Tiendas de lujo y hasta un concesionario Ferrari se toman los barrios del este de Caracas
ANA MARIA RODRIGUEZ BRAZÓN - CORRESPONSAL DE EL TIEMPO - CARACASEn los últimos años, Caracas pasó de ser una ciudad deprimida a una capital llena de nuevos y creativos restaurantes, tiendas de lujo y concesionarios de carros, incluidos los Ferrari. En las principales vías se observan camionetas último modelo que aún conservan su olor a nuevo, mientras los parqueaderos se quedan sin puestos a las afueras de discotecas y casinos. Así se dibujan ahora las noches en el este caraqueño. En la otra mitad, o lo que se conoce como el oeste de la capital, que comprende las zonas populares y barriadas, el panorama no es para nada similar. Con poca vigilancia policial, las personas prefieren llegar temprano a sus casas para evitar ser víctimas de la delincuencia. Los taxistas evitan recorrer esas zonas pasadas las 7 de la noche, y la vida nocturna es escasa. Solo uno que otro puesto callejero de comida chatarra queda abierto hasta la madrugada, y a tempranas horas son los mercados populares de venta de alimentos los que se toman las calles. Tras cuatro años de hiperinflación y una caída sostenida del producto interno bruto (PIB) estimada en 80 por ciento, una producción petrolera que no logra remontar el millón de barriles diarios y una pobreza extrema que se estima en el 58 por ciento, la Venezuela de lujo sobresale en medio de la incredulidad y de una inflación que cerró en 20,2 por ciento en febrero pasado. Y es que la sensación de recuperación económica alcanzada a mediados de 2022, el alivio de sanciones petroleras por parte de Estados Unidos y la cada vez más acentuada dolarización de facto comienzan a desinflar la burbuja en Venezuela. Hace casi un año, el país dejó atrás el ciclo hiperinflacionario y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) pronosticó un crecimiento para el país de 12 por ciento en 2022 y 5 por ciento para este año. Los precios, no obstante, vuelven a remontarse y el tipo de cambio no logra contenerse. Un dólar equivale a 24 bolívares, según el precio oficial del Banco Central de Venezuela, aunque en el mercado paralelo se cotiza en 25 bolívares. Así, el salario mínimo en el país equivale a 5,4 dólares mensuales o 130 bolívares. En medio de ese panorama se abrió paso la llamada "Venezuela vip". Un anglicismo con el que se le ha comenzado a denominar a los sectores o grupos que asisten a los restaurantes, locales, hoteles y tiendas de alto nivel, dejando atrás el boom de los llamados bodegones...
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