Sandra Arenas recogió café, limpió cocheras y les apunta a sus terceros olímpicos - 22 de Marzo de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 773654089

Sandra Arenas recogió café, limpió cocheras y les apunta a sus terceros olímpicos

LISANDRO RENGIFO - REDACTOR DE EL TIEMPO @lisandroabelSandra Lorena Arenas se demoró en el entrenamiento que realizaba en el estadio ‘Nido de pájaros’ de Pekín (China). Caía la tarde y la marchista nacional preparaba su participación en los 20 km del Mundial de Atletismo del 2015. A su lado estaba Caterine Ibargüen, la estrella del salto triple, quien invitó a su compañera del seleccionado nacional a regresarse al hotel. Arenas le dijo que no podía, que se demoraba un poco. Ibargüen cogió su maleta y se fue. Sandra Lorena, quien se convirtió en la primera deportista colombiana en lograr su cupo para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, le dijo en tono de broma que hiciera el arroz. Ibargüen se negó. Cuando Arenas llegó al hotel, entró a la habitación y allí estaba su compañera. Caterine la recibió con los brazos abiertos, sonriente -como siempre-, le daba besos, la abrazaba y le dijo: "Sandra, ríete ahora porque cuando te cuente lo que pasó no lo seguirás haciendo". Lorena la miró extrañada, no sabía que Ibargüen sí intentó hacer el arroz, pero metió el cable por debajo de la olla y quemó la resistencia de reverbero. El humo inundó la habitación y el piso, la energía se fue. El estruendo fue tan fuerte que en un par de minutos llegaron al sitio los encargados de la seguridad. Caterine, nerviosa, metió la olla debajo de la cama y les dijo que no sabía qué había pasado. "Caterine, me dejaste sin comida y todavía me faltan dos días para la competencia", dijo Sandra. El asunto era muy delicado. Arenas era carta colombiana para luchar por un puesto de avanzada en la carrera, pero sin comer era difícil. Ella sufre con la comida cuando tiene que competir en países de Asia, ya que no se acomoda fácil a esa alimentación, por lo que en su maleta siempre lleva arroz, pasta, atún o fríjoles enlatados, y la olla para cocinar y poder comer. Cuando se percató del problema, Arenas intentó cocinar en la cafetera del cuarto, pero fue imposible, se le quemó el arroz. Ambas salieron corriendo a otro cuarto, cambiaron la olleta y, por fin, pusieron cocinar. "No puedo con esas comidas, con esas salsas; por eso siempre llevo mi mercado. Pasé momentos de angustia, puesto que en esos países es fácil enfermarse y no puedo dar esa opción, tengo que competir y ganar, ese es el sacrificio que siempre hago", le contó la marchista risaraldense a EL TIEMPO. No quería el atletismo Sandra Lorena llegó al atletismo de carambola. Era acólita. Se estaba preparando para su...

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