Taraira, la incursión militar brasileña que hace 30 años dejó seis desaparecidos - 18 de Noviembre de 2021 - El Tiempo - Noticias - VLEX 878318509

Taraira, la incursión militar brasileña que hace 30 años dejó seis desaparecidos

La primera vez que le propusieron a Julio Quintero atravesar el río Taraira para pisar suelo brasileño en busca de oro fue a finales del año 1990. No le pareció conveniente. En aquel entonces, Taraira era un pequeño caserío a orillas del río que separa a Colombia y Brasil, en Vaupés. Desde 1988, cuando Julio llegó con apenas 20 años, este lugar, principalmente habitado por población indígena, se convertía en el destino de cientos de personas a las que había llegado el rumor de la minería artesanal, el boom del oro. Había trabajo para todos. "Todo funcionaba con normalidad -recuerda Julio-. La gente vivía de sacar oro y alcanzaba para todos; un kilo de arroz eran dos décimas de oro y así, la gente empezó a poblar la zona y a vivir del oro". Como la minería de aluvión se podía desarrollar con calma en este retirado punto del Vaupés, este joven minero no consideraba aún pasar al otro lado, hasta que, según recuerda Julio, el abastecimiento de comida y el combustible para trabajar en su proceso artesanal de minería empezaron a escasear a principios del año 1991. Julio responsabiliza por eso a la extinta guerrilla de las Farc, que por aquellos días empezaba a ocupar espacios en esa región del Vaupés, y como consecuencia, el Gobierno Nacional decidió cortar los suministros para ese punto. "La presencia de dos o tres guerrilleros hacía que el Estado restringiera la entrada de combustible y suministros para la minería -denuncia Julio-. De un momento a otro solo empezó a llegar trago, nada de comida tampoco y tocó pasar al otro lado porque no había cómo sacar el metal". Con una familia que alimentar y sin más opciones, Julio Quintero decidió vincularse a los grupos de mineros que ya desde hacía varios meses cruzaban hacia la selva amazónica del Brasil. La travesía por el oro Grupos de hasta 60 personas cruzaban el río Taraira durante el día y esperaban la noche internados en la selva brasileña. Allí hacían una gran cadena, arrodillados y tomados de la mano, para no perderse. "Eran unos 5 kilómetros de paso por el río, y luego, dos horas por el monte caminando -explica Julio-. Llegábamos a la zona y ahí nos quedábamos hasta que fuera la medianoche". Cuando la noche cubría el cielo, empezaban a caminar despacio hasta el punto donde se podía trabajar con batea y extraer oro. Las cosas marcharon bien durante un tiempo prolongado. Cada noche, los grupos crecían y crecían para desplazarse hasta el garimpo (como se le llama en portugués al punto o a quien...

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