Ricardo Piglia, arquitecto de la utopía literaria - 11 de Enero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 657451877

Ricardo Piglia, arquitecto de la utopía literaria

Si algo define a Ricardo Piglia es su libro Crítica y ficción. Alrededor de estas dos palabras construyó su obra luminosa e intensa. Exploró con audacia y lucidez en los campos narrativos, la novela y el cuento, y en sus ensayos literarios fue un faro en la creación de la literatura contemporánea. Su amplitud de pensamiento le permitió gozar con escritores tan antagónicos como Artl, Onetti y Borges. Sus reflexiones se mutaban y estaban de acuerdo con su escritura. Teoría y práctica formaban una sola voz, un ajustado tejido de palabras de inagotable fabulación. La mayoría de sus textos son breves porque, como el ciego de Palermo, tenía fe en los escritos microscópicos que sumados forman un universo estético y autónomo. Fue consciente del gran legado de la poesía: síntesis y belleza. La síntesis como una evolución filtrada del pensamiento; ese fue el motor de sus libros. En él encontramos la grandiosidad del lector-escritor. Su respeto por el quehacer del lector lo llevó a divagar en los terrenos de este y a asignarle un papel definitivo en los campos del emisor y el receptor, literarios, y a percibir la lectura como a la misma existencia: “El lector adicto, el que no puede dejar de leer, y el lector insomne, el que está siempre despierto, son representaciones extremas de lo que significa leer un texto, personificaciones narrativas de la compleja presencia del lector en la literatura. Los llamaría lectores puros, para ellos la lectura no es solo una práctica, sino una forma de vida”. En El último lector, que lo identifica y donde tal vez sea uno de sus últimos especímenes, en el cual versa sobre Felisberto Hernández, Hamlet, Ana Karenina, el Che Guevara y el Ulises de Joyce, hallamos un prodigioso acercamiento a Kafka a través de la correspondencia que tiene con Felice Bauer, para entender los senderos misteriosos de la creación. “¿Será cierto que uno puede atar a una muchacha con la escritura?”, se pregunta el autor de La metamorfosis en una carta a Max Brod seis meses antes de conocerla. Y con el tiempo escribirá uno de los fragmentos más intensos y profundos que Piglia logra contextualizar al igual que un insólito descubrimiento: “Una vez me dijiste (Felice) que te gustaría estar sentada a mi lado mientras escribo; pero date cuenta de que en tal caso no sería capaz de escribir… nunca puede estar uno lo bastante solo cuando escribe… nunca puede uno rodearse de bastante silencio… la noche resulta poco nocturna, incluso”. Piglia regocijado...

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