Stock de activos intangibles y rentabilidad empresarial. El caso de la industria hotelera española (2008-2019). - Vol. 32 Núm. 84, Enero 2022 - Revista Innovar - Libros y Revistas - VLEX 899366389

Stock de activos intangibles y rentabilidad empresarial. El caso de la industria hotelera española (2008-2019).

AutorRamón-Dangla, Remedios

Introducción

El turismo es uno de los sectores de mayor crecimiento mundial y se espera que la cifra de llegadas alcance los 1.800 millones en 2030 (World Tourism Organization [UNWTO], 2011). Su volumen de negocio es equiparable al que generan las exportaciones de petróleo, las de productos alimentarios o las de automóviles.

El complejo y versátil entorno en el que se desenvuelven las empresas del sector turístico les exige la creación de nuevas fuentes de valor que les permita mantenerse en una posición competitiva, con una gran capacidad de adaptación y de respuesta rápida ante el mundo globalizado y cambiante. Es en este contexto donde la innovación y la creación del conocimiento se definen como fuente de ventaja competitiva y, por extensión, del rendimiento, del éxito y de la supervivencia empresarial.

Aunque existe consenso al establecer la relación entre innovación y resultado empresarial, también es cierto que se produce una diversidad de conclusiones motivadas fundamentalmente por la propia aproximación a la medición de la innovación (Somohano Rodríguez et al., 2018). En este sentido, algunos autores como Leyva-Carreras et al. (2020) o Valderrama Santibáñez et al. (2019) se decantan por la utilización del capital humano y la medición de sus habilidades como fuente de innovación. Otros, como Orfila-Sintes (2005), Afflerbach (2015) u Oliveros y Martínez (2017), se centran más en relacionar la innovación con el grado de utilización de las tecnologías de la información y comunicación (TIC). Otros más prefieren aproximar la innovación a través de los gastos que realizan las empresas en investigación y desarrollo, como ocurre con DiMasi et al. (2016) o Lee (2019). Y hay otros tantos autores, como Larrán y Sotomayor (2005), Rubio Martín et al. (2013), Montresor y Vezzani (2016), Azofra-Palenzuela et al. (2017) o Ramón-Dangla et al. (2019), que buscan comprobar si la información que ofrecen las cuentas anuales de las empresas sobre activos intangibles puede mostrar una pauta de comportamiento en la innovación de algunos sectores económicos.

Los hoteles se encuentran entre las empresas más competitivas del mundo y el estudio de la implementación de prácticas innovadoras ha sido abordado por la literatura básicamente desde el punto de vista del análisis sobre el tipo de sus innovaciones, tanto tecnológicas como no tecnológicas (Martin-Rios & Ciobanu, 2019; Tavassoli & Karlsson, 2016). Así, por ejemplo, Szczygielski et al. (2017) han observado una relación positiva entre la innovación y el crecimiento del empleo en las empresas de servicios en Polonia, mientras que Chamberlin et al. (2010) no encontraron una relación clara entre resultados comerciales de empresas del sector de servicios más innovadoras y menos innovadoras, pero ninguno de estos trabajos investiga la influencia de la innovación, medida a través del stock de intangibles, en los resultados de la empresa.

A pesar de la importancia de la innovación en el sector hotelero, existe una sorprendente falta de trabajo empírico sobre la relación entre esta y los resultados empresariales. En consecuencia, el objetivo de nuestro trabajo es contribuir a esta rama de conocimiento y mostrar a las empresas hoteleras y a todos sus grupos de interés (stakeholders) si el stock de activos intangibles puede ser considerado como una variable proxy de la innovación y, por tanto, mantiene, o no, una correlación significativa con sus resultados empresariales, y si esta relación difiere según el tamaño y edad de la empresa, lo que podría servir para aumentar la racionalidad de la toma de decisiones de los agentes.

Nuestro argumento principal es que los activos intangibles contables pueden explicar parte de la innovación y, por tanto, tienen su repercusión sobre el resultado empresarial, pero la información que ofrecen las cuentas anuales sobre intangibles es insuficiente para afinar la relación. El trabajo ha sido estructurado en cuatro apartados además de esta introducción: el siguiente apartado está dedicado a la construcción teórica y formulación de hipótesis; el tercer apartado consta de la descripción metodológica que enmarca la investigación, y los dos siguientes apartados se refieren a la exposición de los resultados y las conclusiones, respectivamente.

Marco teórico y formulación de hipótesis

La innovación ha sido definida por la literatura de distintas formas, dependiendo de la perspectiva que se pretenda considerar. De entre ellas, nos quedamos con la que utilizó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que se basa en el concepto inicial shumpeteriaro de innovación, ampliado por las aportaciones más modernas que definen la innovación como la implantación de cambios significativos en el producto, en el proceso, en el marketing o en la organización de la empresa con el propósito de mejorar los resultados, debiéndose realizar estos cambios mediante la aplicación de nuevos conocimientos y tecnología que pueden ser desarrollados internamente, en colaboración externa o adquiridos mediante servicios de asesoramiento o por compra de tecnología (OECD & Eurostat, 1997).

En general, existe consenso entre profesionales y académicos al considerar que uno de los principales recursos de las empresas es su capacidad para generar innovaciones. La innovación genera un impacto positivo en las empresas y es considerada como una fuente de ventaja competitiva y, por tanto, como una variable clave para mejorar las ventas y los resultados empresariales (Hilmam & Kaliappen, 2015; Wang, 2014).

Así, por ejemplo, Duguet (2006) concluyó que, para distintos periodos y muestras empresariales francesas, existía una correlación positiva entre la participación en actividades de investigación y desarrollo (I+D) y la cuota de mercado. Por su parte, Lee (2019) estableció que existía una relación positiva entre las inversiones en I+D de las empresas y su valoración en los mercados, sobre todo en empresas de sectores intensivos en I+D. Szczygielski et al. (2017) confirmaron una relación positiva entre la innovación y el crecimiento del empleo en las empresas de servicios en Polonia. Por su parte, Martin-Rios y Parga-Dans (2016) resaltan la creciente importancia de las innovaciones no tecnológicas en las ventas del sector servicios y, en este sentido, Hinojo Lucena et al. (2020) hacen hincapié en la importancia de la inversión en formación del capital humano y sus competencias sobre el aumento de productividad empresarial; además, Arévalo-Avecillas (2018) concluye que tanto la inversión en tecnologías de información, como la inversión en capacitación al personal, la inversión en gestión del conocimiento y la mejora de las prácticas administrativas de las firmas pueden llegar a presentar una influencia significativa y positiva en la productividad y rentabilidad de las firma.

En sentido contrario, autores como Chamberlin et al. (2010) no encontraron una relación clara entre resultados comerciales de empresas del sector servicios y su grado de innovación. También es cierto que, en el caso de España, Vilaseca Requena et al. (2003) confirmaron que las empresas con presencia en mercados internacionales disfrutaban de una mayor acumulación de activos inmateriales, lo que conllevaba ganancias en la eficiencia y productividad empresarial, sobre todo en sectores tecnológicos.

Más recientemente, Naider (2012) determinó la existencia de una correlación de entre 1,099 y 1,107 entre la inversión en innovación y las ventas de las empresas; esto es, un incremento en el gasto en innovación en 1[euro] provocaría que las ventas de la empresa aumentarán entre 1,099[euro] (las que menos) y 1,107[euro] (las que más). Por otra parte, Azofra-Palenzuela et al. (2017) confirmaron que las empresas con mayores niveles de implantación de modelos de capital intelectual presentan mejores índices de productividad y de crecimiento de ventas, mientras que Ramón-Dangla et al. (2019) establecieron la alta correlación entre inversión en propiedad industrial y los resultados por ventas de las Autoridades Portuarias españolas.

Se puede decir que, aunque la innovación empresarial se aproxime desde distintas perspectivas, existe consenso en la literatura al considerar los intangibles como la base del desarrollo de la capacidad innovadora y fuente de una ventaja competitiva clave para mejorar las ventas, los resultados y, en definitiva, para crear valor empresarial (de la Fuente & Galende del Canto, 2003; Montresor & Vezzani, 2016).

Por ello, y siguiendo a autores como Vilaseca Requena et al. (2003), de la Fuente y Galende del Canto (2003), Montresor y Vezzani (2016), Azofra-Palenzuela et al. (2017) Ramón-Dangla et al. (2019), que basan sus conclusiones en la utilización de alguno de los activos intangibles contables de las empresas como variables explicativas de la innovación, se podría decir que estos son la base de la capacidad para generar innovaciones y, en definitiva, para crear valor empresarial. De ahí que planteemos nuestra primera hipótesis:

H1. Existe una relación positiva entre el stock de activos intangibles de las cuentas anuales y la rentabilidad económica empresarial (ROA) en el sector hotelero español. La mayoría de las innovaciones, y en especial las exitosas, son el resultado de una búsqueda consciente y decidida de oportunidades sobre el producto, el proceso, la organización del marketing o una combinación de varias (Martín-Ríos & Ciobanu, 2019; Tavassoli & Karlsson, 2016). La generación de conocimiento y sus cambios son recursos intangibles con unas características específicas y la inversión en ellos conlleva un alto riesgo, una incertidumbre sobre los beneficios futuros, sobre el control y sobre su valoración.

Los intangibles en una empresa están formados por recursos que pueden estar reportados en el balance, como, por ejemplo, la propiedad industrial e intelectual, la inversión en investigación y desarrollo, la inversión en marca o los recursos tecnológicos. Pero hay otros...

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