Los secretos de la exmujer de Rodríguez Orejuela - 18 de Agosto de 2014 - El Tiempo - Noticias - VLEX 524439122

Los secretos de la exmujer de Rodríguez Orejuela

En la heladería Ventollini de la avenida sexta de Cali, un hombre con jean gastado y blanca camiseta rota espera que lo recojan. Se llama Fidel Castaño y nadie que lo haya visto esa tarde habrá de recordarlo. Es la última semana de julio de 1992 y hace pocos días ha escapado Pablo Escobar de la cárcel La Catedral. Castaño le ha pedido cita a Gilberto Rodríguez Orejuela, a través del capo del norte del Valle, Iván Urdinola Grajales, pues tiene varias ideas para enfrentar al enemigo público número uno del país y de buena parte del mundo. El ‘Capi’, hermano del ‘Flaco’, lo recogió en la heladería y lo llevó a una de las casas de los Rodríguez en Ciudad Jardín, al otro extremo de Cali, donde esperaban Gilberto, Miguel, ‘Chepe’ y ‘Pacho’. Los cuatro acordaron actuar con cautela porque no solo desconfiaban de él, sino que lo consideraban un bandido de mucho cuidado. Aun así, antes de hablar degustaron un delicioso rodizio y caipirinha helada. La llegada de Castaño fue más que oportuna, porque apareció justo cuando la inteligencia y contrainteligencia habían dejado de ser efectivas contra Escobar, que de seguro se convertiría otra vez en una pesadilla. Tras una larga reunión con los jefes del cartel de Cali, Castaño esbozó una estrategia que incluyó opciones que ellos tenían descartadas, entre ellas atacar a la familia, el lado más frágil de su enemigo, algo que no había estado en la baraja, porque existía un pacto tácito de no agresión entre los carteles. Los cinco estuvieron de acuerdo en que la pelea con Escobar ya no tenía retorno porque había llegado a niveles inimaginables de violencia, que tuvieron su última expresión con el cruel asesinato de Fernando Galeano y ‘Kiko’ Moncada, dos de sus principales socios y financistas, en La Catedral. El doble homicidio prácticamente desencadenó la decisión del presidente César Gaviria de ordenar el traslado de Escobar a otra cárcel, pero este escapó dejando en ridículo al Gobierno y a las Fuerzas Armadas. Tras la desaparición de Moncada y Galeano, la mafia de Medellín entendió que Pablo ya no tenía límites, no respetaba lealtades y poco a poco los acabaría a todos si no hacían algo. Pero Fidel Castaño también había llegado a hablar con Gilberto y sus socios para informarles que los barones del narcotráfico de varias regiones del país estaban dispuestos a financiar la guerra contra Pablo, pues estaba demostrado que el cartel de Cali sí podría vencerlo. Esa noche, y tras varias horas de charla, surgió el...

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