¡Todos los caminos conducen a la paz y a la constituyente! - 23 de Mayo de 2015 - El Tiempo - Noticias - VLEX 570801942

¡Todos los caminos conducen a la paz y a la constituyente!

La Constitución de 1991 ha cumplido su ciclo Las 37 reformas constitucionales ya aprobadas y las otras tantas en curso, así como la perversión de poderes reales que penetran la economía, la política y la vida social colombiana, han destruido el frágil sistema de contrapesos entre instituciones públicas y han sumido en la abyección nuestro régimen político. El escándalo actual de la Rama Judicial, aunque es hoy el más conspicuo, lastimosamente está lejos de ser la única muestra de agotamiento de la democratización y gobernanza que buscó el constituyente primario en el 91. No estamos ante una crisis que se resuelva con paliativos. Ni las renuncias individuales, ni un carrusel de controles entre eslabones todos maculados de la actual institucionalidad pueden ser salida real de un colapso funcional, político y ético del conjunto del sistema político, como lo atestiguan los presentes debates a propósito de las reformas constitucionales en curso sobre equilibrio de poderes, en medio de la creciente ilegitimidad de todas las ramas del Estado. Por el contrario, el actual desbarajuste político e institucional, aunado a las inmensas posibilidades de reconciliación de los colombianos, muestra rasgos similares a los que engendraron el proceso constituyente plasmado en la Carta Magna de 1991. Se nos presenta, entonces, por delante la posibilidad de un tránsito histórico que inexorablemente requiere un correlato jurídico; se trata de la confección de un nuevo ordenamiento político y legal acorde con la más grande transformación social y política del último siglo en el país: la finalización del extenso y doloroso conflicto social armado. Por ello, como en el proceso que desembocara en 1991, lo que se pone en el orden del día no son las cortapisas jurídicas de la actual normativa legal para su transformación, sino los requerimientos políticos del pueblo soberano, los fines mismos de la nación colombiana, con la paz como derecho supremo. Un cuarto de siglo después del valioso pero truncado esfuerzo democratizador del 91, vale la pena recordar que en aquel momento se privilegió el clamor nacional por buscar salida de la aguda crisis antes que del cuello de botella jurídico que apenas meses antes había hundido tímidas reformas constitucionales. La paz, como derecho fundamental y como fin mismo de nuestra nación, debe dar curso a las salidas políticas que requiere el nuevo momento histórico. Aprendamos de nuestra historia: para que termine de verdad la guerra...

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