo de vida).
Para el caso latinoamericano, hasta el momento existen estimaciones para
México (Rivero, 2016), Costa Rica (Jiménez-Fontana, 2014 y 2016) y Colom-
bia (Urdinola, 2016). Existen además estimaciones para Estados Unidos (Done-
hower y Mejía, 2012), 18 países europeos (Rentería, Scandurra, Souto y Patxtot,
2016; Sambt, Donehower y Verbic, 2016; Zagheni y Zannella, 2013; Zagheni,
Zannella, Movsesyan y Wagner, 2015), 3 países asiáticos y 4 africanos. Todos
ellos tienen en común mostrar la presencia de una brecha de género en la pro-
ducción del hogar, particularmente notoria en las edades medias, y en la que
es muy relevante la función de la actividad de cuidados de personas. Por otro
lado, las diferencias entre países son potencialmente útiles para analizar los
efectos que pueden tener los distintos arreglos institucionales y familiares.
Este artículo tiene como objetivo contribuir con estimaciones novedosas de
NTTA aplicadas al caso de Uruguay. Más precisamente, se propone: 1) estudiar
las diferencias de género del tiempo dedicado a las actividades del hogar, dada la
edad; 2) indagar quiénes son los beneficiarios de ese tiempo, lo que permite
analizar el tiempo dedicado a la producción en términos netos; 3) explorar
las diferencias entre personas de distinto nivel educativo. La fuente de datos
es la Encuesta de Uso del Tiempo (EUT) elaborada por el Instituto Nacional de
Estadística (INE) en todo el territorio uruguayo durante el año 2007.
Puesto que se emplea información de corte transversal para un solo año,
los efectos generación y edad se confunden, por lo que la interpretación de los
resultados requiere realizar alguna hipótesis sobre cuál es el predominante.
Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que las mujeres dedican
más tiempo a la producción del hogar en comparación con los varones para
todas las edades, con las consiguientes diferencias por sexo que se evidencian
en los ingresos percibidos, en las trayectorias profesionales y en el grado de
independencia económica, entre otros. Una apertura por actividades indica
que eso ocurre en todas ellas, con la excepción de algunas tareas generales
del hogar de baja carga horaria. Además, las mujeres en las edades medias
dedican más tiempo a la producción del hogar que a su consumo, por tanto,
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presentan superávit de transferencias de tiempo; en cambio, los varones son
deficitarios incluso en esas edades. Por último, el análisis por nivel educativo
sugiere que el patrón de la tradicional división sexual del trabajo se suaviza
para los mayores niveles, equilibrándose los roles de género dentro del hogar,
en especial en lo que refiere a los cuidados.
El artículo se organiza en tres secciones que siguen a esta introducción. En la
primera sección se incluyen los aspectos metodológicos e información sobre
los datos para las estimaciones. En la segunda sección se presentan los resul-
tados y, por último, se exponen unas reflexiones finales.
I. Datos y método
En este trabajo se estima la producción del hogar y su consumo por edad y
sexo, en unidades de tiempo y en unidades monetarias. Se sigue la propuesta
de Donehower (2014), la cual, a su vez, se basa en varios antecedentes, algu-
nos de ellos referidos a lo largo de la sección.
Se entiende por producción del hogar las transferencias que realizan los indi-
viduos a los integrantes del hogar a partir de actividades no remuneradas.
Los beneficiarios de esas transferencias son los consumidores de esa produc-
ción, donde se debe tomar en cuenta que en varias actividades, el propio pro-
ductor es un consumidor. Es posible definir las transferencias netas como la
diferencia entre las transferencias realizadas menos las recibidas (producción
menos consumo).
La fuente de datos utilizada es la EUT realizada en Uruguay en el mes de sep-
tiembre del año 2007 por el INE. La encuesta releva el uso del tiempo de todos
los integrantes del hogar, el cual es informado por una única persona: un mayor
de 13 años principal responsable de las tareas del hogar. El total de personas
que operaron como informantes corresponde a 4.484, de los cuales el 26%
son varones (1.153) y el 74% mujeres (3.331)4. Estas personas informan sobre
las actividades de 8.971 integrantes del hogar, 4.118 varones y 4.853 mujeres.
4 El desbalance en el sexo del informante podría afectar la información reportada. En particular, puede
ocurrir que los informantes perciban (y declaren en la encuesta) que trabajan más horas que las que
efectivamente trabajan y/o perciban que los demás miembros trabajan menos. Como consecuencia, el
desbalance entre informantes podría repercutir en una sobreestimación del trabajo de las mujeres. En
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En relación con la forma de relevar la información, se aplicó el método de lista
de actividades, el cual consiste en que el individuo declare cuánto tiempo le
dedica a actividades específicas que aparecen en un cuestionario5.
A. Producción del hogar
Para la estimación de la producción del hogar, es decir, las transferencias de
tiempo realizadas por los individuos, se consideraron las actividades para las
cuales se puede contratar a una tercera persona (Donehower, 2014; Landefeld
y McCulla, 2000; Reid, 1934). El cuestionario de la EUT recoge información
sobre el tiempo destinado a diferentes actividades, las cuales fueron reorde-
nadas en cuatro grupos: cuidados dentro del hogar, actividades de cocina y
limpieza, tareas generales dentro del hogar y apoyo a otros hogares. El con-
tenido de cada grupo de actividad se detalla en el cuadro 1.
Para estimar la producción por edad y sexo se utiliza el reporte del entrevis-
tado, el cual tuvo que ser anualizado a los efectos de estimar la producción
anual. El período de referencia en la EUT es el último día laborable y el último
día de descanso semanal previo a la entrevista. Por tanto, las horas informa-
das por el último día laborable fueron multiplicadas por 365, y las registradas
para el último día de descanso semanal por 52.
B. Consumo del hogar
La estimación de la producción por edad y sexo no presenta dificultades, ya
que ambas variables son informadas por la EUT. Lo que la EUT (y en general
las encuestas de uso del tiempo) no informa quién es el consumidor de dicha
producción, por lo que se requiere de algunos supuestos para hacer perfiles
de consumo por edad y sexo.
cuanto a su posible efecto sobre las actividades, no parece importante, ya que no existen diferencias
sustanciales en el tipo de tareas que realizan hombres y mujeres informantes.
5 El INE decidió optar por el método de lista de actividades recogiendo la información por medio de una
entrevista personal realizada por un encuestador. Para ello, se empleó un cuestionario semiestructurado
de 60 preguntas que se divide en los siguientes capítulos: “Trabajo doméstico familiar”, “Tiempo de
traslado”, “Actividades de esparcimiento”, “Tareas no remuneradas comunitarias o de voluntariado”,
“Cuidado de niños y niñas del hogar”, “Cuidado de personas dependientes o enfermas” y “Apoyo a otros
hogares y otros familiares en forma gratuita”.
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Cuadro 1. Grupos de actividades y actividades para las estimaciones NTTA
Grupos de actividades Actividades
1. Cuidados dentro
del hogar Cuidado de niños
Cuidado de
personas
adulto mayores
y enfermas
Tiempo de traslado
en viajes vinculado a
dichas actividades de
cuidados
2. Actividades de cocina
y limpieza
Preparación de
comidas y bebidas
Limpieza de la
vivienda
Limpieza y cuidado de
la ropa
Compras
cotidianas
de bienes y
servicios
3. Tareas generales
dentro del hogar
Mantenimiento del
hogar y reparación
Administración
(gestiones
externas)
Tiempos de traslados
dedicados a trámites
de la vivienda
Cuidado
de jardín y
mascotas
4. Apoyos a
otros hogares Cuidado de niños
Cuidado de
personas
adulto mayores
y enfermas
Apoyos en tareas
domésticas o trámites
para esos hogares
Fuente: adaptado de Encuesta de Uso del Tiempo, 2007, INE, Uruguay.
La estrategia seguida para identificar al consumidor es diferente entre acti-
vidades. Específicamente, Donehower (2014) propone una estrategia para el
caso de la producción específica (cuyo beneficiario está implícito) y otra para
la producción general.
Cuando la actividad tiene beneficiarios implícitos es posible identificarlos. Es el
caso del cuidado de niños, los cuales están definidos en la EUT como menores
de 13 años. Una alternativa es asignarle a cada destinatario el tiempo desti-
nado a la producción dividido por el número de destinatarios en el hogar. Otra
alternativa es tratar de realizar una estimación que tome en cuenta que la
intensidad del consumo varía con la edad. En la presente estimación se siguió
la segunda opción. El primer paso consistió en estimar el modelo:
C a N a
j
a
a
j j
=
( ) ( ) ( )
=
=
∑ β +∈
0
12 1 (1)
Donde Cj es el consumo del hogar j (que es igual a la producción y por tanto,
se cuenta con el registro), N a
j
( )
es el número de destinatarios (niños) de edad
a en el hogar j y
j es una perturbación aleatoria. Existen tantas variables
N a
( )
como edades de potenciales destinatarios (de 0 a 12 años).
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La estimación de los parámetros se realizó mediante mínimos cuadrados ordi-
narios. Cada parámetro a
( )
indica cuánto varía el consumo ante un nuevo
integrante de edad a. Es, por tanto, un indicador del consumo de cada indivi-
duo de edad a. En un segundo paso, se procedió a ajustar este indicador. Así,
a los efectos de tomar en cuenta las diferencias entre individuos de diferen-
tes hogares (recogidas en el término de perturbación), se ponderó a
( )
por la
razón entre el consumo del hogar y el consumo predicho. O sea, el consumo
de cada individuo i de edad a del hogar j se estimó como:
CN a C
j i
a
a
a
aj
j
ɵ
,=
( ) ( )
( )
=
=
( )
β
Σ β ∗
0
12 2 (2)
Cuando la actividad no tiene destinatarios implícitos, es decir, corresponde a
producción general, todos los miembros del hogar son consumidores, incluido
el productor. Es el caso de la limpieza de la vivienda, preparación de alimentos,
mantenimiento y reparación del hogar, entre otras. En este caso, se imputó a
cada integrante del hogar la producción per cápita.
Debido a la forma de relevamiento de actividades en la EUT, en el caso uruguayo
se debió lidiar con una situación no prevista en la propuesta de Donehower
(2014). Es el caso del cuidado de ancianos y enfermos, en el cual aparece un
beneficiario (anciano) implícito identificable, pero otro (enfermo) no es identi-
ficable. En este caso se optó por dividir la producción entre los mayores de 12
años, en el supuesto de que el cuidado de un niño enfermo es reportado en el
tiempo dedicado a cuidado de niños y que la probabilidad de estar enfermo es
la misma para todos los mayores de 12. Nótese en particular que, como la EUT
no reporta el cuidado de ancianos por separado, el consumo de este grupo no
está correctamente estimado. Los hogares problemáticos son aquellos en que
los adultos mayores conviven con adultos y jóvenes. Es posible que el cuidado
de adultos mayores esté subestimado debido a que problemas de salud del
adulto mayor conlleven a la convivencia con sus hijos al tiempo que se está
suponiendo igual riesgo de enfermedad para todas las edades.
Por último, para estimar el tiempo de apoyo recibido desde otros hogares
(incluye cuidado de niños, cuidado de dependientes y ayudas en otras tareas)
se siguió el criterio de distinguir producción general y específica distribuyendo
equitativamente la producción entre las edades de la población objetivo.
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Nótese que en todos los casos la estimación del consumo no distingue entre
hombres y mujeres de misma edad. Una vez que se le asignó a cada individuo
su consumo, la estimación por sexo y edad se realizó a partir de las caracte-
rísticas demográficas reportadas en la encuesta.
C. Valorización de la producción del hogar
El paso siguiente a la estimación del tiempo dedicado a la producción del hogar
es su valorización. Hay dos métodos usualmente utilizados para la valoración
monetaria de la producción del hogar: el “método directo”, consiste en valo-
rar los productos y servicios utilizando precios de mercado; y el “método indi-
recto”, consiste en valorar el producto obtenido a partir de los costos de los
insumos empleados en la producción.
El método directo requiere conocer la cantidad de bienes y servicios producidos
por el hogar (número y tipos de comidas preparadas, número de prendas de
vestir lavadas, etc.). Una desventaja del método es que la información nece-
saria raramente es relevada por las estadísticas (Landefeld y McCulla, 2000;
Hirway, 2005). Una vez que se identifican los productos, se deben imputar
los precios de productos equivalentes del mercado, por lo que se debe recu-
rrir a supuestos como la homogeneidad de la calidad de los bienes y servicios
(Hirway, 2005; Salvador, 2009). Finalmente, el valor generado por los inte-
grantes del hogar se calcula sustrayendo al valor de la producción total los
insumos intermedios y el consumo de capital fijo (Goldschmidt-Clermont y
Pagnossin-Aligisakis, 1999).
En este trabajo se utilizó el método indirecto. La propuesta general es estimar
el producto a partir de valorar el valor agregado por medio de la remuneración de
los factores. En el entendido de que el peso del factor trabajo es casi 100%, lo
usual es que el producto se estime a partir del valor del trabajo excluyendo
el costo del capital. Para llevar adelante este método hay dos enfoques prin-
cipales: el de costo de oportunidad y el de costo de reemplazo.
Bajo el enfoque del costo de oportunidad, el producto se valora según el salario
que el individuo que realiza esa producción deja de percibir en el mercado labo-
ral, asumiendo que el valor de una hora marginal de trabajo en el hogar es igual
al valor de una hora marginal de trabajo en el mercado. Usualmente cuando
el individuo no trabaja se estima un salario potencial con base en atributos
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productivos y otras características (Francavilla, Giannelli, Grotkowska y Socha,
2011; Salvador, 2007). Una de las críticas principales a este enfoque es que
como la valoración depende de las características de los individuos, se puede
obtener un valor diferente de la producción en hogares en que se realizan los
mismos bienes y servicios, lo que genera distorsiones en los resultados (Lan-
defeld y McCulla, 2000). Obsérvese que esta estimación supone que la produc-
tividad que el individuo ofrece en el mercado laboral es la misma que obtiene
en la producción del hogar. Este supuesto no es totalmente compatible con
los modelos tradicionales de asignación del tiempo, donde se asume que las
personas se dedican a la actividad en la que su productividad (en términos
comparados) es mayor. Por ejemplo, un abogado tiene (en promedio) un sala-
rio más elevado que un cocinero, pero su productividad en la tarea de coci-
nar es probablemente más baja y, por ende, las comidas que prepare deberían
tener un valor más bajo. Pero con el método del costo de oportunidad, el valor
de la producción del hogar del abogado es mayor al del cocinero. Esto tiene
implicancias cuando se compara a hombres y mujeres. En efecto, la crianza
tradicional puede llevar a que la productividad en la producción del hogar
sea relativamente mayor para la mujer, al tiempo que hay una brecha sala-
rial que se debe a la existencia de discriminación de género en el mercado
de trabajo. Consecuentemente, debido a esta especialización de la mujer en
el ámbito doméstico, la valoración de la producción del hogar podría estar
sobreestimada cuando la realiza un hombre (en términos relativos a cuando
la realiza una mujer).
Fundamentalmente, debido a la sensibilidad del método del costo de oportu-
nidad a las diferencias de género en la valoración, en este trabajo se opta por
utilizar el método de costo de reemplazo. Este consiste en valorizar las horas
de trabajo en la producción del hogar utilizando el salario pagado en el mer-
cado por realizar una tarea similar. Este método parece más apropiado para
acercarse al valor de la producción medido en forma directa: implícitamente,
supone que el valor está dado por el valor del trabajo en una producción que
no tiene lucro. Nótese que de todas maneras la discriminación de género en el
mercado de trabajo continúa afectando las estimaciones, debido a que exis-
ten tareas donde predominan hombres y otras en donde predominan mujeres.
Para detectar la “tarea similar”, en la literatura relevada se recurre usualmente
a dos formas distintas (Landefeld y Mc Culla, 2000; Hirway 2005). La primera
forma es asimilar a quien realiza el producto del hogar como a un trabajador
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no calificado. En este caso, se imputa el salario de un trabajador no especia-
lizado contratado por el mercado (quien puede llevar adelante todo tipo de
tarea, como por ejemplo, el trabajador del servicio doméstico). La segunda
forma consiste en imputar salarios de trabajadores especializados según la
tarea; por ejemplo, el salario de un cocinero para la preparación de alimen-
tos, de una niñera para el cuidado de niños, entre otras.
La discusión sobre cuál salario tomar como referencia se basa en preguntarse
si la productividad del trabajo en la producción de determinado producto o
servicio del hogar es similar o no a la de un trabajador calificado específi-
camente para realizar esa tarea. Hay quienes sostienen que la productividad
del trabajador especializado es superior a la del trabajador del hogar, por lo
que al utilizar su salario se sobreestima el producto del hogar (Francavilla
et al., 2011). Esto se fundamenta en la idea de que quien trabaja en el hogar
generalmente desempeña variadas tareas y no tiene el mismo capital humano
(experiencia y formación) que un profesional especializado dedicado a una
tarea. Además, se esgrime que la utilización de capital físico adecuado para
la tarea aumenta la productividad del trabajo, y quien produce en el hogar
emplea menor intensidad de capital (Abraham y Mackie, 2005; Landefeld y
McCulla, 2000). De todas maneras, en los modelos de asignación de tiempo
quien trabaja en el hogar es quien tiene mayor productividad relativa, por lo
que el salario no especializado podría subestimar su trabajo. Sin pretender
ponerle un punto final al debate, en este trabajo se utiliza el costo de reem-
plazo con el criterio de medir la hora trabajada a partir de un salario o más
de trabajadores especializados y/o no especializados.
Otra cuestión a resolver es si debe utilizarse el salario antes o después de
impuestos directos y contribuciones sociales. La valoración después de impues-
tos directos y contribuciones sociales es más adecuada cuando se pretende
conocer el pago que reciben las personas en el mercado por una determinada
actividad, y está asociada a la aplicación del método de costo de oportunidad
(Goldschmidt-Clermont y Pagnossin-Aligisakis, 1999). En este ejercicio, dado
que se aplica el método de reemplazo (y no de costo de oportunidad), la valo-
ración se realiza antes de impuestos directos y contribuciones sociales, refle-
jando el total del costo laboral (Donehower, 2014). En otras palabras, el valor
de la producción del hogar se mide por el total del valor del trabajo.
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Para llevar adelante la valorización se emplearon los microdatos de los ingresos
laborales de los trabajadores dependientes privados de la Encuesta Continua
de Hogares (ECH) del 2007. Una vez identificadas las ocupaciones laborales
correspondientes a las actividades a ser valoradas, se calculó el salario por hora
promedio y se le imputó a cada hora trabajada en el hogar según la actividad
asociada. El valor agregado total se calculó multiplicando el valor promedio de
cada edad de varones y mujeres por separado, por el número de personas de
esa edad correspondiente a la proyección de población del año 2007 del INE.
Tal como se mencionó, el valor corresponde al salario promedio (en la ocu-
pación relevante) antes de impuestos y contribuciones. Pero la ECH registra
el salario luego de impuestos y contribuciones, por lo que para la estimación
se aplicaron las tasas previstas por la ley. Se utilizó la información sobre si la
persona aportaba o no a la seguridad social, aspecto relevado en la ECH. Si
el trabajador respondió que aportaba, se asumió que lo hacía por todo el
salario; es decir, se supone que no hay evasión parcial. Así, a los salarios
informados se le agregaron los impuestos directos y contribuciones que corres-
ponde pagar de forma obligatoria por parte del trabajador y empleador6. En
caso contrario, no se sumó nada, asumiendo que quien no cotiza al sistema de
seguridad social no paga ningún impuesto. De esta manera, el valor estimado
es el que más se aproxima al valor de mercado del trabajo.
Puesto que se estimó el salario por hora promedio de cada actividad, en los
casos en que la actividad comprendía varias ocupaciones se consideraron todas
ellas. Obsérvese que el promedio refleja en cierta medida la estructura ocupa-
cional de mercado de la actividad.
En el anexo se presentan las ocupaciones consideradas en cada actividad y el
salario promedio con que se valoró la hora de cada una de ellas (Véase cua-
dro A.1). Los valores más bajos corresponden a las actividades de cuidado de
niños y lavandería y costura, que son las de mayor participación femenina en
el mercado laboral y están vinculadas a ocupaciones de salarios bajos. Por el
contrario, a la administración del hogar le corresponde un salario elevado, al
estar vinculada a empleos más calificados y mejor remunerados.
6 En el 2007 los principales eran el impuesto al salario, las contribuciones a la seguridad social y las
contribuciones al seguro de salud.
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 213
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
II. Resultados
La presentación de los resultados se estructura en cuatro apartados. Pri-
mero se presentan las estimaciones del tiempo destinado a la producción del
hogar, luego las transferencias recibidas o consumo y, en el tercer apartado,
las transferencias netas valorizadas en unidades monetarias. Finalmente, en
el cuarto apartado, se presenta el tiempo destinado a la producción del hogar
por nivel educativo.
A. Tiempo destinado a la producción del hogar
En la figura 1 se presenta el número de horas diarias dedicadas a la produc-
ción del hogar por edad, para mujeres y varones por separado. En la misma
dirección a como lo muestra la evidencia internacional, la dedicación de las
mujeres es superior a la de los varones en todas las edades.
La apertura por edad permite ver que hay también una diferencia de género en
los perfiles. Para los varones, la dedicación horaria se duplica entre la adoles-
cencia y la juventud (alrededor de los 25 años), pasando de 1 a 2 horas diarias.
Luego se mantiene relativamente estable hasta caer en edades muy avanza-
das (80 años). Las mujeres registran un crecimiento mucho mayor a partir de
la adolescencia: de 2 horas a los 14-18 pasan a alcanzar su punto más alto
de 6,7 horas diarias a la edad 34-38. A partir de los 38 años, la cantidad de
horas comienza a decrecer y si bien repunta alrededor de los 65, la tendencia
general es de disminución.
En perspectiva comparada, las formas de las figuras para varones y mujeres de
Uruguay se asemejan a las del resto del mundo. De todas maneras, la brecha
de las horas dedicadas por las mujeres en relación con los varones es menor en
Costa Rica (Jiménez-Fontana, 2014 y 20167) y en los países europeos (Zagheni
y Zannella, 2013; Zagheni et al., 2015), lo cual significa que existe un mayor
balance entre ambos sexos en la producción del hogar en esos países, compa-
rado con Uruguay. Por el contrario, las estimaciones para Tailandia (Phanani-
ramai, 2011) indican que la brecha de las horas dedicadas por las mujeres en
comparación con la de los varones es mayor que la de Uruguay.
7 Jiménez-Fontana realizó dos estimaciones para Costa Rica, la primera de ellas con base en la Encuesta
de Uso del Tiempo del 2004 y la segunda con la encuesta del 2011.
Producción del hogar por edad y sexo
214
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
Por otro lado, de la combinación del tiempo dedicado a la producción del
hogar y de mercado por separado, se desprenden dos resultados. En primer
lugar, las mujeres en promedio dedican más horas a la producción total, por
tanto, cuentan con menor tiempo de ocio que los varones para todas las eda-
des. En segundo lugar, de acuerdo con las horas dedicadas en ambos ámbi-
tos, los varones se encuentran más especializados en el mercado laboral y las
mujeres en el hogar (véanse figuras 1 y 2). Esto último acarrea diferencias por
sexo en los ingresos percibidos, en las trayectorias profesionales y en el grado
de independencia económica, entre otros.
Figura 1. Número de horas diarias dedicadas
a la producción del hogar, por sexo,
Uruguay 2007
7
6
5
4
3
2
1
0
7
6
5
4
3
2
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0
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
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24-28
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14-18
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
Varones Mujeres Varones Mujeres
Fuente: adaptado de EUT 2007, Uruguay.
Los resultados encontrados sobre la producción del hogar son consistentes con
la hipótesis del comportamiento femenino del ciclo de vida, es decir, es más
intensa la dedicación en la etapa asociada a la crianza de los hijos. El análisis
de este punto se realiza mejor si se desagrega el perfil por actividades pre-
sentado en las figuras 3 y 4.
Para las mujeres, el perfil de las tareas de cuidados de personas (que incluye
el cuidado de niños) tiene al inicio una forma de U invertida, con un pico en
las edades 29-33 de 2 horas diarias. A los 49-53 años el valor se estabiliza en
valores próximos al 0. Esto se condice con un ciclo de vida en que la mater-
nidad implica el cuidado de los hijos. En cuanto a los hombres, sus niveles
son más bajos pero presentan un patrón que puede responder al efecto de
la paternidad, ya que se observa una joroba con un pico a los 34-38 años.
Figura 2. Nú mero de horas diarias dedicadas
a la prod ucción de mer cado, por
sexo, Uruguay 2007
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 215
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
Figura 3. Número de horas dedicadas por los
varones a cada grupo de actividades,
Uruguay 2007
5
4
3
2
1
0
5
4
3
2
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84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
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49-53
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24-28
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84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
Actividades de cocina y limpieza
Cuidados dentro del hogar
Tareas generales dentro del hogar
Apoyo a otros hogares
Actividades de cocina y limpieza
Cuidados dentro del hogar
Tareas generales dentro del hogar
Apoyo a otros hogares
Fuente: adaptado de EUT 2007, Uruguay.
Obsérvese que este pico es posterior al de las mujeres, consistente con que
la paternidad comienza más tardíamente que para las mujeres8. Este punto
máximo no llega a la hora diaria, lo que indica una diferencia de género en
esta actividad del hogar. Estimaciones realizadas con una muestra de hogares
de parejas con hijos muestran el mismo patrón, aunque se registra una mayor
intensidad en la dedicación en horas a los cuidados tanto para los varones
como para las mujeres.
También las actividades de cocina y limpieza (que son las más importantes
para ambos sexos en relación con su carga horaria) parecen estar relacionadas
con la presencia de hijos en el caso de las mujeres. Su perfil crece hasta los
44-48 años, alcanzando las 4 horas y media. Luego, la dedicación se mantiene
en un nivel algo más bajo hasta los 70 años, en que comienza un descenso.
En cuanto a los varones, los niveles son notoriamente más bajos que los de
las mujeres, alcanzando en su pico valores inferiores a las 2 horas diarias. A
su vez, el perfil por edad tiene una tendencia creciente hasta los 80 años. Ello
no es fácil de interpretar si se piensa en términos de cambios generacionales en
los roles, según los cuales, cuanto mayor es la edad, más habría imperado
un estilo de crianza para el cual las actividades de cocina y limpieza serían
“femeninas”. A título especulativo, podría decirse que este perfil se origina en
8 Varela, Fostik y Fernández (2014) mostraron que en Uruguay el inicio de la trayectoria reproductiva de
los varones es más tardío que el de las mujeres.
Figura 4. Número de horas dedicadas por las
mujeres a cada grupo de actividades,
Uruguay 2007
Producción del hogar por edad y sexo
216
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cambios de comportamiento durante el ciclo de vida. Por ejemplo, es posible
que con la edad los varones se comprometan más con las tareas rutinarias del
hogar a medida que van transitando por la formación de su hogar, la crianza
de los hijos y el retiro del mercado de trabajo. Ello podría incluso reforzarse en
los hombres que forman un hogar unipersonal en la vejez o en aquellos que,
estando en pareja, afrontan el deterioro físico de su cónyuge aumentando su
dedicación a la producción del hogar.
Las otras dos actividades (tareas generales dentro del hogar y apoyo a otros
hogares) tienen un peso notoriamente menor. En la dedicación en horas a las
tareas generales dentro del hogar, que en promedio no alcanza la hora diaria,
la participación de varones y mujeres es más equitativa. Cabe recordar que
aquí dentro se ubican las tareas de mantenimiento, reparación y administra-
ción del hogar, entre otras; en estas, específicamente, la dedicación de los
varones supera al de las mujeres.
Por último, en los apoyos a otros hogares los varones tienen una participación
muy poco significativa. En el caso de las mujeres, se detecta un pico alrede-
dor de los 50 años que podría atribuirse a los apoyos que las hijas adultas les
brindan a sus padres adultos mayores en otros hogares. También se detecta
otro pico en las mujeres a los 65, años aproximadamente, que podría dar indi-
cios del papel de las “abuelas cuidadoras”, tal como lo registraron Zagheni y
Zannella (2013) para Francia, Italia y España. Si esto es así, entonces estarían
realizándose transferencias de tiempo de unas generaciones a otras más jóve-
nes (de mujeres adultas mayores a nietos).
Por último, en términos monetarios, la producción del hogar bajo el método de
costo de reemplazo especialista para el año 2007 representa un 23% del pro-
ducto interno bruto (PIB) de ese año. Estos resultados están alineados con esti-
maciones de las cuentas satélites de los hogares de Uruguay (Salvador, 2009).
B. Beneficiarios de la producción del hogar
Lo primero que se debe indicar es que por el método empleado resulta difícil
encontrar brechas de género en el consumo. En efecto, la estrategia metodo-
lógica seguida se adapta mejor a la identificación de la edad del beneficia-
rio. De todas maneras, el consumo diferirá por género en cuanto los hogares
con más peso femenino/masculino tengan diferente composición y nivel de
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 217
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
producción del hogar. Tal como se presenta en la figura 5, este efecto no se
percibe en este tipo de análisis, pues se observa que las figuras de consumo
de varones y mujeres prácticamente se superponen.
En los primeros años de vida, el número de horas diarias requeridas adquiere
sus valores más altos, lo que se atribuye a las necesidades de cuidados. Este
consumo se reduce paulatinamente durante la niñez y la adolescencia, y se
estanca en 2 horas diarias entre los 18 años y los 44 años para ambos sexos.
Luego, entre los 45 y 74 años, el consumo per cápita para varones y mujeres
crece, aunque de manera moderada, y en su nivel más alto (3 horas diarias) se
mantiene muy alejado del consumo registrado en la primera infancia. En las
edades más avanzadas, después de los 75 años, el consumo vuelve a descender.
En Uruguay, al igual que en estimaciones para países europeos, se identifica un
mayor consumo en las edades más tempranas que luego decrece hasta la entrada
en la etapa de la vejez. Sin embargo, en las estimaciones europeas a partir de los
60 años aumenta nuevamente el consumo per cápita a niveles cercanos (y en
algunos casos iguales) a los de las edades iniciales (Zagheni y Zannella, 2013),
lo cual no se evidencia con esa magnitud para el caso uruguayo.
En la figura 6 se muestran las estimaciones de horas diarias consumidas en
promedio por cada grupo de actividades a lo largo de las diferentes edades.
En primer lugar, el tiempo de cuidados recibidos dentro del hogar es muy inten-
sivo en los primeros años de vida (por ejemplo, 5 horas en la edad 0, 4 horas
en la edad 1, entre otras). Para el grupo de 0 a 3 años el 70% de las trans-
ferencias de tiempo recibidas corresponde a cuidados dentro del hogar. Pero
luego con la edad decrece el peso de los cuidados. En las edades más avan-
zadas (80 y más) hay un repunte en las transferencias de tiempo recibidas, lo
cual es consistente con el ciclo de vida y las situaciones de dependencia de las
personas en esas edades. Este crecimiento podría incluso estar subestimado
debido al aumento de la incidencia de personas institucionalizadas (viven en
casas de salud), y a que la EUT no distingue entre cuidado a adultos mayores
y a enfermos.
Producción del hogar por edad y sexo
218
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
Figura 5. Número de horas diarias
consumidas por sexo,
Uruguay 2007
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
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9 a 13
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0 - 3
84y+
79-83
74-78
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9 a 13
4 a 8
0 - 3
4,5
4,0
3,5
3,0
2,5
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1,5
1,0
0,0
Actividades de cocina y limpieza
Cuidados dentro del hogar
Tareas generales dentro del hogar
Apoyo a otros hogares
7
6
5
4
3
2
1
0
Varones Mujeres
Fuente: adaptado de EUT 2007, Uruguay.
Pasados los primeros años de vida, la actividad de cocina y limpieza pasa a ser
la más requerida, y su consumo crece llegada la adolescencia. Entre las edades
de 40 y 65, este consumo aumenta nuevamente. Una hipótesis de este incre-
mento puede ser la pérdida de economías de escala: a estas edades, el tamaño
de los hogares se reduce por la emancipación de los hijos, pero la producción
no se ajusta en igual proporción debido a requerimientos mínimos. A partir de
los 74 años se registra una caída y caben dos hipótesis sobre este hecho. Una
de ellas es si esto implicaría que está cayendo el bienestar de esas personas
porque están consumiendo menos, y la otra es si están sustituyendo este con-
sumo por compra de servicios en el mercado, ya sea por una elección de com-
prar ocio o por presentar algún tipo de dependencia física.
Finalmente, las edades más tempranas se destacan como las mayores recep-
toras de las transferencias recibidas desde otros hogares.
C. Transferencias netas
La resta del tiempo destinado a la producción y al consumo da lugar al con-
cepto de transferencias netas. Recuérdese que un valor positivo significa que
el consumo es superior a la producción (déficit), y un valor negativo, que la
producción es superior al consumo (superávit). Se ha optado por presentar los
Figura 6. Número de horas diarias consumidas
e n p romed io por cad a grupo d e
actividades, Uruguay 2007
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 219
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resultados en unidades monetarias, con el propósito de agregar las actividades
por su precio; los perfiles no presentan cambios sustanciales si se les compara
a los expresados en unidades de tiempo.
De acuerdo con la figura 7 durante la etapa de la niñez, a escala per cápita
tanto un varón como una mujer promedio son consumidores netos, ya que no
producen pero consumen.
En la adolescencia, las mujeres uruguayas comienzan a producir y, por tanto,
pasan a ser superavitarias; por el contrario, los varones, aun cuando produ-
cen, se mantienen como consumidores netos. En las edades medias entre los
25 y 55 años, los varones pasan a compensar su producción y consumo (el
déficit es más reducido) y las mujeres incrementan su superávit de transfe-
rencias de tiempo. El pico de mayor producción neta de ellas se ubica entre
los 34 y 38 años.
A partir de los 60 años, el déficit de los varones comienza a crecer, atribuido en
mayor medida a un aumento del consumo per cápita que no es acompañado
por la producción. De todas maneras, este déficit adquiere dimensiones sus-
tancialmente menores al registrado en las edades tempranas. Las mujeres se
mantienen superavitarias hasta las edades más avanzadas, aunque con un
superávit cada vez más pequeño.
Esta constatación de lo que sucede tanto en la producción del hogar como con
el consumo para ambos sexos, permite confirmar que desde la adolescencia
las mujeres presentan un superávit de transferencias (producen más de lo que
consumen) y los hombres son deficitarios (consumen más de lo que produ-
cen). Este resultado es similar al hallado en los países europeos por Zagheni y
Zannella (2013), en Tailandia (Phananiramai, 2011) y en Costa Rica (Jiménez-
Fontana, 2014 y 2016).
Los niveles agregados se ven afectados por los tamaños de las cohortes; obvia-
mente el signo no cambia con respecto a los valores per cápita (véase figura 8).
Puesto que la proporción de niños es mayor que la de los adultos mayores, las
diferencias entre los dos grupos se amplían. Es el grupo de los niños el que
más requiere tiempo destinado a la producción del hogar, mientras que los
requerimientos de adultos mayores parecen muy pequeños (recuérdese que
existen problemas que podrían estar subestimando estos requerimientos). Por
Producción del hogar por edad y sexo
220
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
otro lado, son las mujeres desde la adolescencia y principalmente en las edades
medias las que más transfieren a los grupos deficitarios. Y los varones, por su
parte, desde las edades medias consumen a nivel agregado niveles cercanos
a lo que producen, es decir, generan un déficit más pequeño, sin lograr ser
superavitarios. A modo de resumen, las mujeres consumen el 52% del total
producido en el hogar y los varones el 48%; mientras ellas aportan el 71% de
la producción total y los varones el 29%. Esto confirma que las mujeres en su
conjunto sustentan su propio consumo (de producción del hogar) y comple-
mentan al de los varones.
Figura 7. Valor per cápita del déficit de tiempo
diario en pesos uruguayos por grupo
de edad y sexo, Uruguay 2007
Varones Mujeres Varones Mujeres
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
9 a 13
4 a 8
0 - 3
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
9 a 13
4 a 8
0 - 3
200
150
100
50
0
-50
-100
-150
-200
20.000.000
15.000.000
10.000.000
5.000.000
0
-5.000.000
-10.000.000
-15.000.000
-20.000.000
Fuente: adaptado de EUT y ECH 2007, Uruguay.
D. Tiempo destinado a la producción del
hogar por nivel educativo
En esta sección se introduce la variable nivel educativo. Se define nivel edu-
cativo bajo como menos de 9 años de estudio y nivel educativo alto como 9
años de estudio y más.
La importancia de la dimensión educativa radica en la asociación entre nivel
educativo y la inserción laboral, salarios y comportamiento reproductivo. Varios
trabajos dan cuenta de la relevancia de todas ellas en las diferentes trayec-
torias hacia la adultez (Billari y Philipov, 2004; Furstenberg, Kennedy, Mcloyd,
Rumbaut y Settersten, 2004; Varela et al., 2012).
Figura 8. Valor agregado del déficit de tiempo
diario en pesos uruguayos por grupo
de edad y sexo, Uruguay 2007
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 221
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
El análisis por nivel educativo en los varones no registra diferencias sustancia-
les de horas dedicadas al trabajo remunerado. Sin embargo, sí existen diferen-
cias en el grupo de las mujeres. Las mujeres más educadas presentan mayores
niveles de horas de trabajo remunerado en las edades activas.
Desde el punto de la producción del hogar, en la figura 9 aparecen los perfiles
de tiempo para los dos grupos educativos mencionados. Los perfiles sugie-
ren que las mujeres jóvenes menos educadas dedican más tiempo al hogar y
comienzan de forma más temprana que aquellas con mayor nivel educativo.
Esto es consistente con la coexistencia de dos patrones de transición a la
adultez distintos: un grupo deja de estudiar y forma un nuevo núcleo fami-
liar, mientras que otro grupo permanece en el sistema educativo y retrasa su
calendario reproductivo (Ravanera y Rajulton, 2006; Varela, 2008; Varela et
al., 2012). A esto se agregan las diferencias en la paridez alcanzada por ambos
grupos de mujeres (a mayor nivel educativo alcanzado, menor es el número
de hijos tenidos), lo cual también repercute en la cantidad de horas destina-
das a la crianza.
Sin embargo, a partir de los 30 años, los perfiles entre ambos grupos de mujeres
se acercan, lo cual sugiere que cuando las mujeres con más educación cons-
tituyen sus hogares e ingresan en la maternidad cambian sus asignaciones
de tiempo para dedicarse a la producción del hogar. Un resultado similar fue
hallado por Jiménez-Fontana (2014) para el caso de Costa Rica.
Por el contrario, en las edades activas, los varones con más educación dedican
más tiempo al hogar (aunque sea muy reducido) que los varones con menor
nivel educativo, a pesar de que trabajan de forma remunerada en promedio
las mismas horas. Tomando como base que siete de cada diez parejas tienen
el mismo nivel educativo (ya sea alto o bajo)9, esto podría dar indicios de una
relación positiva entre educación y distribución de roles más equitativa en
las familias. Los resultados para Italia (país donde es muy marcada la divi-
sión sexual del trabajo de forma tradicional) de Bloemen, Pasqua y Stancane-
lli (2009) abonan en esta dirección. Estos autores hallan que los varones más
9 Del total de parejas para el 2007 según la EUT, 37% es de nivel educativo bajo y 37% es de nivel edu-
cativo alto. El restante 26% corresponde a parejas donde se combina una persona de nivel educativo
bajo con otra de nivel educativo alto.
Producción del hogar por edad y sexo
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DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
educados destinan más tiempo a la producción del hogar cuando están casa-
dos con mujeres trabajadoras de alto nivel educativo.
Figura 9. Número de horas diarias dedicadas a la producción del hogar, según sexo
y nivel educativo, Uruguay 2007
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Nivel educativo bajo_Varón
Nivel educativo bajo_Mujer
Nivel educativo alto_Varón
Nivel educativo alto_Mujer
Fuente: elaboración propia a partir de EUT 2007, Uruguay.
Ahora, nos centraremos en dos de los cuatro grupos de actividades: cocina y
limpieza, y cuidados dentro del hogar. Las figuras 10 y 11 muestran las dife-
rencias según nivel educativo entre varones y mujeres en estos grupos.
Con relación a cocina y limpieza, las mujeres jóvenes y adultas menos educadas
aparecen más dedicadas a esta actividad en comparación con las más educa-
das. Y, por el contrario, en el caso de los varones en las mismas edades, los más
educados registran más horas diarias en cocina y limpieza (véase figura 10).
En la etapa asociada al retiro del mercado laboral, entre las mujeres tiende
a desaparecer la distancia en horas dedicadas a este grupo de actividad. Y
por su parte, los varones con menor nivel educativo registran un aumento en
las horas de cocina y limpieza, mientras que los de más nivel disminuyen su
carga horaria. Esto se podría atribuir a una capacidad económica más amplia
por parte de estos últimos para adquirir servicios en el mercado y tercerizar
la actividad doméstica.
En cuanto a las tareas de cuidados, para el caso de las mujeres a partir de los
34 años se acercan las horas de cuidados brindadas por ellas, sin importar el
nivel educativo alcanzado. La entrada más tardía de inicio a la maternidad de
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 223
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estas mujeres más educadas significaría una mayor intensidad de la carga de
tiempo dedicada a la producción del hogar, atribuida a las nuevas actividades
de crianza. Sin embargo, estas horas se encuentran por debajo de las registra-
das por las mujeres menos educadas (no alcanzan las 2 horas diarias). Caben
tres hipótesis al respecto que pueden ser compatibles entre sí. Una de ellas es
que a las mujeres de más nivel educativo, al tener menos hijos, se les requiere
menos horas de cuidados10. Por otro lado, las mujeres de más nivel educativo
tendrían más poder adquisitivo para comprar horas de cuidado formal, ya sea
dentro del hogar (contratación de niñeras) o fuera de él (centros de cuidado
infantil), para complementar las horas necesarias de cuidados. Y por último,
podría haber en las parejas más educadas una mayor participación del varón
en la tarea de crianza de los hijos, tal como sugieren los resultados para los
hombres. Para los varones en las edades jóvenes y medias (24 y 49 años), tanto
para los más educados como los menos educados, se registra un pico en la
actividad de cuidados dentro del hogar por efecto de la paternidad. Pero entre
los más educados este pico es más rezagado (consistente con una paternidad
más tardía) y más alto (véase figura 11).
Figura 10. Número de horas diarias dedicadas
a actividades de cocina y limpieza,
según sexo y nivel educativo,
Uruguay 2007
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
Nivel educativo bajo_Varón
Nivel educativo bajo_Mujer
Nivel educativo alto_Varón
Nivel educativo alto_Mujer
Nivel educativo bajo_Varón
Nivel educativo bajo_Mujer
Nivel educativo alto_Varón
Nivel educativo alto_Mujer
6
5
4
3
2
1
0
84y+
79-83
74-78
69-73
64-68
59-63
54-58
49-53
44-48
39-43
34-38
29-33
24-28
19-23
14-18
3,0
2,5
2,0
1,5
1,0
0,5
0,0
Fuente: adaptado de EUT y ECH 2007, Uruguay.
En suma, tanto en la función de los cuidados como en la de las tareas del
hogar vinculadas a la cocina y limpieza, las mujeres tienen una dedicación
10 Varios trabajos constatan para Uruguay que las mujeres de mayor nivel educativo registran una paridez
media acumulada más baja que las de menor nivel educativo (Varela et al., 2008; Varela, 2008).
Figura 11. Número de horas diarias dedicadas
a cuidados dentro del hogar, según
sexo y nivel educativo, Uruguay 2007
Producción del hogar por edad y sexo
224
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
muy intensa (medida en horas) durante el ciclo de vida, lo cual da cuenta de
la persistencia de la división sexual del trabajo en los hogares. Sin embargo,
a mayor educación, esta intensidad disminuye para el caso de las mujeres de
forma más pronunciada en cocina y limpieza. Además aumenta la participa-
ción de los varones en la producción del hogar y en especial la que refiere a los
cuidados. Como consecuencia, con el nivel educativo alto se reduce la brecha
de género. Por tanto, el factor educativo parecería generar un efecto positivo
en la equidad de roles al interior del hogar.
III. Conclusiones
Este artículo tiene como propósito principal estimar la producción que se rea-
liza en el hogar por sexo y edades, y que a diferencia de la producción de mer-
cado, no aparece contabilizada en el Sistema de Cuentas Nacionales. Uno de
los aspectos innovadores de las NTTA es que permiten identificar la producción
del hogar y su consumo por sexo y edad. De la diferencia entre producción y
consumo surge el déficit de transferencias de tiempo por edad para varones
y mujeres. En futuros trabajos, ameritaría afinar las estimaciones realizando
algún análisis de sensibilidad al método de imputación del consumo y esti-
mando intervalos de confianza.
De acuerdo con los resultados obtenidos, las horas dedicadas a la produc-
ción del hogar de las mujeres son superiores a las de los varones en todas las
edades y para todas las actividades, excepto las tareas generales. Esto último
acarrea diferencias por sexo en los ingresos percibidos, en las trayectorias pro-
fesionales y en el grado de independencia económica, entre otros. Además, los
perfiles por edad reflejan los cambios de acuerdo con el ciclo de vida (entrada
a la vida laboral, conformación de nuevos hogares, entrada a la maternidad/
paternidad, emancipación de los hijos y retiro del mercado laboral).
En cuanto a quiénes son beneficiarios de esta producción del hogar, los resul-
tados no arrojan diferencias de magnitud según sexo, lo cual está en gran
medida relacionado con la metodología utilizada. En los primeros años de vida,
el número de horas diarias requeridas adquiere sus valores más altos, atribuido
a las necesidades de dependencia (cuidado de niños).
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 225
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Sobre los perfiles de consumo se constata una caída del consumo en las eda-
des avanzadas, lo cual podría ocurrir por el método empleado. En una etapa
futura podría hacerse algún análisis de sensibilidad del supuesto aplicado en
este trabajo, o explorar otras metodologías para estimar la asignación de con-
sumo en esas edades.
En relación con la valorización de la producción, queda pendiente la realización de
pruebas de sensibilidad de la valoración de la producción aplicando el método
de costo de oportunidad y el método de reemplazo opción generalista.
Con respecto a las transferencias netas se confirma que las mujeres en las
edades medias dedican más tiempo a la producción del hogar del que son
beneficiarias, por tanto presentan superávit, y los varones se mantienen como
deficitarios. Estos resultados también se constataron en Italia, España, Francia
y Alemania (Zagheni y Zannella, 2013; Zagheni et al., 2015), Tailandia (Pha-
naniramai, 2011) y Costa Rica (Jiménez-Fontana, 2014 y 2016). A nivel agre-
gado, en función del ciclo de vida de las personas, son los niños los que más se
benefician de la producción de los hogares. A diferencia de lo que se esperaba,
con los datos hallados con la EUT 2007 y la estructura poblacional de dicho
año, no se aprecia un impacto negativo del envejecimiento en las cargas de
consumo en las edades más avanzadas (su producción y consumo casi se com-
pensan). Tal como se mencionó, esto podría deberse a limitaciones de los datos.
Por último, el nivel educativo parece marcar la existencia de patrones diferen-
tes de tiempo destinado a la producción del hogar. Con la educación aumenta
la participación de los varones en la producción del hogar y en especial la que
refiere a los cuidados, mientras que la de la mujer disminuye. Por tanto, el fac-
tor educativo parecería generar un efecto positivo sobre la equidad de roles
a la interna de las familias. Queda pendiente saber si la asignación del varón
con mayor educación a la producción del hogar se origina en su nivel educa-
tivo, o si se está recogiendo un patrón que corresponde a parejas en las que
tanto el varón como la mujer tienen altos niveles de estudios.
Todos estos resultados pretenden generar insumos para el análisis de la pro-
ducción del hogar en la economía, tanto por cuantificar su valor económico
para la sociedad como por identificar los patrones de producción y consumo
para varones y mujeres durante su vida.
Producción del hogar por edad y sexo
226
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
Si bien en estas estimaciones NTTA para el año 2007 el déficit de transferencias
de tiempo a nivel agregado de las personas en edad avanzada no crece, no se
podría descartar que en la medida en que avance el proceso de envejecimiento
en Uruguay los resultados pueden cambiar con encuestas más recientes de
uso del tiempo y, en particular, con una mejora de la forma de relevamiento.
Cabe mencionar además que en estas estimaciones, al igual que en las de los
demás países mencionados, no están comprendidos los cuidados de personas
institucionalizadas. Si bien esta proporción no es elevada entre los adultos
mayores en Uruguay, esta limitación requiere ser tomada en cuenta en futu-
ras estimaciones.
Finalmente, tanto el envejecimiento como la mayor inserción de la mujer en el
mercado laboral y las desigualdades que se dan entre quienes tienen capaci-
dad de comprar servicios de mercado y quienes no, podrían generar conflictos
nuevos en la producción del hogar. Por ello, la combinación de las NTTA con
las NTA permitiría construir una visión global sobre los flujos de transferen-
cias y de este modo, brindar una herramienta útil para el análisis de las polí-
ticas públicas desde una perspectiva generacional y de género. En particular,
las estimaciones ofrecen la posibilidad de obtener el costo total de la crianza
de un niño o del cuidado de un adulto mayor. Más precisamente, en la nueva
matriz de políticas sociales en Uruguay están adquiriendo una mayor relevancia
las políticas de cuidados de personas dependientes (niños, adultos mayores y
con discapacidad) para la conformación de un Sistema Nacional de Cuidados,
lo cual está estrechamente vinculado con los aportes que puedan ofrecer las
estimaciones de producción del hogar y su consumo por sexo durante el ciclo
de vida de las personas.
Agradecimientos
Esta investigación no obtuvo fuentes de financiación para realizarse. Ade-
más, queremos agradecer a los evaluadores por sus pertinentes comentarios.
Cecilia Lara y Marisa Bucheli 227
DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
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DESARRO. SOC. NO. 78, BOGOTÁ, PRIMER SEMESTRE DE 2017, PP. 201-232, ISSN 0120-3584, E-ISSN 1900-7760, DOI: 10.13043/DYS.78.5
Anexo
Cuadro A1. Ocupaciones laborales asociadas a las actividades de producción del hogar, y
salario promedio por hora de cada actividad en pesos uruguayos corrientes,
Uruguay, 2007
Actividades de producción del hogar CNUO
95
Ocupaciones laborales
asociadas a cada actividad
Salario
promedio
por hora
Limpieza 9131 Personal doméstico 38,9
Lavandería y costura 9133 Lavanderos y planchadores
manuales 24,5
7433 Sastres, modistos y sombrereros
Preparación de comidas 9131 Personal doméstico 39,1
5122 Cocinero
Compra de bienes y servicios 9131 Personal doméstico 38,9
Mantenimiento del hogar y reparación 7131 Techadores
93,0
7132 Parqueteros y colocadores de
suelos
7133 Revocadores
7134 Instaladores de material aislante
y de insonorización
7135 Vidrieros o cristaleros
7136 Sanitaristas, fonasteros e
instaladores de tuberías
7137 Electricistas de obras y afines
7141 Pintores y empapeladores
7142 Barnizadores y afines
7143 Limpiadores de fachadas y
deshollinadores
9142 Lavadores de vehículos,
ventanas y afines
Cuidado del jardín y césped
6113
Agricultores y trabajadores
calificados de huertas,
invernaderos, viveros y jardines
49,1
Cuidado de mascotas 9151 Cuidador de perros 33,3
(Continúa)
Producción del hogar por edad y sexo
232
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Cuadro A1. Ocupaciones laborales asociadas a las actividades de producción del hogar, y
salario promedio por hora de cada actividad en pesos uruguayos corrientes,
Uruguay, 2007 (continuación)
Actividades de producción del hogar CNUO
95
Ocupaciones laborales asocia-
das a cada actividad
Salario
promedio
por hora
Administración del hogar
3429
Agentes comerciales y
corredores no clasificados bajo
otros epígrafes
109,3
4115 Secretario
4121 Empleado de contabilidad y
cálculo de costos
4122 Empleado de servicios
estadísticos y financieros
Cuidado de niños 5131 Niñeras y celadoras infantiles 24,2
Cuidado de personas adulto mayores
y enfermos 5133 Ayudantes de enfermería a
domicilio
38,9
5149 Otros trabajadores de servicios
personales a particulares
Viajes 8322 Conductores de auto, taxi y
camionetas 49,5
Fuente: adaptado de CNUO 95 y ECH 2007, INE, Uruguay.

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