A Regulação do Setor Elétrico Brasileiro - Reveses de la política criminal - Libros y Revistas - VLEX 950071243

A Regulação do Setor Elétrico Brasileiro

AutorVitor Rhein Schirato
Páginas131-166
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[…] el mercado de las drogas en los centros penitenciarios
puede llegar a representar el 0,018 % del pib. Así mismo, el
tamaño estimado del mercado de drogas en los centros pe-
nitenciarios es superior al de ciudades como Medellín o Ba-
rranquilla”. [Lo que] equivale a la suma de los mercados de
drogas (marihuana, cocaína y bazuco) de los departamentos
de Huila, Bolívar y Arauca (p. 10).
El mismo estudio confirmó que se estima que 30 % de los
reclusos consumen estupefacientes.
Pues bien, esta situación no es ajena a las mujeres priva-
das de la libertad. El consumo problemático de sustancias
estupefacientes es un factor determinante en la afectación
de la salud de estas mujeres (Uprimny, Martínez, Cruz,
Chaparro y Chaparro, 2016, p. 36). Y también ha sido
considerado un factor de reincidencia y de reintegración
social (Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y
el Delito, 2013, p. 80).
En la actualidad, los programas del Inpec para la atención
y tratamiento de consumo problemático de drogas en las
mujeres son casi que inexistentes. Según esta institución,
las comunidades terapéuticas que tienen como finalidad
el tratamiento de esta problemática dentro de la carcel
solo cubren a 30 mujeres en el ámbito nacional (Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario, 2016)57.
De otra parte, en la fase de posegreso, no existe un pro-
grama nacional de desintoxicación para las pospenadas y
pospenados. Casa Libertad no cuenta con la infraestruc-
tura ni con el apoyo humano idóneo para el tratamiento
de esta problemática58.
57 Boletín informativo n.º 19 del Inpec.
58 Información brindada por una funcionaria de Casa Libertad en una entrevista
realizada el 30 de agosto de 2017 a las 11 a. m.
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Insensibilidad social
La cárcel genera un estigma en quien la padece que hace
que la persona se sienta con un menor valor, ya sea porque
ha sido desacreditada o potencialmente desacreditable
(Goffman, 2010). De ahí que modificar esas percepciones
contra las mujeres que ingresaron en la cárcel sea una labor
ardua que requiere un constante esfuerzo cultural, social
e institucional.
Según lo analizado en el programa Preparación para
la libertad, son incipientes los contactos efectuados por el
Inpec para vincular a empresas y organizaciones privadas e
instituciones públicas a proyectos educativos y productivos
que logren generar sostenibilidad en las mujeres que están
próximas a salir en libertad. Resulta paradigmático buscar
la reintegración, como fin de la pena, sin la apertura de la
cárcel a la familia y a las organizaciones comunitarias y
sociales. La insensibilidad y la desidia de ciertos funciona-
rios del Inpec y de otros funcionarios públicos del sistema
penal como jueces, fiscales, etc., que sostienen el sistema, se
hace manifiesta; así como la indiferencia de empresarios,
docentes, estudiantes y en general de las universidades e
institutos de educación superior frente a las mujeres pri-
vadas de la libertad.
concluSioneS
• Es difícil lograr la reintegración de las pospenadas
cuando el sistema penitenciario carece de un programa
de tratamiento penitenciario que permita desarrollar un
proyecto de vida desde el momento de llegada de las in-
ternas a prisión. Esta situación genera una desarticulación
en la aplicación de conceptos, normativas, dinámicas y
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programas, etc. entre las distintas regionales del Inpec y
en el interior de los distintos establecimientos carcelarios.
• De manera específica, la mencionada desarticula-
ción genera una ruptura en el contenido y el alcance del
programa Preparación para la libertad entre las dos fases:
preegreso y posegreso.
• Sin una mínima inversión presupuestal en el tratamien-
to penitenciario intramuros y sin inversión en un programa
posegreso sostenible, la reintegración de las internas a la
sociedad, en la práctica, es imposible.
• Los actuales programas de trabajo y educación en la
cárcel reiteran el papel de la mujer de madre, cuidadora y
protectora. Es decir, refuerzan los estereotipos patriarcales
y obstaculizan la inclusión social de estas mujeres al tiempo
que restringen las oportunidades para lograr independen-
cia económica y empoderamiento.
• Existe demasiada insensibilidad en el enfoque de gé-
nero por parte de los funcionarios que integran el sistema
judicial y penitenciario (fiscales, jueces, investigadores,
guardias, etc). De manera específica, en prisión, se pre-
senta un desconocimiento de este enfoque por parte de
los empleados y la guardia que desarrollan los actuales
programas de tratamiento penitenciario (intramuros) y de
los que intentan hacerlo en la fase posegreso.
• La insensibilidad de todos los actores sociales (univer-
sidades, empresas, organizaciones no gubernamentales, etc.)
con relación a las problemáticas de las mujeres privadas de
la libertad es enorme. La oferta de programas de trabajo
y educación para mujeres provista por el Inpec y el sector
privado hoy es insuficiente. Los programas laborales exis-
tentes financiados por el sector empresarial son mínimos y
es reducido el campo de producción. Es decir, la mayoría de
ellos se queda en el sector de la confección. Pero además,
tales programas carecen de las garantías mínimas laborales

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