Seguridad nacional: el realismo y sus contradictores *. - Núm. 15, Julio 2006 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 634464865

Seguridad nacional: el realismo y sus contradictores *.

AutorSánchez David, Rubén
CargoII. Reflexiones sobre seguridad
Páginas120(58)

Resumen

Este artículo ofrece una guía teórica para la investigación actual sobre el concepto de seguridad nacional enfocándose en el realismo y sus críticos-liberalismo y teoría crítica. Debido a que la seguridad nacional usualmente ha sido entendida en términos militares en relación con las circunstancias políticas internacionales, es necesario seguir una discusión axiológica que permita analizar el amplio rango de las diferentes manifestaciones de este asunto. Si ello no es considerado, tanto la actividad académica como la política caerán en una profunda oscuridad, especialmente en los países en los que el espíritu de la doctrina militar ha sido hegemónico. En este orden de ideas, en la primera parte, este trabajo explora las premisas de la escuela realista y su visión sobre el modelo de seguridad nacional. La segunda parte examina la aproximación liberal y, especialmente, su propuesta de cambiar d nivel de análisis nacional del realismo. La tercera parte explora los estudios críticos de seguridad y su relación con la teoría crítica con d propósito de esbozar su crítica epistemológica al realismo como una teoría racionalista.

Palabras clave: seguridad nacional, paradigma realista, paradigma liberal, teoría crítica, estudios críticos de seguridad.

Abstract

This article offers theoretical guidelines for the current national security concept research focused on realism and its critics-liberalism and critical theory. Due to the usual understanding of the national security on a military basis with respect to the international political situation, ah axiological discussion is required to analyze the wide range of the different aspects of this matter. If not considered, both academic and political activities will be deeply darkened, particularly in those countries where the military doctrine spirit has been hegemonic. In this regard, the first part of this paper explores the premises of the realistic school and their view on the national security model. The second part examines the liberal approach and, in particular, its proposed change of level of the national realista analysis. The third part explores the Critical Security Studies and the relation they keep with the critical theory with the purpose to outline its epistemic critidsm to the realista asa rationalistic theory.

Key words: national security, realist paradigm, liberal paradigm, critical theory, critical security studies.

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Desde un comienzo debe quedar claro que las razones para adelantar un estudio sobre la seguridad nacional trascienden el clima político desatado por los atentados perpetrados el 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos. Aquellas son más profundas y configuran una preocupación de vieja data. En efecto, la primera razón es la necesidad ética y física de buscar la supervivencia y asegurar la existencia de los actores objeto de la seguridad: ¿cómo entender una sociedad que no aspire a la seguridad, si aquella se constituye en el fundamento de cualquier tipo de transacción, sea política, económica, social o de otra naturaleza? Indudablemente, esta es una preocupación muy vieja. Nicolás Maquiavelo (1469-1527) vinculó el tema de la seguridad al ejercicio del poder y a las armas, y su fundamento teórico y político se encuentra en el siglo XVII con el surgimiento del Estado-Nación. En un momento en que Europa se encontraba azotada por constantes guerras de religión, Thomas Hobbes (1588-1679) planteó la necesidad de crear una institución que se alzara por encima de los hombres con el propósito de proveerles seguridad conforme aminoraba los conflictos entre ellos. Este objetivo fue tan importante para Hobbes que lo propuso como la justificación de la existencia misma del Estado. (1)

La segunda razón es la tendencia generalizada a desarrollar el concepto de seguridad a partir de la doctrina. No se puede afirmar que la formulación de doctrinas haya sido inútil, pues tal vía ha permitido sugerir inequívocas líneas de acción, en especial en el lenguaje diplomático, en cuyo escenario los jefes de Estado se han valido de este mecanismo para definir el alcance de la política exterior y de seguridad de sus respectivos países en un sector específico. En este escenario, los ejemplos más sobresalientes van desde la doctrina de la raison d'Etat que algunos Estados europeos, en particular el francés, adoptaron desde el siglo XVII con el propósito de desplazar la moral de las decisiones estatales, hasta algunos casos emblemáticos como el de la Doctrina Truman que sirvió de base para la implementación de la contención del comunismo durante la Guerra Fría. (2) Sin embargo, el uso de la doctrina se presta también para innumerables excesos cuando se traduce en términos dogmáticos. Además de los casos anteriores, existe uno ampliamente documentado en este sentido, el de la Doctrina de la Seguridad Nacional en América Latina, cuyo objeto fue legitimar algunas dictaduras militares en la región, mientras los valores esenciales de la democracia, como el debate público y la participación ciudadana, eran plenamente desconocidos.

La tercera razón es la obligación de explicar de forma sistemática las relaciones entre variables que subyacen a lo aparentemente concebido sobre la seguridad y, por ende, de evitar los grandes mitos asociados a su comprensión, como el hecho de que la seguridad nacional se expresa como un estado caracterizado por la ausencia de amenazas, olvidando que, en su lugar, puede corresponder a la búsqueda de un espacio que permita desarrollar las capacidades de los distintos actores del sistema internacional.

Motivado por estas tres razones, este artículo tiene como propósito ofrecer un marco de referencia que permita comprender los debates políticos y académicos sobre la seguridad a través de las tradiciones de pensamiento de la teoría política y los enfoques de la disciplina de las Relaciones Internacionales. Para ello, se tendrá como punto de partida la versión realista de la seguridad nacional, por cuanto ha sido el enfoque convencional que ha dominado la discusión política y académica sobre este tema. De este modo, después de explicar el contexto intelectual y político que justifica la aparición de las premisas realistas se pasa a esbozar el modelo original de seguridad propuesto por Morgenthau así como las readaptaciones hechas por autores posteriores. Esta pretensión permite comprender la manera como los defensores de este enfoque convencional han tratado de responder a la crítica sobre la pérdida de capacidad de explicación del realismo. Finalmente, se exponen las reservas de los dos principales contradictores del realismo: el liberalismo y los estudios críticos de seguridad.

El realismo: el enfoque convencional

En la disciplina de las Relaciones Internacionales, solo hasta décadas recientes fue posible adelantar un estudio sobre la seguridad a partir de la disputa entre los paradigmas realista, por un lado, y el liberal y el de la teoría crítica, por otro. En la primera mitad del siglo XX, el debate en torno al tema se expresaba en los términos propios del idealismo y el realismo por cuanto la discusión teórica no permitía ir más allá. Por tanto, se justifica que, en aras de comprender fielmente el origen intelectual del realismo, se profundice esa disputa inicial. A su vez, esta disquisición permite entender por qué, para explorar las distintas formas de acercarse a la comprensión de la seguridad, es mejor trocar la discusión entre idealismo y el realismo por el debate entre el realismo y el liberalismo y la teoría crítica; es más profundo y se apega mejor a la discusión contemporánea.

El realismo y su contexto intelectual inicial

La confrontación entre el idealismo y el realismo empezó después de la Primera Guerra Mundial. A pesar de que en ese momento existió un profundo consenso sobre la necesidad de evitar el desenlace de otra guerra, las vías de acción que se propusieron para logrado plantearon un profundo debate ideológico entre dos nacientes escuelas de pensamiento: la idealista y la realista) La primera se preocupó por los medios para impedir otra guerra mediante el establecimiento de normas de conducta que garantizaran relaciones armónicas entre las naciones; en especial, concretaron el concepto de "seguridad colectiva" en una asociación de Estados en la cual todos se protegieran entre sí, en tanto que un ataque a uno de ellos sería considerado como un ataque a todos los demás. La segunda defendió los tradicionales esquemas del equilibrio de poder y de la seguridad nacional, con el objeto de garantizar la paz y la seguridad en el mundo. El equilibrio de poder fue concebido para disuadir a cualquier Estado de pretender la hegemonía en el sistema internacional la cual, una vez obtenida, podía llegar a ser usada para avasallar y someter a otros Estados. Por su parte, la seguridad nacional, al identificarse con la seguridad del Estado, aportó los elementos para proteger la unidad más importante del sistema internacional y, de este modo, preservar el pretérito esquema westfaliano de Estados soberanos. Como respuesta a este planteamiento, la escuela idealista adujo que el equilibrio de poder era supremamente inestable porque en cualquier momento podía quebrarse, y que el concepto de seguridad nacional, debido a su naturaleza, agudizaba el conflicto entre los Estados. Por consiguiente, invirtió el argumento del realismo: admitiendo que las circunstancias del entorno determinan la conducta humana, la escuela idealista planteó que su alteración podía modificar el comportamiento de los actores. Dicha premisa fue utilizada como alternativa a la visión realista del mundo que destacaba las relaciones conflictivas entre los Estados, y llevó a proponer el diseño de normas internacionales de conducta enmarcadas por el Derecho Internacional y articuladas por la Liga de las Naciones.

Pese a la enorme importancia de este debate en la articulación original del concepto de seguridad nacional, no es posible afirmar que éste...

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