El profe Montoya: ‘campeón de la vida, campeón…’ - 5 de Noviembre de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 586288910

El profe Montoya: ‘campeón de la vida, campeón…’

Juan Gossaín

Especial para EL TIEMPO

“Un hombre puede ser vencido, pero no destruido” (Ernest Hemingway, El viejo y el mar ). El espíritu humano no se rinde. Es inquebrantable. Cuando un hombre verdadero se lo propone, nada ni nadie lo puede doblegar, ni someterlo. El alma de un hombre es irrompible, por grande que sea la tragedia que le caiga encima. El mejor ejemplo que conozco, aquí o en cualquier parte del mundo, se llama Luis Fernando Montoya. Pienso en eso mientras lo estoy viendo, al frente del escenario, inmóvil en su silla de ruedas, que también tiene algo de camilla de hospital, porque se convierte en una tabla larga cuando necesitan inclinarlo adelante o atrás. No puede mover ni un dedo y, sin embargo, sonríe. El recinto está repleto de adolescentes que estallan en aclamaciones y corean su nombre cuando lo ven aparecer. El crimen ocurrió a finales del 2004. Lo recuerdo como si hubiera sido esta mañana. Creo que ningún colombiano mayor de veinte años ha podido olvidarlo. En aquellos días, la gente respiraba ya el aire de diciembre. Olía a fiestas. Montoya era una especie de ídolo colectivo que estaba en la cumbre más alta de su trabajo. Era el director técnico del equipo de fútbol de Manizales, llamado Once Caldas, compuesto por unos muchachos modestos y entusiastas. Contra la opinión de todo el mundo, Montoya y su gente ganaron la Copa Libertadores de América, nada menos, venciendo al legendario Boca Juniors de Argentina. Los colombianos, en grandes ciudades o pequeñas aldeas, adoptaron el equipo como si fuera suyo, con cariño y admiración. Montoya, pues, tenía el mundo en la palma de la mano. Era un mimado del éxito profesional. El futuro le sonreía de oreja a oreja. Hasta que llegó aquel mediodía de diciembre. Estaba en su casa de la población de Caldas, al pie de las montañas de Antioquia, cuando entró su esposa Adriana con la plata para las compras navideñas, que acababa de sacar de un cajero automático. Detrás de ella venían unos atracadores que intentaron arrebatarle el dinero. Montoya se lanzó a defenderla. Le pegaron dos balazos en la columna vertebral. Diagnóstico de los doctores: cuadriplejia incurable. Nunca más volvería a caminar. Su hijo José Fernando solo tenía tres años en ese momento. El Profe Todo el mundo le sigue diciendo ‘profesor’, que es como llaman en Colombia a los entrenadores de fútbol, incluso en aquellos casos que resultan cómicos por los apodos, como el profesor ‘Caimán’ o el profesor ‘Bolillo’. Así...

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