Tiro directo - 30 de Septiembre de 2013 - El Tiempo - Noticias - VLEX 464763166

Tiro directo

La tentación populista

Mauricio Vargas

Desdicen mucho del discurso renovador que plantea el Partido Liberal sus mañas clientelistas y puesteras y la resurrección en las listas al Congreso de figuras que, si bien fueron importantes en el pasado, hoy son referencia justamente de eso: del pasado. Pero más grave que lo anterior es que las directivas liberales se hayan dejado tentar por propuestas populistas que arrancan el aplauso fácil de la galería. Es el caso de la iniciativa del senador liberal Luis Fernando Velasco –un congresista por lo general serio y juicioso– que el director del liberalismo, el representante Simón Gaviria, respalda de lleno, de bajar en alrededor de mil pesos el precio del galón de gasolina, que hoy ronda los $ 8.600. Como toda idea populista, suena muy bien. Los que llenamos el tanque dos veces a la semana nos ponemos felices. Pero no se trata de mirar el asunto con egoísmo. Se impone examinar las implicaciones de una medida que, justamente por lo bonita que parece, despierta sospechas. El galón de gasolina le cuesta al distribuidor más de $ 4.900. Los $ 3.700 restantes del precio lo componen impuestos y el margen que cubre transporte y comercialización. Gracias a la sobretasa de la gasolina, las regiones reciben $ 1.270 por galón vendido, el 10 por ciento de sus ingresos tributarios. Se trata de fondos que suelen dedicar a vías, muchas de ellas en barrios pobres. El Gobierno nacional recibe $ 1.075 por galón, que al año totalizan unos 2,7 billones de pesos y financian programas sociales. ¿De dónde recortar? Una primera opción es eliminar la sobretasa. Al hacerlo –repito–, las entidades territoriales perderían en promedio el 10 por ciento de sus ingresos tributarios. Pero las regiones más pobres, que carecen de grandes fuentes de financiación, se quedarían sin el 30 por ciento de esos ingresos, lo que las golpearía duramente. Otra posibilidad es eliminar el impuesto nacional a los combustibles. Con ello, desaparecerían de las arcas de la Nación más de $ 2,7 billones anuales y se quedarían sin recursos los programas Familias en Acción, que favorece a los hogares más humildes, y Colombia Mayor, que ayuda a los ancianos en riesgo de indigencia...

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