Las relaciones colombo-brasileñas de defensa: panorama actual
Autor | Michael Radseck |
Páginas | 57-92 |
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Las relaciones colombo-brasileñas
de defensa: panorama actual
Michael Radseck
Introducción
El presente capítulo ofrece una revisión crítica del estado actua l de las rela-
ciones colombo-brasileñas de defensa. Su mirada es más analítica que des-
criptiva o teórica. Prima la perspectiva colombiana, porque el objetivo es
aportar respuestas al interrogante orientativo de cuán cooperat iva, compe-
titiva o conictiva se posiciona Colombia con sus políticas sectoriales f rente
a su vecino Brasil. Para ello, el autor —partiendo de algu nas peculiaridades
que caracterizan el s ector colombiano de la defensa— repasa el contenido y
el desarrollo de la reciente agenda bilateral entre Bogotá y Brasilia, ana liza
los alcances y el funcionamiento de sus respectivos inst rumentos, evalúa los
esquemas y proyectos existentes de cooperación y examina, con ejemplos,
posturas y políticas de ambos estados a nivel regional, hemisférico e inter-
nacional, siempre de defensa.
El carácter pionero del trabajo llevó a que en sus partes empíricas era
necesario recurrir pri ncipalmente a comunicados de agencias de noticias y
artículos de prensa. Ese material fue el resultado de una búsqueda mayor
en internet, dado que una revisión bibliográca reveló muy poca literatura
pertinente. La escasez de f uentes primarias y secundaria s ofrece una primera
indicación del (hasta ahora) bajo perl de las relaciones colombo-brasileñas
de defensa. Razón de más para que el autor agradezca ta nto a sus interlocu-
tores por las entrevistas concedidas, conducidas todas en febrero de 2015 en
Bogotá, como a sus colegas del programa Procol que comentaron versiones
preliminares del texto en dos tal leres que tuvieron lugar ese mismo año en
Bogotá y Cali.
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Michael Radseck
El sector de la defensa en Colombia: peculiaridades
conceptuales y normativas
Imaginarse el pensar y el ac tuar de las Fuerzas Armadas colombianas con
respecto a una política de defensa que mira hacia posibles agresores exter-
nos resulta engañoso. No existe un documento ocial y de acceso público
que establezca esta política, que, par tiendo de una apreciación de amenazas
externas, permitiría deducir estrategias y necesidades para contrarrestar-
las y, paso seguido, denir programas y metas con ind icadores que harían
posible evaluar su avance. Los textos publicados en la última déc ada por el
Ministerio de Defensa Nacional, como la Política de Defensa y Seguridad
Democrática (2003), la Política de Consolidación de la Seguridad Democrá-
tica (2007) y la Política Integral de Seguridad y Defensa para la Prosperidad
(2011), se centraron en la lucha contra grupos (narco) guerrilleros y deman-
daron esencialmente “derrotar el terrorismo” para recuperar el orden inter-
no en un país sometido desde hace más de medio siglo a una guerr a interna.1
Comprender su lectura, y con ella la razón de ser de las Fuerzas Armadas
colombianas, requiere la amalgamación de dos conceptos distintos (seguri-
dad interior y defensa nacional) bajo una sola fórmula (seguridad naciona l).
Así lo corrobora el reciente Plan Estratégico Militar 2030 o la act ual Política
de Defensa y Seguridad para la Nueva Colombia 2015-2018. Según ellos,
las Fuerzas Armadas de Colombia “son el actor principal en la contención
[…] de cualquier amenaza a la seguridad nacional” y “seguirán teniendo
un rol primordial en el proceso de […] garantizar la seg uridad ciudadana
[y] la seguridad pública” (Ministerio de Defensa Nacional, 2015, pp. 4 y 14),
1 La Política de Defens a y Seguridad D emocrática alude a l a defensa nacional en u n solo apartado
de un listado de 140 pá rrafos, que arma: “Colombi a mantendrá una capacidad d isuasiva […]
dentro de una post ura estratég ica defensiva” (Presidenci a de la República, Mi nisterio de Defen sa
Nacional, 2003, p. 20). La Polít ica de Consolidación de la Segu ridad Democrática y la Política
Integral de Se guridad y Defensa pa ra la Prosperidad se l imitan a postu lar que las Fuerza s Arma-
das “permanec erán atentas al su rgimiento […] de potenciales amena zas […] bajo una postura de
defensa estraté gica” (Ministerio de Defens a Nacional, 2007, p. 43) y que pretenden “neutraliz ar
cualquier a menaza”, incluidas “ las amenaza s externas” (Mi nisterio de Defens a Nacional, 2011, p.
21). La Política de Defensa y Segur idad para la Nueva Colombia 2 015-2018 (Ministerio de Defen-
sa Nacional, p. 21) comenta estos frag mentos que corroboran que el sector d efensa “mantendrá
una capacidad d isuasiva creíble, sostenible y su stentable dentro de una postura e stratégica de
defensa activa”.
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Las relaci ones colombo-brasile ñas de defensa: panoram a actual
y la visión al 2030 es ser efectivo “en la seguridad interna y la defensa de la
Nación” para enfrentar “las amenazas, regulares e irregu lares, armadas y
no armadas, identicadas […] en las áreas misionales de defensa nacional
y seguridad pública” (Comando General de las Fuerzas Milita res, 2015).
El reejo institucional de esa concepción, que, entre otros países, Bra-
sil no comparte,2 es un sector marcado por una f uerza pública (dependiente
del Ministerio de Defensa Nacional y compuesto por las Fuerzas Militares y
la Policía Nacional de Colombia), que (unida en su misión de salvaguardar
la seguridad nacional) es la llamada a luchar contra grupos insurgentes,
redes del crimen organizado y bandas cr iminales. De ahí se deriva el man-
dato de las Fuerzas Armadas colombianas de cumplir primordialmente
misiones de contrainsurgencia, de combate contra el narcotráco y de
lucha contra grupos criminales, y es la Policía Militarizada la llamada a
hacer lo mismo en ese concepto de operativos bifronte (Tarapués, 2012, p.
430). A la consiguiente “indiferenciación de roles entre las Fuerzas Arma-
das y la Policía, volcadas las dos hacia la seguridad i nterior, conllevando
una ‘militarización’ de la Policía y una ‘policialización’ de las Fuerzas
Armadas” (Vargas, 2008), contribuye en Colombia la propia Constitución
de 19 913 (Montana y Criado, 2001, p. 83) y la falta de un marco normativo
para el sector. Una ley de seguridad y defensa (Congreso de la República,
2001) fue declarada inexequible por la Corte Constitucional en 2002, entre
otros argumentos, porque la confusa y vaga gur a del poder nacional era
contraria a la Carta Política .
2 Para Brasi l el narcotráco y las a ctividades delic tivas conexas, así como el te rrorismo, tienen
relación más expresiv a con el campo de seg uridad que con la defen sa, por lo que corresponde a l as
fuerzas pol iciales enfrentar y c ombatirlas. Por tanto, el Pal ácio Itamaraty hace én fasis (con una
rmeza como nad ie más en América Lat ina) en que “el delito organiz ado no debe ser enfrentad o
por Fuerzas Arm adas regulares” (Rad seck, 2005, p. 62), y precisa que los “temas de segu ridad
interna son de competenci a del Ministerio de Ju sticia al cua l está subordinad a la Policía Federal ”
(Candeas, 2012, p. 296).
3 Según la Cons titución, “la s Fuerzas Mil itares tendrá n como nalidad pr imordial la defen sa de
la soberanía , la independencia, la integr idad del territorio nacional y del orde n constitucional”
(art. 217), mientras el n prim ordial de la Policía Nacional “es el manteni miento de las condi-
ciones necesar ias para el ejercicio de los derechos y l ibertades públicas, y p ara asegurar que lo s
habitantes de Colombia conv ivan en paz” (art. 218).
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