‘Seguirán muriendo niños en La Guajira’ - 8 de Septiembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 648536309

‘Seguirán muriendo niños en La Guajira’

Riohacha. ¿Por qué se mueren tantos niños? ¿No hay manera de parar la tragedia? La respuesta a ambas preguntas es tan dramática como sencilla y me la dio el jefe de pediatría del único hospital público de Riohacha, Abudi Dazuki: “Si seguimos con este desorden, con esa mano de corruptos, se van a seguir muriendo. Me duele como pediatra, como padre de familia”. ¿Cuál es el desorden? Basta con viajar unos días a La Guajira para constatar lo que el médico y otros antes que él advierten desde hace años. Habría que comenzar por unas imágenes que causaron revuelo en el país. El padre de un niño wayúu pelea con empleados del Hospital Nuestra Señora de los Remedios y saca a la fuerza a su hijo gravemente enfermo. Alguien grabó en celular y difundieron las imágenes los noticieros nacionales. Al papá le cayó un aluvión de críticas e incluso anunciaron que terminaría preso. Hoy en día, Isimer sigue convencido de que hizo lo correcto. Asegura que el principal mal que padecía Janer, el menor de su extensa prole, solo sabía tratarlo una piachi y debían curarlo primero. La severa desnutrición, que exigía hospitalización, podía esperar. “Televisión habló mentiras, dice que Janer se va a morir en el camino. Yo decía, ¿tú eres Dios para saber? Tantos hijos que tengo y los salvó la piachi, ninguno nació en el hospital”. Hablamos bajo una enramada en la que corre la brisa, junto a su casa de bareque; se expresa en un español a trompicones que a veces cuesta entender. Ese día no tenía quién tradujera el wayuunaiki. Es un hombre afable, inteligente, emprendedor, apegado a sus creencias ancestrales. Padre de 12 hijos, vive de unos escuálidos cultivos, los que permiten las tierras desérticas de la alta Guajira; de la pesca en el caño que bordea su ranchería; de unas pocas cabras y de las mochilas que tejen varios miembros de su familia. Explica que Janer tenía una “hinchazón” en la barriga, producto de unas desafortunadas coincidencias que ocurrieron cuando solo era un feto. Durante el embarazo, sigue el relato, la mamá tuvo la desdicha de toparse con los cadáveres de una suicida ahorcada y de un cuñado acribillado a balazos, visiones de consecuencias nefastas para el bebé. Quedó con mal de ojo. “El mal de ojo no lo sabe curar el doctor, solo lo sabe la piachi”, asevera. Acudir a ella no era barato, necesitaba reunir unos 200.000 pesos. Isimer dudaba. “Hay que cuidar al peladito”, le aconsejó un familiar. “Si muere, vas a gastar mucho: conseguir ron, matar chivos...

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