Y Roma llegó a ser capital de un país - 2 de Febrero de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 856681300

Y Roma llegó a ser capital de un país

fabio espitia * - para el tiempo¿Cómo puede explicarse que Roma, esa pequeña aldea fundada cerca del río Tíber, que pasó en el siglo II de la era cristiana a ser el centro de un imperio que cobijó desde Britania hasta el moderno Irak, solo pueda conmemorar en este 2021 ciento cincuenta años de haberse convertido en capital de Italia? Ha de recordarse que la ciudad necesitó quinientos años para establecer dominio territorial en el centro y sur de la península, y solo pudo hacerse al dominio de Sicilia y Cerdeña después de vencer a los cartagineses en la Primera Guerra Púnica (241 a. C.). Se necesitaron otros doscientos cincuenta años para que, en pleno apogeo imperial, Augusto la dividiera en once regiones, que no incluían aún los Alpes ni sus islas. Mil años después de su fundación, cuando Diocleciano quiso fortalecer su diseño político basado en el poder de cuatro emperadores, el imperio fue dividido en cuatro zonas: la primera, que comprendía la península de Anatolia, Oriente Próximo y Egipto, tuvo su propia capital, Nicomedia (actual Izmit, en la Turquía asiática); la segunda, que cobijaba regiones del Danubio y el Peloponeso, tuvo otra, Sirmio (actual Sremska, en Serbia); la tercera, que abarcaba los territorios galos, belgas, británicos y germánicos, era gobernada desde Tréveris (actualmente en la región de Renania Palatinado, en Alemania), y finalmente, la que cobijó Hispania, África e Italia -que ahora sí acobijaba tanto los Alpes como las islas- tuvo a Milán como su capital. La escogencia no fue arbitraria, Milán era un sitio estratégico, no solo para la defensa frente a las invasiones germánicas, sino punto de contacto entre el territorio galo, al occidente, y los Balcanes, al oriente; conservaría esa calidad cuando bajo Constantino fue constituida la llamada ‘prefectura de Italia’. Cuando sus descendientes establecieron la ‘prefectura de Italia, Ilírico y África’, la capital fue Sirmio. Dividido el imperio, Honorio, el emperador de Occidente, decidió emplazar su capital en Ravena (402), ciudad marítima a orillas del Adriático. Esto le permitía no solo aprovechar la capacidad naval para la defensa -sin duda, mayor que la de las tribus germánicas-, sino comunicarse más fácilmente con el gran centro político, económico y militar de Oriente: Constantinopla. Por ello, en Ravena se dio la revuelta que llevó a la captura y abdicación de Rómulo Augusto, el último emperador (476) y desde allí Odoacro dirigió el ‘reino de los hérulos’; así...

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