‘Santos me traicionó’: opositor ecuatoriano - 16 de Mayo de 2018 - El Tiempo - Noticias - VLEX 717722745

‘Santos me traicionó’: opositor ecuatoriano

ESPECIAL PARA EL TIEMPO - QUITO (ECUADOR)

reportaje Salud Hernández-Mora

Ahora que Rafael Correa ya no mueve los hilos del poder, el Alba es solo un espectro y Lenín Moreno agarró las riendas con firmeza, los investigadores podrán atar los cabos sueltos, tanto en Ecuador como Colombia, del rocambolesco caso del secuestro del guayaquileño Fernando Balda. Corría el año 2012, y las relaciones entre ambos gobiernos se habían recompuesto tras la ruptura producida durante el mandato de Álvaro Uribe. En aquel momento en que la Casa Nariño evitaba el mínimo incidente que pudiera incomodar al vecino, a Fernando Balda, duro opositor del régimen correísta y refugiado en Bogotá, lo secuestran en el barrio Cedritos de la capital. Gracias a la rápida intervención de la policía, alertada por un taxista, fue liberado a las pocas horas, y capturado uno de sus secuestradores. Días más tarde cayó el resto de la banda, procedente del caucano Puerto Tejada. Pero dejaron tantas pistas que la Fiscalía General descubrió que los cuatro delincuentes no actuaron por su cuenta, que todo apuntaba a que se trataba de una siniestra trama orquestada por ciudadanos ecuatorianos que viajaron de Quito a Bogotá. Pronto averiguarían que uno de ellos, Luis Chicaiza, era agente de inteligencia del país hermano, aunque no establecieron quién los enviaba. Solo dos meses después del frustrado secuestro, el Ejecutivo de Juan Manuel Santos deportó a Balda en un avión de la vicepresidencia. ¿La justificación en aquel momento de la medida, dada a conocer por una nota diplomática? Tenía vencida la visa y lo buscaban en su país por el delito de calumnia. Nada más descender de la aeronave y pisar suelo ecuatoriano, el 11 de octubre del 2012, lo apresaron y enviaron a prisión. “Pesa sobre usted una sentencia condenatoria de dos años por el delito de calumnia y también una orden de aprehensión preventiva por atentar contra la seguridad interna del Estado”, le notificaron. Balda siente que Santos lo traicionó y lo entregó como un obsequio especial a su verdugo por intereses políticos, aun a sabiendas de que no era un delincuente. Pero en aquel entonces no tuvo camino distinto a cumplir la pena impuesta por denunciar la corrupción de un miembro del gobierno Correa y la existencia de una oficina clandestina de inteligencia que servía a la presidencia para espiar opositores. Salió de la cárcel decidido a desempolvar su caso de secuestro, que languidecía en la Fiscalía ecuatoriana, y demostrar...

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