Teresita - 7 de Febrero de 2017 - El Tiempo - Noticias - VLEX 664315981

Teresita

Sin ruta y sin prisa

Fernando Quiroz

Si alguna vez la han visto, saben que a medida que sus dedos acarician el piano –o lo golpean: esa es parte de la gracia: darle a cada nota la fuerza que se merece– se va erizando la piel. Y esa descarga que recorre el cuerpo interrumpe por un segundo la concentración, apenas un segundo que se pierde en un suspiro o en el movimiento lento de las manos para retirar las lágrimas que han empezado a caer sobre las mejillas. Entonces uno comprende que Teresita Gómez se ha robado todos nuestros sentidos: incluso aquellos a los que no les han puesto nombre. Mientras la sala se llena con notas que conmueven, que transportan, es un placer enorme ver el espectáculo de sus dedos sobre el piano, como si teclas y dedos fueran un solo órgano: un instrumento de fibras y de pequeñísimos huesos y de nervios que se convierten en cuerdas y de piezas de marfil, unas negras, otras blancas. Y de esa pasión que es más importante que todas las clases y todas las horas de práctica. Una pasión que se empezó a adueñar de Teresita Gómez cuando era apenas una niña que corría por los pasillos del Palacio de Bellas Artes de Medellín, y en las noches silenciosas, después de que todos se habían ido, se colaba en los salones repletos de atriles y de instrumentos, se sentaba en el piano y empezaba a hacerlo sonar. Allí vivía, pues fue adoptada por don Valerio y doña...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR