Sofía Gómez reta los límites humanos - 7 de Julio de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 685373069

Sofía Gómez reta los límites humanos

Hoy, en Dominica, Sofía intentará batir su propio récord en una nueva inmersión.

Julián Isaza Para EL TIEMPO* Cuando Sofía Gómez respira, la tela de su blusa sube y baja con levedad a la altura de su abdomen. No es su pecho el que se infla, es su estómago el que se mueve con el encogimiento del diafragma. Otras veces, en su respiración no hay sutileza: cuando entrena, su vientre se repliega hasta forrar las costillas y luego sus músculos abdominales se agrupan en una protuberancia que se contrae y expande, como si un grotesco parásito espacial estuviese acomodándose bajo la piel. Y otras veces, en cambio, Sofía no respira. En el 2014, en Chiapas (México), Sofía dejó de respirar durante tres minutos y nadó en una piscina olímpica la distancia de 195,76 metros. Cuando sacó la cabeza del agua y se agarró del borde, los espasmos por la privación de oxígeno la sacudieron desde el tronco. En la cara enrojecida tenía una mueca de esfuerzo, la boca estaba estirada en una dolorosa carcajada, como alguien que intenta escupir una espina. Durante unos segundos luchó para dominar las convulsiones y evitó ser descalificada. Ese día batió el récord panamericano en apnea dinámica. Un año antes, en el 2013, lo había intentado en Cali, pero cuando alcanzaba los 180 metros perdió el conocimiento y se hundió como galeón español. El cuerpo de un apneísta que se ahoga suele caer apacible, con gravidez lunar. No hay resistencia, solo un tranquilo descenso: una rendición narcótica al agua. “Un blackout –un desmayo en argot apneísta– se siente delicioso, uno se duerme. Cuando me sacaron yo ya estaba soñando”, dirá ella. ‘Apnea’ es una palabra que se usa con más frecuencia en medicina para designar la interrupción involuntaria de la respiración mientras se duerme: apnea del sueño. No son muchos los que la conocen como una disciplina deportiva que se practica en varias modalidades, tanto en aguas abiertas como en piscinas. Sofía devora una poderosa hamburguesa Pepper Jack término medio, acompañada de papas en cascos; un día antes, dio buena cuenta de un plato de tacos al pastor, un burro. Cuando formaba parte del equipo de natación con aletas –en Risaralda y luego en Antioquia– consumía 8.000 calorías diarias, pero ya no las cuenta. Sin embargo, es flaca y fibrosa. Su índice de grasa corporal es del 11 por ciento –el de una mujer que se ejercita con regularidad puede ser del doble– y cuando se inclina sobre la mesa apoyando los codos, los hombros se dibujan bajo las...

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