La teoría económica, el afecto y la familia - Núm. 2, Enero 2000 - Revista de Economía Institucional - Libros y Revistas - VLEX 846746406

La teoría económica, el afecto y la familia

AutorHomero Cuevas
CargoEstudios de posgrado en McGill University
Páginas13-36
R
EVISTA
DE
E
CONOMÍA
I
NSTITUCIONAL
, Nº 2, P
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S
EMESTRE
/2000
LA TEORÍA ECONÓMICA, EL
AFECTO Y LA FAMILIA
Homero Cuevas*
1. ADAM SMITH, LAS EXTERNALIDADES Y EL STOCK DE BEBÉS
Ovidio incluyó en El arte de amar, cuyo título podría ser “El
arte de hacerse amar”, una nota de pie de página advirtiendo
que toda la ciencia ahí explicada, todos esos consejos útiles son para
los pobres, porque no los necesitan quienes tienen suficiente dinero
para hacer regalos costosos. Así, otro intento por separar la economía
del amor quedó frustrado. Y ello cuando todavía faltaban dos milenios
para los mercados de consumo masivo. Claro está, cuando se mezclan
esas dos cosas resulta difícil evitar la crudeza. Y ésta no le ha faltado
a algunos economistas.
Entre ellos, y para empezar por el principio, Adam Smith estudió
en la Riqueza de las naciones los determinantes del stock de bebés.
Concluyó que, en su ciega sabiduría, el mercado corregía déficits o
excedentes sin hacer sutiles distinciones con las patatas o las coles. La
oferta y la demanda laborales terminaban arbitrando la situación, y el
aumento o la disminución de los magros salarios se encargaban del
resto, a través de sus brutales impactos sobre la nutrición, las
comodidades y la morbilidad de la gran masa pobre de la población.
De cada diez niños, cinco podían morir, y en las regiones más míseras
hasta siete, antes de cumplir quince años.
* Estudios de posgrado en McGill University. Economista, exdecano de la
Facultad de Ciencias Económicas y Profesor Emérito de la Universidad Nacional.
Profesor de la Universidad Externado. Autor de tres libros y diversos ensayos
sobre teoría económica.
El autor agradece a Alberto Castrillón, Edgar Serrano y Luis Fernando Eslava
por sugerir y poner a su disposición el ensayo de Martyn sobre Sade, el survey
de Bergstrom sobre la familia y el libro Sex and Reason de Posner, en forma
respectiva. Y a Mauricio Pérez Salazar por su estímulo y apoyo permanentes y
sus valiosos comentarios, los cuales permitieron mejorar la versión original.
Homero Cuevas
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Como pionero de la teoría de las externalidades, Smith no parecía
sorprendido. Había inventariado beneficios públicos no reconocidos
como beneficios privados por el mercado. Y también había identificado
costos sociales no transmitidos por el mercado a los costos privados.
Como, en sus propios términos, la destrucción de cualidades humanas
por la división del trabajo. Pero el mismo argumento es extensible al
caso de los bebés. Todavía más si se tiene en cuenta que identificó
otro costo diferente para el costo de mercado del salario.
Sobre los impactos negativos de la división del trabajo recomendó
la promoción de la educación y de la cultura. Pero sobre el otro caso
se limitó a mencionar la justicia, y a esperar que en el largo plazo la
tendencia hacia el exceso de acumulación desatara su presión como
exceso de demanda y alza secular de salarios en el mercado laboral.
Como descubridor de la ley de la gravedad de los mercados, quizá se
sintió aplastado por una época que no había inventado el avión ni los
cohetes.
Por otra parte, en la Teoría de los sentimientos morales Smith
estableció una definición implícita de familia, como un nodo de
simpatías intensas. Es decir, como otro conjunto de externalidades
determinadas no sólo por la gratitud sino también por el amor. Ambas
son bienestar generado por la contemplación del bienestar de otro.
Pero el estímulo de la primera es un favor específico. De esta forma,
la familia aparece, en medida parcial, como un nodo de altruismos,
en oposición al mercado, considerado como un nodo de egoísmos.
Sin embargo, en la jerarquía de las simpatías la cúspide es ocupada
por el individuo mismo. “La naturaleza nos hizo egoístas por
compasión. Pues si resulta difícil llevar nuestra propia carga, resultaría
mucho más difícil cargar también las de los demás”. Luego, la simpatía
decrece en forma proporcional con el grado de consanguinidad,
describiendo en forma intuitiva la Regla de Hamilton de la Biología
de fines del siglo XX, como ha indicado Bergstrom, 1996. Por
consiguiente, el nodo de altruismos no es absoluto, dejando campos
para conflictos y para nodos como los de los mercados.
2. MALTHUS, LA CARIDAD Y EL AMOR ERÓTICO
Malthus, en cambio, pensó en construir cohetes. Su argumento era
también crudo. Los bebés eran liquidados por la miseria, no sólo en
forma física sino también moral, porque los salarios eran bajos, debido
a excesos de gente en el mercado laboral. Luego, se podría romper el
círculo mediante una estrategia monopolista de restricción de oferta
para mantener el precio del trabajo artificialmente alto. Es decir, a
través de restricciones artificiales o conscientes sobre el crecimiento

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