Régimen de infancia y adolescencia - Sección quinta - Derecho Civil. Derecho de familia - Libros y Revistas - VLEX 377144150

Régimen de infancia y adolescencia

AutorJuan Enrique Medina Pabón
Páginas829-836

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491. Poblaciones vulnerables

Una de las enseñanzas negativas que nos dejó el Derecho del pasado fue esa desagradable propensión por favorecer a quienes naturalmente estaban destinados a recibir las ventajas y desentenderse de todos aquellos que no estaban incluidos en un "canon" utópico señalado precisamente por los poderosos.

Hemos visto cómo el sistema jurídico sólo se preocupaba de los sujetos varones, cabeza de familia, y con la suficiente riqueza como para poder ejercer influencia sobre la organización social y a este individuo se le concedían las más amplias facultades para determinar el comportamiento de los diversos sujetos que pertenecían a su grupo. Tenían las facultades que requirieran para poder imponer la disciplina que estimaran conveniente y pocos controles. El pueblo -plebis-, que apenas tenía con qué subsistir, era mirado con franco desdén por las normas, que cuando más se fijaba en ellos para imponerles cargas para beneficio colectivo, así como condiciones y cortapisas a su accionar, castigando ejemplarmente las transgresiones a esas reglas. Sobre los de menores condiciones económicas, los proletarios puros, que apenas podían contribuir con el Estado realizando los oficios más bajos y dándole sus hijos -prole- para la guerra, la norma jurídica solo los involucraba tangencialmente, pero por lo demás eran una carga por la demanda de subsidios que periódicamente exigían y a quienes se le daba el pan (y el circo) más para "sacarse de encima el problema" que por una honesta conciencia social.

Encontrar normas para protección de las poblaciones que estaban por debajo en la escala social era extraño y ni para qué comentar sobre la carencia real de normas para proteger a incapacitados, enfermos, ancianos, dementes y demás sujetos que no cumplían los mínimos requisitos de sanidad, aptitud y vitalidad, que exigían atención que la sociedad no estaba para asumir.

Algunas culturas extremas, no necesariamente antiguas, estimaron que la mejora fisiológica y sicológica de todos los miembros de la sociedad es un requisito de supervivencia y por ello propendieron a la eliminación dirigida y

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sistemática de los individuos "diferentes", haciendo de la eugenesia un elemento de vital importancia para los intereses de la colectividad. Recordemos los espartanos, con todas sus reglas para la eliminación de los miembros sociales ineptos; los mismos romanos de los albores de la ciudad, se servían de la roca Tarpeya para despeñar y acabar con seres rechazados por la sociedad, desde los criminales hasta personas con defectos físicos o mentales, y los nazis de apenas ayer, que tenían toda clase de programas de defensa de raza, que incluía deshacerse de prácticamente todos sus semejantes.

Pero si el Derecho era duro de corazón, otras reglas de conducta social, por el contrario, imponían a los seres humanos el deber de apoyar y auxiliar a todos esos sujetos. Las normas religiosas exigían a cada cual, de acuerdo con sus posibilidades y su propio criterio, asumir diversas conductas para permitir que el pasar de los...

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