El secuestro de Melissa evitó una guerra - 3 de Agosto de 2019 - El Tiempo - Noticias - VLEX 801417977

El secuestro de Melissa evitó una guerra

Comerciante de Palmor"Ha marcado al pueblo, aquí prácticamente somos una sola familia, nos conocemos desde siempre. Es la hora en que uno todavía se pregunta qué les pasó, por qué se metieron en eso".No era un secuestrador más. Ni sería el único plagio que cometería. Rigoberto Rojas pensaba resucitar la banda que hizo tristemente famoso a su tenebroso clan familiar y de nuevo haría de Palmor el fortín de su imperio criminal. "Si corona el secuestro, arma una guerra", me dijo un lugareño. Pero el exparamilitar entrenado por el mercenario israelí Yair Klein, que creía tener todo bajo control, cometió dos errores de principiante. No averiguó bien los datos del trofeo y permitió que sus peones cambiaran de víctima en el último momento. Ya no secuestrarían a quien creían dueño de un emporio agrícola -del que solo era gerente-. Se llevarían a su esposa o a su hijastra, parientes de Gabriel García Márquez, detalle que desconocían. Al final fue la sobrina nieta del nobel, ingeniera de diseño, de 34 años, dedicada al cultivo de palma, la que cayó en sus redes. La noticia del secuestro de Melissa Martínez García, el 23 de agosto del 2018, el primero en el mandato de Iván Duque, dio la vuelta al mundo y ejerció enorme presión sobre los Gaula. Su libertad se convirtió en prioridad para el gobierno que apenas aterrizaba. Había que devolverla a su hogar, sana y salva, sin reparar en gastos. La policía destinó sus mejores efectivos para cumplir la misión y poco a poco destaparon una trama con tentáculos en el propio Palmor, apacible y pequeño corregimiento cafetero, enclavado en la Sierra Nevada de Santa Marta, a solo una hora de la troncal y a dos de Ciénaga, la cabecera municipal. La rescataron a los cuatro meses, en una arriesgada operación de vida o muerte. Capturaron al cerebro y a once cómplices, y ahora la justicia debe decidir las condenas de todos ellos por secuestro agravado. A medida que avanzaron las investigaciones, descubrieron que se habían ensañado de manera incomprensible, desproporcionada, con Melissa. Había vivido un horror, lo que daba muestras de la peligrosidad del grupo que conformó Rojas y el terror que habría sembrado tanto en Santa Marta como en la Sierra. Pronto se cumplirá un año del secuestro y la vida sigue en Palmor con una aparente normalidad. Pero en cuanto conversas con paisanos y arañas la superficie, encuentras que aún están golpeados por lo sucedido. Melissa permaneció oculta en fincas cercanas al centro urbano y varios de los implicados son nativos, personas "buenas y trabajadoras", dicen de quienes nunca conocieron un mal paso. El Mello murió durante el rescate, en el enfrentamiento con los uniformados. Los demás pasarán décadas en la cárcel. "Ha marcado al pueblo, aquí prácticamente somos una sola familia, nos conocemos desde siempre. Es la hora en que uno todavía se pregunta qué les pasó, por qué se metieron en eso. Si hubiesen sido otras personas que se la ganaran fácil, uno lo creería. Pero todos son muy trabajadores. Y muchos aún esperan que los dejen libres", afirma un comerciante que se reserva su nombre, lo habitual en estas regiones...

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