El Rayo que cayó en Roldanillo hace ya una década - 6 de Junio de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 844950316

El Rayo que cayó en Roldanillo hace ya una década

Jorge Emilio Sierra Montoya* - ESPECIAL PARA EL TIEMPOVíctima de un infarto, Omar Rayo falleció en Palmira, Valle, el 7 de junio del 2010, hace 10 años. Fue el tercero sufrido en la última etapa de su vida, al menos desde 1993. ‘Aquí cayó un Rayo’, reza el epitafio inscrito sobre su tumba en los jardines del Museo Rayo en Roldanillo, frente a la cual cientos de turistas, nacionales y extranjeros, suelen tomarse fotos como recuerdo imborrable de su visita. "Aquí cayó un Rayo", repiten, entre risas. Él mismo se rio también a carcajadas cuando lanzó esa frase en el remate de la extensa entrevista que hicimos, tres años antes de su muerte, en la casa de su querido pueblo natal, durante varios días de encuentros formales. Y lo que era apenas un chiste suyo se terminó haciendo realidad en la lápida que cubre sus restos mortales: ‘Aquí cayó un Rayo’. Ataques mortales De tiempo atrás, Rayo venía sintiendo la muerte encima, de la que finalmente fue víctima ese día, hace una década. Fue en 1993, en Bogotá, cuando sufrió el primer infarto, nada extraño al tratarse de alguien con la sensibilidad a flor de piel, propia de un artista, y dada su intensa actividad creadora que siempre le caracterizó. "Era mi primer encuentro personal con la muerte", declaró en la entrevista, tras recordar tan doloroso episodio en una fiesta, del cual salió bien librado por la rápida intervención de un médico y su traslado de urgencias a la Clínica Shaio, donde le salvaron la vida. El segundo encuentro con la parca fue también acá, en la capital de la república, pero no ya por sus problemas de salud, sino en un accidente automovilístico, provocado en 2003 por un taxista medio borracho que lo conducía al aeropuerto para salir rumbo a Nueva York, su lugar de residencia. Por poco se parte la cabeza al golpearse con el parabrisas, hecho que recordaría con rabia mientras le echaba la culpa, en gran parte, de su segundo infarto ocurrido tres años después (2006), en Roldanillo, cuando celebraba otro aniversario del Museo, de cuyas paredes colgaban sus cuadros. "Yo sentí que me iba", aseguraba en la sala de su casa, aún convaleciente y presa de la angustia, como si tuviera los días contados. (Los tenía contados, claro está. Su tercero y definitivo infarto sería en 2010, también en Roldanillo, de donde fue trasladado a una clínica en Cali, a la que no alcanzó a llegar pues falleció a mitad de camino, en Palmira). "La muerte no duele", fue su vaticinio después del accidente en...

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