PSUV: Las fronteras difusas entre el proyecto político y el Estado - Sistema político - De Chávez a Maduro: balance y perspectivas - Libros y Revistas - VLEX 691033773

PSUV: Las fronteras difusas entre el proyecto político y el Estado

AutorRonal F. Rodríguez - Laura Rondón L.
Páginas65-81

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Introducción

El desarrollo del sistema político venezolano se ha caracterizado por una lógica personalista, encarnada en el siglo xix por los caudillos y en la primera mitad del siglo xx, por los dictadores militares. Sin embargo, con la aparición de la democracia en Venezuela, en la segunda mitad del siglo xx, el protagonismo del sistema se desplazó hacia los partidos políticos. Al despuntar el siglo xxi, con el ascenso de Hugo Chávez se ha generado un movimiento pendular entre la partidocracia y el personalismo. Se regresa a una nueva forma de personalismo el cual podría ser identificado como una especie de caudillismo electoral, que busca la construcción de una base política para sustentar el proyecto y que se encarna en un "partido personalista": el Partido Socialista Unido de Venezuela -psuv.

Al inicio del gobierno de la Revolución Bolivariana se reestructura el sistema político en función de la figura de Hugo Chávez, evocando el sistema caudillista decimonónico,1pero que a diferencia de éste, se hace a un lado el

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elemento de la fuerza y se establece una relación de codependencia entre líder y el pueblo. En los albores de la época de la Revolución, el nuevo caudillismo toma una faceta electoral, es decir que establece una relación de clientelismo directa con las masas, permitiéndole a Chávez transgredir la institucionalidad y las organizaciones del Estado para imponer una relación directa con el electorado, difuminando de esta manera las fronteras de las ambiciones personales, el proyecto político, el ejercicio del gobierno y las labores del Estado.

Mientras los viejos caudillos permanecían en el poder gracias a sus hombres en armas el caudillo electoral depende de los votantes, desmontando la democracia representativa y regresando a lógicas pre-estatales, en tanto que el vínculo del ciudadano no es con el Estado sino con el líder. También se diferencia de las dictaduras militares y la relación con la fuerza armada, pues, a diferencia de las dictaduras castrenses que instrumentalizan a los militares para gobernar mediante su estructura jerárquica -como herramienta de poder efectivo- el nuevo tipo de caudillo busca romper la relación de la institución militar con el Estado y exigir de aquellala lealtad al proyecto político encarnado en él.

Ahora bien, la predominancia de Chávez fue vista como una amenaza para la democracia, lo cual llevó a que se generaran fuertes respuestas de distintos sectores que se opusieron al caudillo. Estas respuestas van desde las antidemocráticas (golpe de Estado de 2002) hasta la configuración de estructuras opositoras que fueron conquistando respaldo electoral como fue el caso de la Coordinadora Democrática y la actual Mesa de la Unidad Democrática -mud. Hugo Chávez se vio inmerso en la necesidad de crear un partido político, específicamente uno de corte personalista, ante la aparición de fuerzas opositoras, la erosión de la lealtad, la deserción y hasta la traición de algunos de sus subalternos.

En el presente capítulo se describirá el proceso político instaurado por Hugo Chávez que ha dado paso a la crisis que hoy enfrenta el gobierno de Nicolás Maduro. El texto se desarrollará en tres partes. Primero: Contexto histórico y conceptual, en el que se retrata el panorama político venezolano de

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las últimas décadas. Segundo: Partido carismático, una explicación de dicho concepto, a través del cual se analizará la construcción y el papel del psuv en el modelo político chavista, y finalmente, a manera de conclusión: Fronteras difusas, parte en la que se desarrollará la tesis en torno a la ‘difuminación’ de las fronteras institucionales como parte de un modelo político que ha precipitado la crisis venezolana que hoy enfrenta el gobierno de Nicolás Maduro.

1. Contexto histórico y conceptual

Con el ascenso del gobierno revolucionario dos cosas fueron evidentes en el sistema político venezolano: primero, la participación estuvo marcada por un fenómeno de anti-partidismo que adoptaron tanto el oficialismo chavista como la oposición; segundo: se pasa a una lógica de participación ciudadana directa la cual se aglutina en torno a un líder, quien sin intermediación alguna, establece vínculos particulares entre la población y él.

Después de que Rafael Caldera declarara sobreseído2a Hugo Chávez Frías, éste pasa de una posición abstencionista a una de participación política que es apoyada por los viejos líderes de la izquierda venezolana. Así, Chávez inicia una campaña anti-partido la cual, irónicamente, utiliza las viejas herramientas de los partidos políticos venezolanos. Al igual que lo hicieron Rómulo Betancourt, en los albores de la democracia, y sus copartidarios de Acción Democrática -ad-, el otrora golpista recorrió cada Estado y cada municipio promoviendo su proyecto político cuya gran propuesta era el cambio constitucional.

Tras las decepciones que sufrió el pueblo venezolano a inicios de los años noventa con los segundos gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera (quienes faltaron a sus promesas de campaña), se hizo evidente una ausencia de credibilidad por parte de los ciudadanos hacia los partidos tradicionales y sus líderes. Valiéndose de ese contexto, Chávez aprovechó para proponer el cambio del sistema mediante una constituyente: el cambio de 1999 le permitió

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ganarse el afecto de los ciudadanos, abriéndole camino a su proyecto político revolucionario.

Ya que su consigna era ganar la presidencia oponiéndose al sistema, Hugo Chávez lanza su candidatura a través de un movimiento político: el Movimiento Quinta República -mvr-. De origen militarista, antisistema y con una incipiente ideología basada en una lectura particular de Simón Bolívar, el mvr llegó al poder gracias a un discurso anti-partidista. Como lo explica Aveledo (2007) se espera que los partidos políticos contemporáneos ostenten tres capacidades: electoral, gubernamental e innovadora. Con Chávez, la lógica electoral se rompe. Ya no es la organización la que provee el aval a los candidatos políticos sino que ahora son éstos los que se rigen bajo una figura de padrinazgo, que se sintetiza en una relación directa entre el líder y el apadrinado, pues, la aprobación política pasa a ser mediada por una serie de vínculos que oscilan entre la amistad y la consanguinidad. En este caso, quien esté más cerca del líder o a quien se identifique como fiel a su figura tendrá una mayor aprobación por parte del electorado, opacando la militancia partidista que empieza a ser reemplazada por la decisión del votante a favorecer la lealtad y compromiso de los candidatos hacia el dirigente y no hacia el movimiento.

Respecto a la capacidad gubernamental, Aveledo habla de tres elementos. El primero de ellos es la conformación de los equipos de gobierno. Cuando se analiza la asignación de carteras en el denominado período democrático o "Puntofijista", el nombramiento de las mismas se basaba en el mérito político, técnico, académico o la vinculación partidista. Sin embargo, en el gobierno chavista dicha elección no se fundamentaba en ninguno de estos méritos sino en la relación personal e íntima -marcada por el afecto o el desafecto- con el líder de la revolución. Esto explica por qué personas sin la preparación ni los vínculos políticos y partidistas tradicionales asumieron cargos en ministerios que superaban sus capacidades.

Ejemplo de lo anterior son los cuatro ministros con más días en el ejercicio de los gobiernos chavistas: Rafael Ramírez, Jorge Giordani, Elías Jaua y Nicolás Maduro,3cada uno con 4.017, 2.650, 2.544 y 2.190 días respectivamente. Esto subraya la influencia que tuvo su vínculo cercano con Chávez y su permanencia en el ejercicio público por medio de diferentes carteras

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ministeriales. Es importante aclarar que si bien algunos tenían el conocimiento, además de ser reconocidos en la disciplina que trabajaba la cartera, no era esto lo que los ubicaba a la cabeza sino su relación sumisa, dependiente y conveniente con el caudillo.

El segundo elemento lo componen las ideas y los proyectos. En el caso del gobierno revolucionario no existe una lógica de partido con respecto a aquellas, puesto que las decisiones no se toman a partir del consenso entre los diferentes actores políticos que conforman la fuerza política, llámese en este caso mvr o psuv, sino que éstas atienden a la voluntad e inclusive el capricho de un líder que no establece diferencia clara entre las políticas del partido, del gobierno y del Estado. Si bien el proyecto chavista contaba con una hoja de ruta (materializado en el Plan Nacional Simón Bolívar y el Plan de la Patria) éste no estuvo exento de contingencias que llevaron a Chávez a tomar medidas improvisadas.

A pesar de todo, dichas eventualidades lograron convertirse en ventajas para un proyecto político revolucionario que estaba en...

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