La tecnología en el fútbol ya ha llegado: ¡que sea bienvenida! - 18 de Diciembre de 2016 - El Tiempo - Noticias - VLEX 655750761

La tecnología en el fútbol ya ha llegado: ¡que sea bienvenida!

“Quem nao faz, leva”, dice un refrán futbolero brasileño, en esa concisión notable del idioma portugués y de los escritores de esa lengua. Quien no hace los goles en el arco adversario, los sufre en el suyo. Eso le pasó en Osaka a Atlético Nacional, que convirtió su sueño de jugar la final del Mundial de Clubes ante el Real Madrid en una pesadilla: la de ser goleado por un equipo japonés. Aumentada por esa creencia –errónea, desde luego– de que el balompié de esa nación asiática no existe, es nada. Hay una resistencia obtusa a admitir que el fútbol se ha igualado, se sigue igualando. Y que se iguala para arriba, nunca para abajo. Con los años, el fútbol colombiano se fue aproximando al nivel de Argentina, Brasil y Uruguay (históricamente, los de arriba). Estos países no bajaron, subió Colombia. Ahora otros se le acercan a Colombia. Inglaterra juega más o menos como lo hizo siempre sin Bobby Charlton. Islandia no, ha mejorado montañas; tanto que eliminó de la pasada Eurocopa de Naciones a los inventores de este deporte. De modo que no hay que cortarse las venas: es posible perder con el Kashima Antlers. Atlético Nacional se lleva una enseñanza: antes de la final está la semifinal. Soñó tanto con la primera que tal vez se desenfocó. Y el medio colombiano otra más: por producción de jugadores –sobre todo–, crecimiento futbolístico y volumen de mercado, se siente en el umbral de la grandeza; sin embargo, para ser definitivamente grande hay una trinchera que debe cruzar y no cruza, un río que es preciso atravesar pero, al llegar a la mitad, por alguna razón no puede y vuelve a la misma orilla. Cuando futbolistas y equipos logren vadearlo muchas veces, habrá pasado esa frontera existente entre ser competitivo o respetable y ser grande. Son estados diferentes. Ese límite podría haber sido, por ejemplo, que Nacional llegara a la final y venciera al Real Madrid. O la Selección ganar una gran Copa América fuera de casa, o llegar a una final del mundo. Existe la tentación de decir que Nacional jugó bien en el primer tiempo porque dominó y generó una docena de situaciones de gol. Pero jugar bien incluye el gol; si no, es un fútbol platónico, declamativo. Falló en un aspecto clave: la definición. Y cuando uno dilapida un racimo de ocasiones propicias, no puede culpar a nadie sino a uno mismo. Sí mostró entusiasmo, velocidad, desequilibrio y a algunos hombres muy destacados como Mateus Uribe (va, viene, marca, tiene largo recorrido, pisa el área)...

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