Proyecto de ley 176 de 2005 senado - 10 de Noviembre de 2005 - Gaceta del Congreso - Legislación - VLEX 451449554

Proyecto de ley 176 de 2005 senado

PROYECTO DE LEY 176 DE 2005 SENADO. por la cual la Nación se asocia a la promoción de la cultura opitay se dictan otras disposiciones.

El Congreso de Colombia

DECRETA:

Artículo 1° Se reconoce la especificidad de la cultura opita, a la vez que se le brinda protección a sus diversas expresiones y manifestaciones del folclor, además de promoverla a nivel nacional e internacional.
Artículo 2º

Autorízase al Gobierno Nacional, para incluir las apropiaciones presupuestales que se requieran de acuerdo con esta ley, en las leyes de presupuesto y ley de apropiaciones, para que bajo los principios de coordinación, concurrencia, subsidiariedad y mediante el sistema de cofinanciación, participe en la ejecución de las siguientes obras de utilidad pública e interés social en el departamento del Huila, así:

  1. Construcción de escenarios adecuados para la realización del Festival y de todo evento callejero de tipo cultural;

  2. Construcción y adecuación de escuelas folclóricas que sirvan de apoyo a las expresiones auténticas del evento declarado patrimonio cultural en la presente ley;

  3. Construcción de la plaza del festival.

Artículo 3º Autorízase al Ministerio de Cultura su concurso en la modernización del Festival Folclórico, Reinado Nacional del Bambuco y Muestra Internacional del Folclor en la organización de la muestra internacional del folclor, promoviendo la interacción de la cultura nacional con la universal.
Artículo 4º Autorízase al Gobierno Nacional para efectuar las operaciones presupuestales correspondientes, para dar cumplimiento a la presente ley.
Artículo 5° Esta ley rige a partir de su publicación.

Atentamente,

Raúl Gonzalo Gómez Gómez,

Senador de la República.

EXPOSICION DE MOTIVOS

Antecedentes históricos

Después de la aciaga violencia partidista que vivió el Huila en la década del cincuenta, la cual afectó toda su estructura ideológica y cultural, y cuando el proceso de reconocimiento de la identidad cultural, dinamizado con motivo del cincuentenario del departamento, comenzó a dar sus frutos, el pueblo huilense supo que las fiestas de San Juan y de San Pedro serían el medio publicitario que requería para convocar a Colombia, a fin de que se conociera esta tierra, dueña de una larga tradición y poseedora de hermosos atractivos turísticos. Poco antes, los tolimenses y la Aplanadora Opita se habían encargado de divulgar ciertas características que hacían singular al grupo humano que el país conocía como el pueblo opita1.

La estrategia no fue novedosa. Barranquilla celebraba de tiempo atrás sus carnavales y Cartagena había renovado la celebración anual del Reinado Nacional de la Belleza. Manizales realizaba su feria desde 1956 y poco después Cali oficializó su feria de la caña con el mismo propósito. En todos los casos, lo que se pretendía era que las fiestas sirvieran de vitrina para mostrar a Colombia y al extranjero esos pueblos, con el ánimo de captar visitantes y darles la oportunidad de compartir su particular forma de concebir la fiesta y la diversión.

Aunque el Huila echaba mano de una fórmula promocional ya empleada por otras regiones, la decisión de sus dirigentes tenía otra connotación. Para el caso de Neiva, las fiestas, que se realizaban formalmente pero no de manera oficial desde 1956, tenían otro sentido: Se trataba de revivir en la ciudad una vieja tradición que desde la Colonia se había llevado a cabo en el campo, durante el mes de junio. Es incuestionable que en la decisión influyó cierto grado de nostalgia de algo que la violencia había acabado: La bucólica paz del campo huilense. Además, la vieja hacienda...

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