La seguridad en la Constitución de 1991
| Autor | Francisco Leal Buitrago |
| Cargo del Autor | Sociólogo, profesor honorario de las universidades Nacional de Colombia y de Los Andes |
| Páginas | 243-253 |
La seguridad en la Constitución de 1991*
F L B
E de los veinte años de la Constitución de han sido
publicados numerosos comentarios a favor y en contra. Entre ellos, son más los
que le reconocen sus virtudes, no obstante algunas limitaciones y equívocos.
Varios comentarios críticos le asignan responsabilidades que no tiene, ya que
sus desarrollos, interpretaciones y aplicaciones dependen de diversos factores, la
mayor parte propios del sistema político que nos rige y que se derivan de diversas
circunstancias a lo largo de las dos últimas décadas. Además, la Constitución ha
tenido modicaciones, algunas de las cuales han afectado el espíritu democrá-
tico que la caracteriza. Entre ellas sobresale el Acto Legislativo del , que
amplió la posibilidad del mandato presidencial a dos periodos, lo que afectó el
equilibrio de poderes del Estado.
Quizás el problema principal que ha incidido en la Constitución ha sido
la debilidad política del Estado, entendida como la limitada capacidad para
cumplir sus funciones constitucionales, como son la defensa de los derechos
ciudadanos y el cumplimiento de los deberes por parte de la ciudadanía. A esta
debilidad se añade la del sistema de partidos políticos, que, además de inscri-
birse en una tendencia mundial, ha sido propiciada por intereses clientelistas de
caciques y gamonales regionales, sobre todo los que se proyectan en el ámbito
* Versión revisada y actualizada de mi artículo “La seguridad nacional en la Constitución de ”,
en Francisco Leal Buitrago, El ocio de la guerra, Bogotá, Tercer Mundo Editores, , anexo .
Sociólogo, profesor honorario de las universidades Nacional de Colombia y de Los Andes.
Además de la tradicional debilidad política del Estado, en particular su incapacidad de
monopolizar el uso de la fuerza y la justicia, el fenómeno contemporáneo conocido como “captura
del Estado” (penetración en sus instituciones de intereses particulares dominantes, tanto legales
como ilegales) ha sido el problema que más lo ha debilitado desde que se amplió su burocracia y
se fortalecieron sus arcas y su capacidad de asignación de recursos.
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