Reyes de burlas - 28 de Enero de 2020 - El Tiempo - Noticias - VLEX 839608959

Reyes de burlas

Una de las cosas más difíciles de entender en la historia de la especie humana es el sacrificio ritual del prójimo, a veces seguido por la ingesta eucarística, entre himnos y danzas. Ningún otro animal fuera de nosotros hace ofrenda de su semejante. Los infanticidios litúrgicos practicados en todo el mundo antiguo son imposibles de comprender aún para estos tiempos de discusiones sobre la legalización de los abortos. Una costumbre tan vieja, además, como parir. Y como acostarse con los vecinos. Y con los extraños. Lo cual suele tener efectos colaterales. A veces indeseados. Es difícil saber qué hombre fue Agamenón. Debió necesitar valor para inmolar a Ifigenia. Obligado tal vez por el miedo a la irrisión de la horda, a la vergüenza, contraria del honor. En la fábula bíblica, el episodio de Abraham e Isaac ilustra el momento cuando se empezaron a cambiar los holocaustos humanos por los animales, en un proceso que remata el cristianismo con la oblación de las pulsiones íntimas. No es paradójico que el fundador del individualismo fuera crucificado con un Inri en la cúspide de la cruz. Fue ejemplar de una arcaica sevicia, no sublimada por completo en el sarcasmo, forma civilizada de la horca, la hoguera, la guillotina y demás recursos de la crítica radical. Frazer recuerda la atávica muerte de los reyes, aún más difícil de asimilar. Y sugiere la evolución del ritual hacia lo carnavalesco. Cuando un cualquiera, trajeado con las galas del poder, era celebrado y mimado antes de sufrir la muerte, convertido en hostia, en festivales sombríos, que poco a poco pararon en el juego medieval del rey de burlas, en meras orgías con zumo de uvas en reemplazo de la verdad de la sangre antigua. La antropología revela en nosotros unos seres oscuros, el más misterioso, temible y admirable de los mamíferos carniceros. Las revoluciones son la exacerbación del impulso cainita. Y la historia es la del fracaso del poder. Desde el primer rey de la tradición que nos alumbra, un pastor de burros por más veras, que coronado contra la voluntad divina acaba echándose sobre su espada. El gobernante, malo o bueno, está...

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