Su - Núm. 34, Octubre 2022 - Revista Desafíos - Libros y Revistas - VLEX 916356744

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AutorRobledo, Carolina
Páginas1e(6)

Mucho se ha escrito sobre el conflicto armado colombiano y, en particular, sobre las violencias que lo constituyen y que se ejercen en su mayoría contra la población civil. Desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, violencia sexual, desplazamiento y masacres hacen parte de los restos de la guerra, que se ensamblan para avanzar hacia la comprensión del pasado reciente.

A pesar de estos esfuerzos, sabemos bien que la memoria del conflicto no es un proyecto completo, y que corre el riesgo de dar pasos hacia atrás o de congelarse en cualquier momento. Por eso, resulta tan importante promover, desde todas las disciplinas y saberes, la capacidad de comprensión de las formas más degradantes de la guerra, pues estas constituyen la expresividad de estructuras sociales que deben transformarse profundamente, y que no solo interpelan a los actores armados, sino también a quienes hemos sido espectadores pasivos de sus atrocidades.

Mirando en retrospectiva el conflicto, desde la comodidad de las ciudades, hoy podemos ver con una dosis necesaria de autocrítica que vivimos las masacres como algo que ocurría en territorios ajenos a nuestra experiencia de país. Los medios de comunicación tuvieron mucho que ver en el modo de banalizar estos actos, pues los presentaron como parte de un paisaje rutinario, asediado por la idea de normalidad, mientras en los territorios rurales se libraba una guerra devastadora. No todas las masacres merecieron reportajes periodísticos serios, la mayoría fueron narradas a través de los boletines de prensa elaborados por las Fuerzas Armadas con lo tendenciosa que pudiera ser su interpretación del conflicto. Esta realidad marcó una especie de naturalización de la violencia extrema, que se tradujo en un régimen moral de permisividad social para su ejercicio.

El libro de Andrés Suárez se dirige hacia el esfuerzo ético por contrarrestar este estado de banalización recordándonos el carácter extraordinario de la masacre, un crimen excesivo y particularmente expresivo. Es justamente esta cualidad comunicativa lo que hace de la masacre un objeto de estudio interesante para la sociología y en especial para el autor, quien se propone analizarla como un acto estructurado y estructurante de lo social.

El trabajo de Suárez se suma al de las académicas colombianas María Victoria Uribe (1990) y Elsa Blair (2005), quienes desde la antropología y la sociología contribuyeron a entender el carácter excesivo de la violencia en Colombia, particularmente de aquellos crímenes considerados extremos. A partir del diálogo que sostiene con las académicas colombianas y con la literatura universal sobre la masacre, Andrés Suárez busca transcender una mirada estática del fenómeno, considerando que este no se presenta del mismo modo en todos...

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