Siembra limpia que da frutos en los páramos - 18 de Diciembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 655750741

Siembra limpia que da frutos en los páramos

El uso de agroquímicos que hizo durante varios años le dejó a Ómar Iván Sabogal una dermatitis por contacto de la que hasta hace poco empezó a recuperarse. Hoy, después de algunos meses de haberse decidido a cambiar sus prácticas agrícolas y apostarle a la fertilización con abonos orgánicos, dice que el aspecto de su piel ha mejorado notablemente. Está en la finca Veracruz, una propiedad familiar localizada en inmediaciones de la vereda Sabanilla, municipio de Ubaque, Cundinamarca, donde tiene cultivos de quinua, arveja, cubios y calabacín, entre otras hortalizas. “El problema era que con tanto uso de pesticidas no solo estaba envenenando al medioambiente sino también a mi organismo. Ahora elaboro abonos utilizando el estiércol de los animales y otros desechos sólidos como las cáscaras de las frutas y las legumbres”, suelta Sabogal. Hoy, este hombre hace parte de un grupo de 84 familias campesinas que desde el 2015 han iniciado un proceso de reconversión productiva en el marco del Proyecto Páramos, que lidera la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB) junto a entidades distritales y autoridades ambientales y que busca la conservación, restauración y uso sostenible de los servicios ecosistémicos en los páramos Chingaza, Sumapaz, Guerrero y los cerros orientales. El proyecto impacta a pequeños productores de alta montaña ubicados en doce municipios de los departamentos de Cundinamarca y Meta y en el área rural del Distrito Capital. De esta manera, y a través de las Escuelas Campesinas Agroecológicas, los beneficiarios han recibido capacitaciones en buenas prácticas agrícolas que incluyen entrenamiento en la elaboración de abonos orgánicos a partir de los residuos sólidos y líquidos que se generan en las fincas; en mecanismos de siembra que no generan erosión, en estrategias de protección de fuentes hídricas y en modos de producción más limpia. “Así aprendí que también debo sembrar árboles maderables para proteger el ecosistema de alta montaña y conservar los nacimientos de agua, e incluso, para no depender solo del agro, empecé a implementar un proyecto de apicultura que me permite generar ingresos con la miel y contribuir a la polinización en esta zona”, cuenta Sabogal. Por su parte, Priscila Moreno asegura que gracias este proyecto ella y sus vecinos han cambiado su forma de pensar. “Antes solo sembrábamos monocultivos pero entendimos que eso es malo porque acaba con los nutrientes de la tierra y hace que se erosione...

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