Los ríos de Cali, entre basuras y una búsqueda de soluciones
Redacción EL TIEMPO - Cali @ElTiempoCaliBañarse en el charco del Burro, uno de los balnearios más grandes que Cali tuvo en el oeste, o en Charco Azul, en el oriente, y otros remansos de los siete ríos de la ciudad está en los recuerdos gratos y las fotos ya amarillas de muchos caleños de antaño. El robo de sus orillas, el desvío de los cauces para fincas, condominios o colegios, la incesante contaminación con basuras y aguas residuales, hacen que, irónicamente, una ciudad con más de 150 metros cúbicos por segundo, siete ríos, 32 quebradas y 61 humedales, no sepa hoy cuál será la suerte del abastecimiento futuro. Seis de los ríos que bañan la capital vallecaucana siguen siendo caños que caen en el río Cauca, principal fuente de agua para los 2,5 millones de habitantes en Cali, junto con el río tutelar, y que ya vienen heridos por la deforestación y el narcotráfico en la región. Sin embargo, funcionarios de la Personería distrital encontraron, recientemente, una mejoría en la calidad de las corrientes antes de su entrada al casco urbano, de los ríos Cali, Aguacatal, Cañaveralejo y Meléndez. En el caso del río Cali, desde los Farallones baja entre las amenazas de la minería, la deforestación y aguas residuales. Cuando entra a la ciudad ya se está ‘ahogando’ por la excesiva carga de contaminantes. Y aunque ha sido una situación denunciada por organismos de control y las administraciones han presentado propuestas en estas décadas para recuperarlo, en algunos casos no han pasado de simples planteamientos y el río tutelar, que surte a medio millón de personas, no ha podido ser reanimado. Como lo advirtió el personero Hárold Cortés, "persisten los impactos ambientales a su paso por la ciudad que se reflejan en una deplorable calidad de los afluentes al momento de salir del casco urbano". Ese es el caso de los ríos Cali y Cañaveralejo, insistiendo en que arrastran mala calidad. Según la Personería, el índice de calidad de agua, después de que nace cristalino en El Alto del Buey se detecta con niveles aceptables al tocar el casco urbano, pero luego se va deteriorando en unos 50 kilómetros desde el oeste hasta llegar sin aliento al nororiente caleño, donde desemboca en el río Cauca. Cortés recalcó que la minería ilegal de oro es uno de los principales enemigos de los ríos que vienen desde Farallones, como el Cali. "La proliferación de las actividades relacionadas con la minería ilegal son de especial preocupación, debido al alto impacto en la calidad...
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