Segunda vuelta para elección de alcaldes
Hace poco tiempo, varios congresistas de distintos partidos anunciaron su intención de proponer en el próximo periodo legislativo la segunda vuelta para las elecciones de alcaldes y gobernadores. La misma propuesta ya la había presentado, sin éxito, el senador Benedetti, en agosto del 2011. El objetivo de la reforma era incrementar la legitimidad de los gobernantes locales.
Las mayores críticas a la propuesta han tenido que ver con sus altos costos fiscales. Sin embargo, los gastos relacionados con decisiones colectivas de este tipo no terminan en lo fiscal. James Buchanan (Premio Nobel de Economía 1986) analizó los distintos costos de tomar decisiones colectivas, como una elección popular.
Un vistazo a estas ideas y a las elecciones en Bogotá nos muestra que una segunda vuelta es una medida que podría ayudar, pero no sería suficiente para solucionar el histórico problema de legitimidad.
En El cálculo del consenso, libro que marcó los inicios de los estudios sobre la elección pública, Buchanan y Tullock distinguen dos tipos de costos.
El primero es los costos de decisión, es decir, los costos del proceso de campaña, los logísticos de las elecciones, y, en general, los de elegir. Estos son, principalmente, los costos a los que hacen mención las críticas de la segunda vuelta, pues entre más alto sea el requerimiento de votos para una elección, más costoso será el proceso de decisión.
El segundo tipo es los costos externos, que se refieren a la alternativa elegida, y son los 'pagados' por la persona cuando la opción ganadora no es su preferida. Por ejemplo, la propuesta central de Samuel Moreno, en el 2008, fue el metro. Las personas que no votaron por Moreno 'pagaron' el costo de que se usaran los recursos públicos para un proyecto que ellos no apoyaron.
Siguiendo la misma lógica, entonces, entre menor sea el porcentaje de votos que un candidato necesita para ganar una elección, mayor es el porcentaje de personas que 'pagan' los costos externos de las decisiones que toma el ganador, a quien no apoyaron. Existe, así, un problema de legitimidad del gobernante.
Desde este punto de vista, los costos externos de las elecciones a la Alcaldía en Bogotá han sido históricamente altos. Gustavo Petro es el alcalde elegido con el menor porcentaje de votos depositados (32,16 por ciento en el 2012), seguido por Andrés Pastrana (34,93 por ciento en 1988), mientras que el mandatario local con el mayor porcentaje de votos...
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